VII

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Sky

Después de una hora de regañarme, Lydia por fin hizo la pregunta que se estaba guardando.

— El Alfa Jackson.. te hizo algo? Te dijo algo fuera de lugar?

Lo pensé, realmente no. No me había hecho nada, si bien estuvo muy mal que correspondiera a mis feromonas.

Quiero aclarar que no suelo llevarme muy bien con los Alfas, mayormente suelo tener muchos problemas porque la mayoría quería matarme y me despreciaban por mi olor, ya que es muy "dulzón" y la otra mitad quería cortejarme para "unir lazos". Cosas como estas es por las que mi tío no me permite relacionarme mucho con la manada ni con cosas que tengan que ver con el consejo.

Y la verdad estaba muy agradecido de eso.

— No me hizo nada. — suspiro. — Pero, se sintió bien..

No pude evitar decirlo, poco a poco sentí mis mejillas calientes subiendo hacía mis orejas. Y una extraña sensación en mi vientre.

— Sky, — podía sentir su mirada de completa desaprobación, sus manos tocaron mi cuello y mi frente. — ¡Tu celo! Me sentó en la cama y fue corriendo a revisar las gavetas.

Tenía la necesidad de sentir esas manos por mi cuerpo, algo en mi cabeza lo gritaba con desesperación.

Alfa.

Alfa.

Alfa.

Sentía cada centímetro de mi cuerpo calentarse de forma rápida, y ahí abajo empezó a humedecerse, mis ojos se aguarón, odiaba que mi cuerpo hiciera eso.

— Abre la boca, Aquí tienes, bebelo rápido. — coloco las tres pastillas rojas en mi lengua y me dio el vaso de agua.

Trague, con bastante dificultad, las pastillas eran grandes, las tres juntas se asemejanban al tamaño de un bombón de chocolate. Me tumbe hacia atrás, mi cuerpo se sentía pesado.

Mi respiración bajaba, era lenta y pausada.

— Cierra los ojos y descansa, en lo que la pastilla hace efecto. — se acercó a mí y dejó un beso en mi frente. — Vuelvo en un par de minutos, no te muevas de allí. — asentí pesadamente, y escuche como le colocaba doble pestillo a la puerta.

Podía sentir como la calentura empezaba a neutralizarse, los supresores que utilizaba eran más fuertes que los de un Alfa y no eran del 100% seguros, básicamente son drogas combinadas con algunos fármacos, disque moderadamente.

Poco a poco empecé a perder la noción sobre lo que estaba pensando y todo se volvía negro, finalmente me había quedado dormido.

Horas después.

Escuchaba mi nombre a lo lejos, una, dos, tres veces, lentamente abría mis ojos y encontré a Lyd de rodillas frente a la cama mientras me acariciaba el cabello.

— Cariño, ya son las 03:28 de la tarde, tienes que comer algo.

Asentí a medio dormir, pero sentí mi cuerpo tibio y subiendo.

— Lydia, creo que.. me toca otro supresor, me siento, caliente. — murmuré pausadamente, seguía teniendo sueño.

— Entiendo, espera aquí.

Después de tomarme el supresor, me metí en el baño para ducharme mientras Lydia me esperaba afuera con la ropa que me iba a poner. Se me hizo bastante raro no oler sus feromonas calmantes, suele hacerlo para mantenerme calmado y no tan húmedo ahí, pero la verdad es que me sentía tan cansado hasta para hablar.

Al salir me tendió una ropa no tan cómoda pero bastante fresca.

— ¿Hmm? — gemi confundido

¿Vamos a salir? pensé, no suelo hacerlo cuando estoy en mis días, okey, eso fue muy femenino de mi parte.

Un Omega Para El Alfa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora