Geto no podía entenderlo, ¿como es que una simple mocosa podía hacer que sintiera tantas emociones? Fue tan puntual, que cuando volvió al departamento estaba completamente vacío.
Una risa irónica escapa de sus labios, ¿ya se había vuelto completamente loco? Lo más probable. Encendió un cigarrillo mirando por la ventana como si el humo fuera el que le diera respuestas ante la situación.
Quería tenerla y al mismo tiempo eliminarla cual plaga. Era confuso como alguien que tenía solo dos años más como sus niñas podía causarle ese tipo reacción en más de un sentido.
Es una mona y siempre seguiría siendo una mona. ¡Maldición! Lo sabía perfectamente, aún así, esa maldita niña no dejaba su mente ni por un segundo.
En otra parte de la ciudad estaba __________ dirigiéndose a su nuevo complejo habitacional, justo cerca de la escuela pero alejada de la zona donde anteriormente vivían. El lugar no era tan costoso y eso le serviría para mantenerse al margen durante los meses restantes a graduarse para buscar otro lugar más bonito y con mejor vista.
Sentir el aire libre de humo a cigarros, mota, cerveza o vómito albergaba en ella una enorme felicidad a la que estaba dispuesta aferrarse. Nadie tenía derecho a juzgarla, llegó su hora de ser feliz y no la desaprovecharia para nada.
Como era de esperarse, recibió una llamada de la comisaría sobre la muerte de su madre, al menos debía llorar ¿no? Después de todo, fue su progenitora. Miró a su alrededor por un momento, aunque no estuviera fallecida, ya estuviera igual aquí en este complejo habitacional viviendo con su hermano.
Parte de ella tenía miedo de lo que le dijeran en la comisaría, la otra simplemente tenía curiosidad por lo que le fueran a decir.
Armándose de valor para empezar de nuevo una idea comenzo a formularse en su cabeza sobre su nuevo hogar, tal vez no sea mala idea pasar a comprar solo unas cuantas cosas para empezar. Necesitaban tener platos y vasos, al menos dos y dos, nuevas loncheras y bolsos, ropa interior, comida en la alacena, un colchón, ventilador y tenía su teléfono para entretenerse.
En pocos meses este lugar solitario se convertiría en un tierno hogar de dos hermanos, necesitaba prepararse para la visitadora social, ir a la entrevista de trabajo el lunes y no descuidar sus estudios ni los de su hermanito en ningún momento.
Para tener 18, se sentía como una señora de 30 cargando con un niño a su máxima responsabilidad a la que la vida le dio la peor de las suertes. Pero eso, estaba dispuesta a cambiarlo.
—Oye Sota —llamó a su hermanito, el pequeño se acercó—. ¿Quieres comprar cosas para la casa?
— ¿En serio? —Al niño se le iluminaron los ojos ante esa pregunta.
—Por su puesto, necesitamos convertir este departamento en nuestro nuevo hogar, pero antes, tenemos que ir a la comisaría.
—De acuerdo.
Así ambos hermanos emprendieron la marcha, veían la ciudad de una manera distinta, como si fuera más brillante o tuviera muchos colores nunca antes vistos, muchos locales recién estaban abriendo ya que era bastante temprano, fueron a la fuente de la plaza que quedaba cerca, sacaron una moneda y pidieron un deseo, ya parte de ellos se habían vuelto realidad, solo faltaba la otra mitad.
Llegaron a la comisaría, la castaña no podía mentir al respecto, estaba nerviosa, miro a Sota a los ojos por un momento, era todo lo que tenía, no quería perderlo a él también.
—Vamos, hay que entrar...
Pasaron los minutos, la señora que tecleaba en la computadora le daba miradas de vez en cuando negando con la cabeza. De seguro debía ser una de esas viejitas frustrada con la vida porque no supo vivirla, estando seguramente en este trabajo por más de 40 años dejando pasar sus mejores años como si algún día volvieran.
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Te odio, te amo
FanficSuguru no podía creer que una asquerosa como tú logrará captar su atención. ¿Pero esto será solo mero capricho o habrá algo más?