¿De enemigos a amantes?

Noche salvaje

Ambos siguieron besándose, deseando tanto este momento, y ahora que ambos lo habían logrado obtener, no iban a desperdiciarlo. No importaba lo que sucediera a su alrededor, ahora sentían que eran ustedes dos en este mundo, nadie más, nadie que los molestara y los sacara de esta gran fantasía.

Ghost comenzó a pasar sus manos por tu cuerpo, hasta llegar a tu abdomen, agarro la camisa húmeda y comenzó a subirla para quitarla, sin dejar de besarte, cuando te la quito completamente, empezó a besar tu pecho, haciendo que se te erizara la piel a sentir el tacto de sus labios en tu pecho, se sentía como un sueño, como si ustedes nunca hubieran roto, era un maravilloso sueño para ambos.

Ghost te subió encima de el, quedando sentada arriba, luego, te quito el sostén (brasier, corpiño) Y agarro uno de tus pechos, llevándolo a su boca y comenzando a succionar, mientras que con  su mano más cercana, comenzaba a hacer círculos en el peso de tu otro pezón, haciéndote soltar unos pequeños gemidos de placer.

Luego agarro tu pantalón y lo bajo, igual que tu tanga, luego se desabrochó el cinturón y bajó sus pantalones también, allí, metió su miembro duro y grueso dentro de ti, haciéndote gemir aun más fuerte que antes, agarró tus caderas y comenzó a hacer que saltaras.

Ambos envueltos en esta pasión, era como un sueño echo realidad. Tus gemidos llenaban la sala, y eso era aun más excitante para Ghost, tus gemidos eran como música para su oídos, u eras todo lo que el quería, deseaba y anhelaba, tu eras su única debilidad, y ahora te la demostraría, llenándote de su semilla, pero, aun así, seguías saltando, sin importar que el semen saliera de ti y se esparciera por la camisa de Ghost, ambos estaban embobados en lo que estaban viviendo.

A la mañana siguiente te despertaste en a cama de Ghost, sin recordar mucho lo sucedido. Bajaste y el ya estaba despierto, tomaste asiento para desayunar, pero, llamaron a la puerta, ¿Quién podría ser a esta hora? Oh, Dios...