»Honey«

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Algodón de azúcar.

Tamaki y Emilie eran grandes amigos desde que eran pequeños. Eran muy cercanos y unidos, eran el confidente del otro. Dejaron de verse en primaria lamentablemente. Lili pasó la secundaria en Francia donde eran un poco más "liberales" que en Japón. De hecho ahí nació sólo que por cuestiones de trabajo de su padre tuvieron que mudarse a Japón cuando era pequeña. En su regreso a su país natal comenzó a cambiar su aspecto. Se convirtió en lo que podrían llamar una "Gal". Se tiñó el cabello de rosa, usaba un accesorio azul con flores en el pelo y aretes. Se puso uñas postizas medianamente largas con colores pastel y diseño de caramelos, ya que los adoraba y le parecían lindos también.

Emilie gustaba cuidar su figura, sí, pero los dulces eran su perdición. Al menos lo compensaba yéndose a correr todas las mañanas para mantenerse saludable y poder seguir disfrutando de las golosinas.

Después de algunos años, la pelirosa volvió a su querido Japón para cursar su segundo y tercer año de bachillerato. Cabe destacar que ella y Tamaki nunca perdieron en contacto. Quizá no era tan frecuente debido a sus ocupaciones, pero siempre estaban ahí para el otro a través de cartas, llamadas o mensajes de texto. Así que Emilie le dio la gran noticia a Tamaki una semana antes del traslado.

-¡Hola, Kiki~! ¿Cómo has estado?- Sí, le decía "Kiki" de cariño, le parecía tierno. Tamaki difería... Un poco.

-He estado bien, gracias por preguntar linda Lili, pero... Ya te he dicho que eso de Kiki suena a nombre de perro.- Infló sus mejillas aunque no lo vieran. Ella ya sabía su reacción y la expresión que había hecho en ese momento sin embargo, lo conocía muy bien. -Pero cuéntame, ¿qué hay de ti? ¿Alguna novedad?

Una sonrisa apareció en sus rosados labios, ¿que si había novedad? ¡Claro que sí! No se lo esperaría y ella no cabía de la emoción por decírselo.

-He estado bastante bien también, gracias. Respecto a lo otro; vamos, es un lindo apodo y lo sabes.- Soltó una risita antes de proceder. -¡Qué bueno que preguntas! Sí que hay buenas nuevas; ¡regresaré a Japón la próxima semana para terminar el bachillerato allá! Y lo mejor es que será en Ouran, ¡contigo!

Tamaki se emocionó en cuanto escuchó que su gran amiga volvería a Japón, pero aún más cuando se enteró que estudiarían en la misma escuela.

-¡Esa es una gran noticia, Lili! No puedo esperar a que estemos juntos de nuevo, como cuando éramos pequeños. Tienes que conocer a mis amigos. Tenemos un club muy interesante, ya lo verás cuando vengas.

-¡Sí! Me dará mucho gusto verte de nuevo, y por supuesto conocer a tus amigos también.- Ambos hablaban con emoción. Contaban los días hasta su ansiado reencuentro.

Pasaron varios minutos más hablando de todo un poco hasta que se despidieron y tuvieron que colgar. Emilie se quedó pensando en cómo sería el reencuentro y sobre todo cómo eran los amigos de Tamaki. Seguro era gente única y extraordinaria. Y sí que lo eran, no por nada Tamaki reunió gente distinta entre sí haciéndolos únicos, pero también eran grandes personas como él.

Como cuando estabas impaciente por algo que ansiabas; los días parecían eternos, pero en realidad transcurrieron con bastante rapidez. Un parpadeó y ya era el gran día. Usualmente se solía despreciar lo Lunes, pero éste sería un gran inicio de semana porque los amigos de la infancia se verían de nuevo y además conocería nuevos.

Emilie se levantó y preparó más temprano de lo habitual. No era para menos, ya quería llegar a Ouran. Se vio una última vez en el espejo con el uniforme puesto, definitivamente todo le quedaba bien. Eso la hizo sonreír. Tomó su desayuno junto a su padre y después de lavar sus dientes se fueron hacia la escuela.

«Oυran нιgн ѕcнool нoѕт clυв one ѕнoтѕ»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora