9 - Final

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—Hubieras visto a papá. —Decía Taehyung, sus ojos brillaban hermosamente mientras hablaba de su familia. Jungkook le acariciaba el cabello, suave y bien cuidado, mientras estaba recostado encima del cuerpo de Taehyung. —Estaba feliz, viejo de mierda, nunca lo vi tan feliz.

—Me alegro de que se hayan llevado bien. —Le dijo Jeon, le pasó los dedos por esa piel bronceada. El amaba la piel un poco tostada de Taehyung. Le imaginaba a un chocolate fino. Y el amaba los chocolates. —Parece que era a mí a quién odiaba.

—Él odia a todo el mundo. —Dijo Taehyung, acariciando la piel de la espalda de Jungkook. Ambos estaban desnudos y acurrucados después de una intensa sesión de sexo. —Solo que... de alguna forma pareció agradarle mis hijos.

—¿Fue complicado...?. —Preguntó Jeon, sabiendo que se adentraba a territorio peligroso y algo de lo que saliera de ahí podría dolerle. No le importaba. —Follarte a esa chica para tener a tus hijos.

—Fue difícil, quizá al comienzo. —Dijo Taehyung, mirando hacia el techo. —Tuve que embriagarme hasta la médula para follarla la primera vez.

—¿Y que tal fue?.

Tae sonrió, Jeon salió de encima de él y se acostó a su lado izquierdo. Taehyung se giró hacia él, quedando frente a frente.

—¿Buscas cumplidos?. —Preguntó Tae.

Jeon sonrió, acariciándole el cabello.

—Yo solo hacía una pregunta inocente.

Taehyung se inclinó tomándole los labios con los suyos. Dios, besarlo era una dulce y torturante droga.

—Estás clavado tan al fondo de mi que nunca nadie te superará. —Le dijo Tae, pasándole las manos por el cuerpo. Ambos estaban satisfechos, y sintieron esa caricia como mimos. Porque la piel de Jeon era melosa, suave y perfecta. Y él le acarició desde la cintura hasta los muslos. —Ni en el sexo ni en todo lo que me haces sentir.

—Te amo. —Le dijo Jungkook, abrazándole por los hombros. Se pegaron. —Mucho.

—También te amo.

Se besaron así. Un poco desnudos, un poco enamorados, un poco cariñosos pero sin dejar el toque picante que les encantaba a ambos.

Cuando se separaron, Jeon lo miró, miró en detalle la cara de Taehyung, sus labios, su nariz, sus cejas, sus maravillosos ojos. Él lo acarició suavemente, como una joya. Y tae para él lo era. Una joya invaluable.

—Daría todo para que te quedaras conmigo. —Dijo Jungkook, Taehyung le besó la mano.

—Vente conmigo entonces.

—Lo daría todo si tú también estás dispuesto a darlo. —Le dijo Jeon, los enormes ojos de Tae le miraron. —Y no te voy a pedir jamás nunca algo así de egoísta.

—Jungkook...

—Cállate. —Le dijo Jeon, enterrando su cara en el cuello de Tae. —Te adoro, hijo de puta, está bien ya terminarlo aquí.

—No, eso no es lo que quiero. —Le dijo Taehyung, acurrucándose en él. Jungkook disfrutó eso, esos segundos de absoluta intimidad entre ellos. Era encantador. —Quiero que vayas conmigo, que te quedes siempre conmigo.

—No puedo dejar toda mi vida atrás, Kim, lo sabes.

—Lo sé. Es egoísta, soy un hijo de puta egoístem —Dijo Taehyung, sonaba dolido, profundamente herido.

—No me importa, soy tuyo de todas maneras. —Rió Jungkook. —Míranos, amantes, mejores amigos, compañeros sexuales, confidentes, hemos sido de todo con la mejor parte de todo.

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