004 - FALSAS AMISTADES.

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Los días siguientes a mi llegada fueron complicados para todos.

Mi magia estaba fuera de control.

Los abuelos lograron que se estabilizara un poco pero no aseguraban que todo iría bien. Estaban preocupados por que eso fuera un problema para el director de Hogwarts pero le aseguro que mientras se mantuviera en secreto y solo lo supieran las personas necesarias todo saldría bien y el arreglaría todo para que mi estancia ahí fuera buena y larga.

-Al parecer hay cosas que no cambian.- dijo Lorcan en cuanto entró a la cocina. -O nosotros somos los que no cambiamos.

-Solo tu pensarias que no vendría por mi bocadillo nocturno.- me acerque a comprobar que era lo que olía delicioso. -Esto huele hasta mi habitación, como dejaría pasar tal delicia cocinada por ti, si parece comida cocinada para dioses.

-Eres a la única a la que le he cocinado ¿Como saber que dices la verdad o me engañas para que siga alimentandote?.-

-Te tocara vivir con la duda hermano.-

Lorcan seguía agregando cosas al sartén y revuelve constantemente.

-Ya casi está.- me vio por un momento y me dio una gran sonrisa. -Pareces una niña chiquita ahí sentada jugando con tus pies.- se burló.

-Oye los muebles son altos y podría apostar que tu tampoco tocarias el piso si te sentaras aqui.- me defendí.

-Listo.- me paso un gran plato de spaguettis. -¿Estás lista para mañana? Será un largo día.

-Lo se, hay muchas cosas por hacer, pero espero y todo vaya bien ¿me acompañaras no?.-

-No hace falta preguntar eso Bestia, sabes que lo haré.-

-Gracias Lorcan, eres el mejor hermano.-

-Dilo en frente de los gemelos y de Rex.-

Después de terminar de comer y lavar lo que ensuciamos nos fuimos a dormir.

-¿Por que tenemos que venir al Callejón Diagon a comprar las cosas nosotros?.- me queje.

Estaba cansada de caminar y cargar cosas, quería descansar un momento.

-Estabas emocionada cuando llegamos, además ya casi terminamos Bestia solo falta tu varita, el caldero y algunos libros.- me respondió Lorcan.

-Ir de compras es emocionante pero ya estoy cansada.-

-Ve por tu varita a Ollivander y yo voy por lo demas okey.- dijo mientras empezaba a caminar hacia una tienda. -No te muevas de ollivander cuando termines.

Ni siquiera me dio tiempo a contestar porque ya había entrado a la tienda.

Ollivander era una tienda de varitas muy famosa, aunque aún no había podido venir ya que la primera varita que tuve la llevaron a la mansión así como todas mis compras para todas las demás escuelas.

Pensándolo era raro que después de lo que había pasado me dejaran salir de la mansión y más aún déjame sola en una tienda.

Algo va a salir mal.

-Oh pero miren que tenemos aquí.- dijo un viejecito en cuanto entre a la tienda -Una Grindelwald ¿Cierto?.

-Regina Grindelwald.- le dedique una pequeña sonrisa.

-Tengo la varita perfecta para ti.- dijo yéndose al fondo de la tienda buscando. -La combinación de las varitas de tus padres.

Regreso con una linda varita y me la entregó.

-Corazón de drago y cabellos de unicornio, madera de saúco, un poco rígida pero flexible.- me explico. -Fiel a su dueño y bastante poderosa, solo alguien como tu podría ser su dueña.

Agité un poco la varita y pequeños destellos salieron de ella lo que me hizo sonreír al igual que al viejo.

-Eres una niña muy especial, tienes el cabello de tu padre y los ojos de tu madre.- Siempre decía que me parezco a mi padre pero nadie había dicho que mis ojos eran como los de ella. -Se esperan grandes cosas de ti niña, ve con cuidado, hay mucha gente que quiere hacerte daño.

Eso tampoco es nuevo, todos saben que hay peligro a mi alrededor.

-Amm... gracias, usted tambien cuidese.- me despedí sin saber que mas decir y salí de la tienda.

¿En qué momento había llegado tanta gente?.

La gente que pasaba me golpeaba con sus hombros al tratar de abrirme paso.

De un momento a otro me encontraba en uno de los callejones que se encontraban vacíos.

Al fin pude respirar un poco.

-Lorcan me va regañar por alejarme.- susurre.

-Regina.- reconocería esa voz en cualquier lugar sin importar el tiempo que pase.

Una sonrisa se extendió en mi rostro cuando al darme la vuelta me encontré con quien más anhelaba ver.

-¿Qué haces aquí?.- Bellamy me cuestiono.

Estaba igual que como la última vez que lo vi a excepción de las bolsas negras bajo sus ojos.

-Bellamy no sabes cuanto te extrañe...- no pude terminar mi frase ni acercarme más a él.

-Bell ¿Dónde rayos te metiste? Tenemos que volver.-

-¿Barty? ¿Que haces con Barty?.- En realidad no sabía que estaba pasando pero me estaba imaginando algo y no me estaba gustando.

-¡Valla! Pero si mi padre tenía razón, el pequeño monstruo volvió.- se burló Barty -¿Pero a que volviste? ¿A matarnos ahora a nosotros?.

-Saben que fue un accidente.- me defendí. -Bellamy lo sabes ¿no?.

-Ya escuche eso antes, así que me ire.- nos dio la espalda pero se detuvo y vio de nuevo a Bellamy -Mi padre nos esta esperando, asi que no tardes que hay cosas por hacer.

Que mierda.

-¿Qué haces con el Bell?-.

Su suspiro me hizo entender que lo que diría a continuación no me gustaría.

-Es gracioso ¿Sabes?.- Comenzó con una risita. -Desde que te conocí siempre lo odie, pero cuando tu te fuiste y mi padre me dijo al fin que no tenia por que seguir fingiendo que me agradabas ni tenía que defenderte de los demás, me di el tiempo de conocerlo mejor y vamos es genial, no entendía cómo era que no lo había visto antes.

-¿Ya no tenias que fingir?.- escuché como mi corazón se rompía una vez más. Todos los recuerdos a su lado se repetían en mi mente, yo y él riendo, los abrazos, las bromas, las pijamadas, las promesas. -¿Jamás me quisiste? ¿Te agrada por lo menos?.-

-Soy un gran actor, lo sé.- su sonrisa de arrogancia me dio ganas de vomitar. -Como sea, me tengo que ir Barty y su padre me espera.

Las lágrimas brotaron de mis ojos en cuanto dejé de ver su espalda.

Si toda su amistad había sido una mentira ¿la amistad de carter también lo había sido?


Bellamy en la foto

Destino [fanfics]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora