Geto no podía ignorar la incesante necesidad de ir directamente a ese café y revelarse ante Satoru, quitarte de ahí para llevarte a ti y a tu hermano con él, terminar de poseerte, tal vez matarte, ya no lo sabía.
Estaba tan cabreado que pensar con racionalidad se había vuelto una estupidez más para él. ¿Qué le hiciste? Sentía como si le hubieras hecho un embrujo del que ni siquiera sabía cómo revertirlo, tenía 28 años, te llevaba una décima de diferencia, podría ser tu padre y aun así las ganas de estar dentro de ti, de besarte, de... cuidarte. Nada de eso disminuía.
Ríe con amargura agarrando fuertemente su cabeza al caer ante la locura. Una jodida niña había provocado eso en su sistema con tan solo un año de ir a un horrendo café nada más para mantenerte vigilada.
Dentro del café, el albino puede palpar la incomodidad que llevan Yushio y tú como si la noticia que le acaba de soltar fuera una bomba nuclear.
— ¿Y bien? —Preguntó, no tenía mucho tiempo.
—Ciertamente, la situación es descabellada, pero, tenemos planes los tres para irnos a Kyoto en primavera del año que viene después de nuestras graduaciones y el ascenso de Sota a su otro año.
— ¿Y crees que él estará bien con eso? ¿Alejarlo tan repentino de sus amigos?
Las palabras de Gojo lograron calar en tu corazón, ciertamente no habías pensado en esa opción, todo lo que hubo en tu mente en esos ocho años era la supervivencia tuya y de tus seres más queridos.
Presionaste un poco las manos al igual que tu labio ante la desesperación, Yushio frunció el ceño al verte en ese estado tan vulnerable que siempre le molestaba cuando otra persona era causante de ella. Con autoridad, choco las manos en la mesa, dejando los billetes pagando por los dos cafés, observando a Gojo con severa molestia.
—No sé quién se cree que sea, pero no es nadie para hablarle en ese tono a mi hermana. Mucho menos influir en nuestras decisiones.
Gojo no mostraba expresión alguna, con ese antifaz era un poco difícil descubrir si se estaba burlando realmente o no de ellos. Bien sabía que su padre tenía que ser especial para todo el tiempo, mutilarlo a golpes cada vez que se drogaba o bebía hasta perder la conciencia.
Lo intuía cada vez que veía una cosa nueva en ese edificio, creció viendo siempre una nueva en el interior de su departamento, conviviendo y adaptándose. Comenzaba a pensar que tal vez de tantos golpes se estaba volviendo loco hasta que Sota nació.
—Por favor, le pido me disculpen si dije o insinúe algo que no debía —dijo Gojo, desdoblando la pierna levantándose del asiento—. No quiero entrometerme en las decisiones que tomen, pero su querido hermano podría ser atacado en cualquier momento, podría morir y ustedes también.
La sola idea de perder a la única familia de sangre que te quedaba lograba desestabilizar tus sentidos. Perdiste a tu padre, tu madre después de los años se convirtió en un monstruo al que ni siquiera podías mirar sin querer clavarle un cuchillo para que terminara el tormento que llevaban por vida. Te enamoraste de un hombre sin ni siquiera conocerlo, te tendió la mano, desapareció y ahora que trataban de llevar lo que correspondía una vida estable, feliz, siendo prometedora para ti, Sota y Yushio. Ahora resulta que tu tierno hermanito es buscado por ser un "recipiente" maldito.
— ¡Oiga, usted es un...
—Yushio —lo detuviste—. Déjalo, no es su culpa.
A estas alturas, entendías que lo más importante para ti ahora era salvar la vida de tu querido hermano.
—Justo ahora no podemos ir con usted señor, tenemos inspección con la visitadora social y lo que menos quiero es que me quiten a mi hermano. Ponga toda la guardia que pueda si es posible, al menos, dennos unos meses más hasta que podamos obtener la aprobación de la visitadora social. Onegai.
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Te odio, te amo
FanfictionSuguru no podía creer que una asquerosa como tú logrará captar su atención. ¿Pero esto será solo mero capricho o habrá algo más?