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(Si deseas pon la canción de multimedia).

Apolo pestañó mientras veía por la ventana del carruaje de madera, se sentía como en un sueño de fantasía, no podía creer que Leónidas haya alquilado un carruaje para él el día de su boda. No creyó que sería capaz de llevarse bien con ese policía que conoció a la salida del hotel barato ese. Pero ahora, he lo aquí, apunto de ir al altar, con un enorme estómago; lo bueno es que el hermoso vestido que tenía podía llegar a ocultar el embarazo. 

En estos meses, había Sido difícil, y más después de enterarse de que ninguno de los colegas y amigos de Leónidas lo quería como el Omega de ese alfa, es mas, lo veían  con  desprecio y desagrado; sabía por boca de Haggis que hablaban muy mal de él a sus espaldas, en su defensa, no tuvo más opción, necesitaba dinero y desde que tuvo sexo por primera vez; para él fue como una adición; una muy deliciosa adición, pero ahora, que había acordado un trato con Leónidas, ya no podría estar con nadie más, ni siquiera con el padre de su hijo. Leónidas había Sido muy claro en eso.

El Omega disfrutaba el paisaje, era el tiempo en el que se acercaban las fiestas de navidad, habían luces de colores en  todas partes en la ciudad; no importaba a donde voltearas a mirar, no te sorprendería encontrarte con puntos luminosos y de colores en cualquier local y hogar. Sin mencionar a ese enorme árbol de navidad que había visto unos minutos atrás.

Siendo honestos, no sabía si había Sido una buena idea venir en carruaje mientras la calle estaba tan congelada, solamente esperaba que el carruaje no perdiera el rumbo ó algo así.  La nieve seguía cayendo, para él era agradable y mágico, por primera vez, se sentía en un cuento de Hadas. Tenía un hermoso vestido de color blanco, llevaba un velo en  la cabeza y un hermoso ramo de flores de plástico en sus manos. Estaba nervioso, aunque había mucho frío; él estaba sudando. La semana pasada había cumplido 18, todo esto era tan repentino, casado y con un bebé a tan temprana edad. El inhaló y exhaló.

"La novia perfecta" eso es lo que Haggis y Artemisa le dijeron hace un buen rato cuando lo vieron vestido de esa forma tan glamorosa. No hizo falta que lo repitieran dos veces para creersélo. Lo sabía, sabía que él era perfecto y majestuoso.

—Ya estamos a punto de llegar —sobó su estómago, como si hablara con el pequeño que tenía en el vientre.  Por lo que veía, estaba muy cerca del salón de fiestas que Leónidas había alquilado.

—Vamos cariño, debemos hablar de esto… —la voz de Qin. El cabello negro veía de manera suplicante a su esposa. Alvitr frunció los labios, sabía perfectamente a que se refería el alfa, al divorcio, aunque claro, ella no quería, no quería que sus amigas pensaran que Qin dejó de gustar de ella y la abandonó; sin duda sería vergonzoso. La chica se cruzó de brazos y le dió la espalda.

—Sé de que quieres hablar y mi respuesta es no, no Qin, no voy a darte el divorcio —habló Firme la omega, ella tenía un hermoso vestido color azul, era elegante y sofisticado, la hacía resaltar y claro, como la hija de un hombre poderoso y rico; debía lucir como tal, debía lucir glamorosa y radiante —. No lo haré, por mi bien y por el bien de mi bebé, además, si logras divorciarte de mí, sabes que mi padre es muy influyente, te dejará sin empleo y no podrás ver a Hanmin… —se refirió a su pequeño de ocho años —. A todo esto… ¿Por qué quieres divorciarte de mí con tanta desesperación? Si te lo he dado todo, una bella esposa, un hermoso hijo, un estatus y hasta un empleo… ¿Por qué quieres echar todo eso a la basura, Qin? —suspiró, sabía perfectamente el porque —. ¿Hay alguien más… no? —Qin no respondió, eso respondía a su pregunta. Todo este tiempo su esposo en vez de  "salir con sus amigos"; salía a ver a alguien más. Alvitr tenía ganas de gritar, pero como la dama que era, tan solo se aguantó y se alejó de su maldito esposo infiel. Quin bufó, ella ya lo sabía, y no tuvo que decirle nada.

Incroyable.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora