V. Sweep under.

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—Jimin, a veces desearía que te priorizaras a ti misma. Sólo por una vez. No puedo creer que ya te estén emparejando con alguien más. ¿Acaso les importa cómo te sientes?

Jimin suspiró. Esta no era la primera conversación que quería tener después de tanto tiempo. Después de prácticamente desaparecer de la faz de la tierra por dos años, Jiyeon había regresado sólo para sermonearla. Ella no tenía derecho. Ni siquiera sabía la mitad de lo que estaba pasando.

Pero, ¿cómo podía?

—No es que no les importe, Jiyeon. Sí les importa. Sólo tienen que asegurar la estabilidad del clan.

Jimin se apartó de su hermana, contemplando el jardín decorado de su finca. Encontraba paz en los arbustos delicadamente recortados, en las hojas otoñales que se mecían con el viento y en el agradable olor a otoño.

La voz de Jiyeon era contundente y directa, frustrada incluso, pero mantenida a un volumen medio.

—Sí, pero te están utilizando para conseguirlo. Siempre lo han hecho.

Jimin tuvo que resistir el impulso de poner los ojos en blanco.

—Así es como se supone que debe ser.

Jimin no estaba mintiendo. Esa era la norma. Las mujeres siempre han sido herramientas para sus familias para ganar estatus a través del matrimonio. Es por eso que la parte masculina siempre pagaba una cantidad de dinero o daba herencia a la otra familia. Prácticamente las vendían.

—Bueno, tal vez no debería. —Ahí estaba. Ese mismo tono. Casi se sentía condescendiente.

Jimin se negó a ser sermoneada por más tiempo. Se mantuvo de espaldas a su hermana, pero hizo saber su frustración. Por supuesto que se da el lujo de decir eso. ¿Cuándo Jiyeon se ha negado algo a sí misma? Normalmente la admiraba por ese rasgo, pero eso no hacía que su actitud actual fuera menos molesta.

Normalmente la menor de las Yu podía soportar bastantes críticas, ya estaba acostumbrada. Pero Dios, algo en tener a tu hermana mayor reprendiéndote por cosas fuera de tu control era tan agotador mentalmente.

—¡No puedo ser como tú Jiyeon! —Jimin gritó, finalmente mirando hacia ella.

Pero cuando sus ojos finalmente se encontraron, se dio cuenta de lo mucho que la había lastimado. Jiyeon la miraba con los ojos llorosos y las esquinas de su boca tendiendo hacia abajo. La preocupación y el dolor se reflejaban en su rostro.

Jimin cruzó sus manos sobre su cara, hundiéndose en sí misma.

—Jiyeon. No quise decir eso —ella suspiró—. Sólo quiero decir que no puedo seguir mi corazón como tú. Mi matrimonio es lo único que nuestra familia puede usar para asegurar nuestro estatus, lo sabes.

Jiyeon habló, con la voz ligeramente vacilante.

Dios, ¿sabes lo difícil que es para mí mirarte sin sentirme culpable?

—¿Por qué ibas a sentirte culpable? Fue mi elección.

—Porque lo tuviste que hacer por mí. Por mi culpa.

Jimin se burló, apartó las manos de su cara, juntándolas frente a ella.

—¿Valió la pena si ni siquiera mantuviste el contacto con nuestra familia nunca más, ¿sabes lo mucho que te he extrañado?

—¡Nuestros padres me odian! —gritó Jiyeon, con la voz llena de vulnerabilidad y dolor, temblando bajo el peso de la afirmación.

—Eso no es verdad. Nunca han dicho eso —rebatió Jimin, tratando de sonar lo más convincente y decisiva posible.

if there is another life (如果有來生) | winrinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora