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Shirou observo las luces en el cielo, "uno, dos, tres, cuatro", empezó a contar hasta que la última luz se desplego y el rastro luminiscente comenzó a caer cual fuego artificial.

Shirou termino el conteo en el número 7, cada luz de diferente color se abrió paso por si sola iluminando el cielo estrellado, la imagen de los fuegos artificiales que alguna vez observo en pleno festival de verano reverbero con fuerza dentro de su cabeza, sin embargo "aquello" era completamente diferente, por lo que Shirou no pudo sentir la alegría y emoción que alguna vez se instaló en su corazón cuando fue por primera vez al festival de verano en Fuyuki con su difunto padre.

Ya que, después de todo no se encontraba en medio de algún festival -al menos que él recordara-.

La ciudad de Fuyuki a pesar de ser una ciudad pequeña contaba con una extensión rica de tierra, con un río que conecto a Fuyuki no solo con la ciudad más cercana, sino que contó con una rica diversidad de peces y un muelle que permitió la entrada de barcos, generando así que como tal el comercio marítimo se abriera paso para los lugareños ante el turismo como la venta de marisco.

La mayoría de sus edificios permanecieron con su diseño original a pesar del gran incendio que se llevó acabo hace 10 años. Siendo el más antiguo el templo Ryuudou, lugar donde se llevaban a cabo los festivales en Fuyuki, el templo, que se encontraba colindando con las montañas, era un lugar apacible, Shirou quien no solo lo había visitado en los festivales de año nuevo, también lo visito en repetidas ocasiones ya que su compañero de clase y amigo Issei vivía ahí. Por lo tanto tenía un conocimiento intrínseco del tipo de procesiones que se llevaban en el lugar.

Por lo que sabía claramente que no había forma de que las luces en el cielo que estaba observando esa noche fuese algo relacionado con el templo Ryuudou o alguna celebración en particular en Fuyuki.

Además, observando con detenimiento se dio cuenta que, por la posición de dónde las luces se encontraban, estaban en la dirección opuesta al templo.

Shirou miro las 7 luces bajar lentamente, mientras un mal presentimiento se estaciono en su corazón, y este solo se intensifico cuando escucho el jadeo de Saber a un lado, quien miro la misma escena que él estaba observando.

La respuesta del misterio pareció más surrealista de lo que en realidad alguna vez imagino. Shirou frunció el entrecejo, ante la imagen que estaba observando en ese momento cuando llegó a la iglesia en la cima de la colina, junto a él, Rin Tohsaka también había fruncido el entrecejo y dio un par de pasos hacia adelante, mientras señaló al hombre que tenían al enfrente con un dedo.

—¿Acaso es alguna de tus estúpidas bromas, Kotomine? —reclamo Rin con enfado, el hombre por supuesto ni se inmutó, desde que Tohsaka lo presento con el sacerdote de la iglesia de Fuyuki Shirou determino que tenían una relación complicada por lo que no se atrevió a intervenir ante el desplante de la chica.

—Qué más quisiera que lo fuera —frunció el entrecejo, parecía molesto al igual que Rin, Shirou noto su voz un poco más grave de lo que era, sus cuerdas vocales parecían estar irritadas— Sin embargo no es así. La quinta guerra del santo grial queda suspendida por tiempo indefinido.

Shirou escucho el despotricar de Rin de regreso a casa antes de que sus caminos se separaran. Y tras caminar un par de cuadras soltó su mayor duda, siendo una persona externa al mundo de la magia, quien había invocado a Saber por error apenas hace unos días, aún no sabía mucho sobre las reglas y parámetros que usaban los magos.

—¿No era "algo" importante la guerra del santo grial como para ser cancelada?

Si bien Shirou no se encontraba del todo ansioso a participar, su acuerdo con Tohsaka y el hecho de que ese sacerdote no le diera una buena espina le habían hecho tomar el toro por los cuernos.

Esposa a la fuerzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora