Devil doesn't bargain - Alec Benjamin; Es inútil, no hagas esto. Es arrogancia intentarlo Es despiadado, lo sabías Te lo dije, ¿no? Es abusivo, esquivo. La verdad es que miente. Sé que no quieres dejarlo ir
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Yukio se quedó perplejo mirando al hombre mayor, esperando que, si es que era un hombre bueno, pudiera salvarlo, asi que rápidamente se levantó para acercarse a él.
—señor!! Ayúdeme!!— suplico abrazandole los pies.
Era un señor alto, con cabello negro y unas mechas blancas, como si le hubiese caído harina.
—vienes de una de esas granjas?... agh...— gruñó de manera baja, y de su cinturón saco un arma, haciendo que Yukio se asustara.
—así es.... usted... como sabe?— cuestiono confuso, viendo como el señor miraba hacia atrás, el demonio ya no estaba.
—tch... te explico luego, ahora ven, sígueme— guardo la pistola y empezó a caminar.
Yukio asintió y empezó a seguirlo, tratando de seguirle el paso. Lo miraba curioso, era mayor, había más humanos afuera? Era confiable? De dónde había salido?
—deja de mirarme así, niño— murmuro enojado.
— s-si!!— asintió con rapides bajando la mirada, sentía que el hombre quería matarlo.
Caminaron por mucho tiempo hasta llegar a una especie de desierto.. no había árboles, solo tierra seca... Siguieron por ahí, Yukio se acordó de la pluma que tenia en el bolsillo, se la había dado Isabella. Pero antes de poder sacarla para ver la ubicación, el hombre se detuvo y se agacho, para abrir una escotilla.
—wow!! Con que aquí es B06-32!!— hablo emocionado.
—sisi... entraras, te haré unas preguntas y te largas, entra— ordenó, y Yukio no había parecido escuchar, por que solamente entro rápidamente, viendo el lugar.
—usted vive solo aquí?— cuestiono mirandolo.
—así es....— asintió cerrando la escotilla, para luego mirar al menor —que edad tienes?—
—hoy cumplo 10 años, señor— hablo emocionado, sorprendiendo al mayor.
—ya veo.....ven, debes tener hambre— murmuro caminando a alguna parte.
El menor rápidamente lo siguió como patito, llegando a un comedor grande... el señor le ordenó que se sentará y cumplió lo ordenado.
Se sento a esperar, y a los minutos el señor llegó con galletas y dos tasas de té, se sento frente al niño y le ofreció una, el cual tomó gustoso.
