¿Más archivos? ¿Un encuentro?

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cap.5

Estaba de camino a la oficina a recoger los archivos que necesitaba para completar con mi investigación y poder proponerle mi teoría más seguramente al grupo, con argumentos.

Ya en el ascensor fuí directo a el ultimo piso y al llegar vi a muchos de los chicos, pero, como era de esperar, faltaba el curioso Justin que todavía no tenia el placer de conocer, por alguna extraña razón. Sin embargo, había una persona que no me era muy familiar ya que solo la había visto en mi día de orientación en el pueblo.

Si, definitivamente era aquel extraño pelinegro que no daba muy buenas explicaciones y era un poco ambiguo.

Desde que entré todos se levantaron y me dieron una sonrisa, definitivamente me alegraba el hecho de que se sintieran más cómodos conmigo, era más aliviador.

–. Buenos días jefa de equipo– dicen los cuatro chicos con una alegría tremenda y, como siempre, al unísono.

–. Buenos días mis chicos, ¿Cómo les ha ido el día de hoy?– pregunto con mucha alegría y un toque de satisfacción.

–. Bastante bien por ahora– dicen los chicos al unísono.

–. ¡Me alegro mucho!– aseguro con entusiasmo.

Entonces todos los chicos vieron que me dirigía a mi escritorio directamente a lo que me agarraron de la mano y me llevaron al lado de aquel pelinegro extraño.

–. ¿Sabe quién es él?– preguntó Gabrielle emocionado.

Luego de analizarlo unos minutos respondo.

–. Es el chico que me orientó sobre el lugar y además es mi vecino del frente– resumo

Todos se miran los unos a otros y luego sonríen.

–. Bueno, ahora no solo va a ser su vecino del frente– dice Edward.

Al no comprender en la extraña situación en la que me encontraba decidí preguntar.

–. ¿Qué está pasando?– digo con completa curiosidad y una plena cara de confusión.

Luego de un momento de silencio Iván me respondió.

–. Es algo simple, como comprenderá no nos queríamos encariñar por el hecho de que han matado a diversos jefes y jefas de equipo así que no teníamos la confianza, pero Justin dio la maravillosa idea de que podríamos pedir a alguien del departamento de defensa para que te proteja y este siempre al pendiente de ti– dijo con una leve sonrisa.

–. Nos dimos cuenta de que por usted si valía la pena y escogimos a alguien a quien le resultara cómodo estar con usted, lo que significa que Max va a ser tanto su guardaespaldas y chofer  como su asistente de investigación– le continúo Noa.

Realmente si el motivo no fuera tan dulce me hubiera enojado mucho por el hecho de que ni siquiera me pidieron opinión acerca de eso, pero la razón me conmovió tanto que simplemente no me podía enojar con mi dulce equipo.

–. Muchas gracias chicos, pero para la próxima, avísenme ¿si?– digo con dulzura.

–. Esta bien Hellye– dijeron todos al unísono.

Luego continúe avanzando hacía mi escritorio sintiendo los pasos de Max detrás de mi.

–. Ayúdame a cargar está fila de archivos por favor, yo  llevo la otra– digo enfocada.

–. Si señorita Hellye.

–. Oh, no hay necesidad de formalidades.

Agarro los archivos y subo al ascensor con Max a mi lado, podría ser un gran amigo o un gran espía, quién sabe.

Al momento de llegar a la primera planta seguí caminando hasta que choque con un pelirrojo, al que no le ví bien la cara.

–. Discúlpame– grité para que me escuchara, pero no hubo respuesta de su parte–. ¡Vaya! que grosero.

Seguí caminando con Max detrás de mi, entramos los archivos en la parte de atrás de la Jeep y le di las llaves para que manejara, me senté en el asiento de copiloto y puse algo de música, un poco de Taylor Swift, Olivia Rodrigo y hasta Bruno Mars.

El camino entero iba cantando las canciones de mi queridísima lista de Spotify mientras Max movía su cabeza al ritmo de la música.

Al llegar a la casa Max me llevo los archivos y se dirigió a su casa a buscar sus cosas, aparentemente también dormiría en mi habitación para asegurarse de que nada malo me pasara por las noches.

Tal vez tener algo de compañía en esa oscura habitación me haría sentir más en casa, aunque no se por qué decía eso si siempre había estado sola.

Luego de unos cuantos minutos Max volvió con algunas maletas y un bulto extra.

–. Muy bien Max, ¿Qué te parece si nos relajamos un poco hoy y simplemente charlamos?, me gustaría poder conocer bien a mi... ¿asistente guardaespaldas chofer?– digo un poco distraída mientras busco que podría hacer para la cena.

–. Sinceramente no me gusta expresarme libremente mientras estoy en mis horas de trabajo– dice firme.

Al instante de escuchar eso levanto la cabeza y veo la hora, faltan cuarenta minutos para las cinco.

–. Mmm, bueno en estos cuarenta minutos hago la cena y esperamos a Lukas.

Me levanté y empecé a sacar todos los ingredientes para una pasta italiana, era lo que mejor me quedaba, después de todo vivía a base de comida rápida por el simple hecho de que no tenia tiempo para cocinar.

–. Si quieres ayudarme, eres bienvenido.

Empecé con la preparación y no fue hasta la mitad que Max se entró a cocinar conmigo, al final hicimos unos espaguetis italianos muy buenos.

Justo cuando terminamos de cocinar Lukas llego y nos miro con tu real cara de "que diablos estan haciendo en mi cocina", típica cara de una madre latina.

–. Lukita–digo con emoción–. Llegaste justo para la cena– digo y después recuerdo que Max esta aquí–. Oh, mira esté es Max, es mi amigo, guardaespaldas, chofer y asistente, por último un nuevo miembro del hogar– digo emocionada.

Después miro a los dos chicos esperando que se saluden.

–. ¿Max?– pregunta curioso Lukas como quien ya lo conocía–. ¿Cuándo volviste de Perú?

No estaba entendiendo absolutamente nada, ¿Perú? ¿volver?

–. ¿Ya se conocían?

–. Si– responde Lukas

Luego miro a Max que estaba cabizbajo como perrito regañado.

–. Bueno... vamos a comer– digo para animar el ambiente sabiendo que luego iba a interrogar a Lukas para saber esta historia.

Agarre las vajillas y las acomode en la mesa luego lleve los espaguetis y algo para servirlos.

Cada uno tomó asiento y sirvió una porción de los espaguetis a su plato.

–. Están muy buenos.

–. Claro lo hicimos yo y Max– digo riendo.

Pasamos la cena completa haciendo chistes y riéndonos, también contando anécdotas y disfrutando.

Sin duda se sintió como estar con una familia bastante acogedora.

...

Díganme que no es a mi la única que le da penita la prota, ósea se ilusiona muy rápido, quien sabe si me da un arranque de ira y de repente los mato a todos, dios mío, no se debería de encariñar tanto.

Pero bueno, ya se me antojaron unos espaguetis, los dejo.

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Hellbett [donde los misterios viven]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora