───── ♡ ─────
╰─➤ « Frustrado, decidió desechar aquel sobre con la carta donde escribió todos sus sentimientos sobre "esa" persona, esperando así que todo terminara para él. Pobre de él, si tan solo hubiera sabido que por hacer eso media escuela se...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Hay cosas que se ven muy brillantes en el exterior. Parecen lindas y hasta envidiamos su aparente belleza, pero en el interior son otra cosa totalmente diferente. Si lo analizamos de forma retrospectiva, nos damos cuenta que al final son solo otro pedazo de oscuridad más intentando camuflarse en este oscuro mundo.
Al final, esa cosa tan encantadora que nos hipnotizaba, tranquilamente puede ser una pesadilla de la que es difícil despertar.
Tweek lo sabía.
Su amistad con Stan al principio era divertida, él le agradecía que esté para él y en general todo fue muy dulce de su parte. Se escribían, reían juntos, la pasaron bien. Pero es algo que solo debió quedar ahí.
Con el tiempo, la diversión se fue y el tema constante de conversación era Kyle. Hablaba de Kyle cuando reían, hablaba de Kyle cuando lloraba, hablaba de Kyle SIEMPRE.
No le molestaba tanto, hasta que el pelirrojo desató una lista de problemas en la vida de Stan.
Debía preocuparse por el tipo de mensajes que podía enviarle en la madrugada, debía estar para él 24/7 aún con sus obligaciones como el trabajo en la cafetería y todo lo demás.
Su amistad con Stan lentamente se iba desarrollando como una dependencia enfermiza, y tenía miedo. Si bien es cierto que Tweek es muy paranoico, verdaderamente esta vez temía por sí, por sus amigos y por el azabache.
En su corazón pensaba que "no era tan malo", que "Stan solo es incomprendido", sin embargo todo su cuerpo le gritaba lo contrario. "DEBES PONER LÍMITES".
Clyde pareció entender sus gritos de ayuda a través de sus ojos, porque en plena "conversación" se acercó a Tweek.
— Necesito hablar contigo — dijo en un murmuro, acto seguido le dió una mala mirada al pelinegro. Este, confundido, no le dió importancia.
— E-está bien — se giró a Stan — Me voy. ¿Podrás cuidarte s-sin mí? —
— Claro, tú ve. — su tono de voz fue cortante, y los dos chicos frente a sí lo notaron. Especialmente Tweek.
Clyde comenzó a hablar pero el rubio sentía una fea sensación en el pecho. El castaño probablemente lo notó, porque le dijo...
— Tweek... ¡Tweek! —
— ¡AGH! ¿Q-qué pasó? —
Donovan suspiró.
— Tweek... Te diré algo, pero es por tu bien. Stan no te está haciendo bien en ningún aspecto. Te ves triste, cansado, la última vez que fui a la cafetería de tus padres parecías fuera de ti, como un muerto. — tomó un respiro — Debes poner límites. Hasta Craig se dió cuenta de lo mal que estás y sabes que él no es muy de darse cuenta las emociones de otros. —
