¿De enemigos a amantes?

Cajón Que No Cierra

Los movimientos de Ghost eran bruscos, fuertes y agresivos, pero igual te gustaban, mientras te tenia saltando en su regazo, con sus manos apretá tus glúteos y le da palmadas, el calor en la habitación era intenso, y para suerte de ustedes no había nadie por los pasillos.

Tus gemidos y jadeos llenaban la habitación, haciendo que la exitacion en Ghost sea más grande, su miembro estaba duro, y al saltar te dolía pero seguías haciéndolo.

Ghost-Sigue así...~

Decia el mientras gemia y soltaba jadeos. Luego de un rato, un último gemido salió de la boca de Ghost y sentiste como se había venido en ti.

Ghost-Lo hiciste bien, ahora en cuatro.

Dijo el firmemente, tu le hiciste caso, te pusiste en cuatro en la cama, el te miro con deseo y exitacion, sin avisar, metió su miembro en tu agujero vaginal, hacía movimientos continuos, aveces eran lentos pero otras veces era rápido, sentías su agarre en tu cintura, apretando con firmeza, mientras seguía con los movimientos te daba fuertes nalgadas, sus respiraciones eran aceleradas, no paraba, seguía sus movimientos sin importarle qué te doliera.

Ghost-Gime más para mi~

Dijo el, tus gemidos eran continuos y cada vez se hacían más fuertes, le gustaba escucharte. Lentamente saco su miembro de ti y te acostó en la cama, quedando mirando hacia arriba.

Ghost-Abre tus piernas, te aviso que no parare hasta que te vengas

Dijo el, llevo dos dedos a tu boca y los comenzó a mover para dejarlos húmedos con tu saliva, luego los saco y los guió a tu intimidad, comenzó a moverlos, de adentro hacía afuera, tus gemidos no se detenían, tu te retorcias del placer. Con su dedo pulgar comenzó a hacer círculos en tu clitoris, haciendo que llegues cada vez más a tu clímax, el no paraba, te miraba con una sonrisa malvada, seguía sus movimientos hasta que te viniste en su mano.

Ghost-Bien echo

Dijo el con una sonrisa, quedaste en la cama temblando, no podías no pararte, el noto esto, te tomo y te llevo a la bañera, allí te lavo con agua caliente y te limpio, te seco y te coloco una polera suya, la cual obviamente te quedaba grande, te puso en la cama y se acostó junto a ti, acurrucados los dos.