Las puertas del metro se cerraron y el vehículo comenzó a avanzar. Sus ojos recorrían con gran velocidad las páginas del libro mientras se acomodaba los lentes. Estuvo así por un rato, concentrado en su lectura.
El tren se detuvo nuevamente y Dazai levantó la vista de su libro, para ver quiénes se subían.
Las puertas se abrieron y vió como entraban varias personas: una anciana con un bastón, un señor con su hija y algunos estudiantes, aunque quien realmente llamó su atención fue un chico de cabello rojizo que había ingresado mirando distraídamente su teléfono. Dazai no pudo evitar reparar en su aspecto, lo primero que llamó su atención fueron sus ojos, estos eran de un azul intenso, chispeantes, le recordaban a los rayos en las tormentas eléctricas, luego estaba su cabello, recogido en una pequeña trenza. Vestía ropa casual y también usaba una chaqueta, no pudo evitar pensar en que realmente no hacía frío esa mañana, así que asumió que el pelirrojo debía ser alguien bastante friolento.
El joven levantó la vista buscando algún sitio disponible, encontró uno cerca de la puerta, el cual, para fortuna de Dazai, quedaba justo frente a su asiento.
Durante el resto del camino no pudo apartar su vista del chico que tenía en frente, había algo en él que llamaba mucho su atención, aunque no sabía exactamente qué era, solo no quería perderse de ningún detalle. Contempló encantado la forma en la que su nariz se arrugaba mientras leía algo en su celular y luego comenzaba a teclear con algo más de fuerza, como soltaba pequeños bostezos de vez en cuando y la manera en la que mecía sus pies de un lado a otro, estos a penas y tocaban el piso al estar sentado. Dazai sonrió, era bastante bajito.
Estuvo así el resto del camino, viéndolo disimuladamente y sonriendo de vez en cuando al ver las expresiones del pelirrojo mientras este revisaba su celular.
Luego de un rato, los parlantes del tren sonaron, anunciando que en breve llegarían a la cuarta estación. Cuando finalmente se detuvo varios pasajeros empezaron a bajar, y Dazai vió con decepción como el chico bonito se ponía de pie, ¿acaso ya se iba?
Efectivamente, este se levantó tomando su bolso y saliendo del vehículo, sin dedicarle una sola mirada.
Las puertas se cerraron con un pitido y Dazai soltó un suspiro, ¿aquel chico usaría el metro al día siguiente?
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A la mañana siguiente Dazai volvió al metro, realmente no necesitaba usarlo, después de todo, el día anterior por la tarde lo habían llamado del taller, diciendo que ya tenían su auto listo. Pero eso no era importante, realmente no le desagradaba usar el metro, por las mañanas no hacía calor y tampoco habían demasiadas personas, aunque la razón principal para preferir aquel transporte en lugar de la comodidad de su auto era cierto pelirrojo que justo ahora estaba sentado de nuevo frente a él.
Ese día estaba vistiendo un suéter negro de cuello alto, junto con unos pantalones, también negros y, por supuesto, una chaqueta, aunque esta era diferente a la del día anterior, era de un rojo vino y se veía de un material mas resistente. Su cabello estaba recogido de nuevo en una trenza, Dazai hizo una mueca, llevaba un sombrero bastante feo, bien, no todo podía ser perfecto. Omitiendo ese detalle, se fijó también en el pequeño aro que se había colocado en la oreja izquierda, a juzgar por la irritación de la zona asumió que el día anterior se había horadado la oreja.
El castaño se quedó perdido en sus pensamientos al verlo sacar unos audífonos y colocárselos, luego este cerró los ojos y con una pequeña sonrisa (que hizo a Dazai querer sonreír también) recostó su cabeza en el respaldo del asiento.
No es que Dazai fuese alguien que fácilmente se interesara en otras personas, pocas fueron las veces en las que en primera instancia alguien llamó su atención y podía decir con total seguridad que jamás se había quedado embelesado tanto tiempo obsevando a alguien realizar actividades tan mundanas como escuchar música.
¿Qué estaría escuchando? ¿Qué tipo de música le gustaría? ¿Oía un audiolibro? ¿O tal vez un podcast? No pudo evitar que esas preguntas se gestaran en su cabeza. Particularmente, él no era una persona que escuchara música con regularidad, rara vez lo hacía y, cuando era el caso, solo se debía a que sus compañeros de trabajo la colocaban. Sin embargo, se encontró pensando en que escucharía gustoso cualquier cosa que el chico frente a él estuviera oyendo.
Pasaron los minutos y Dazai llegó a pensar que se había quedado dormido, pero no, a penas los parlantes anunciaron que pronto llegarían a la cuarta estación el pelirrojo abrió los ojos, con cuidado desconectó los audífonos de su celular y los guardó. Para cuando el tren se detuvo Dazai observó como el chico tomaba sus cosas y salía, sin mirar atrás.
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Lo había decidido, ese día esperaría a que un puesto junto a él estuviera libre y se sentaría a hablarle, no importaba de qué, tan solo quería entablar una conversación, escuchar su voz, verlo más de cerca. Dazai realmente no entendía de dónde provenía ese repentino interés por un extraño. Durante la noche del día anterior estuvo pensando en ello y, por más que lo consideró, a la única conclusión que llegó es que quería hablarle, quería acercarse a ese chico de alguna forma. E iba a hacerlo.
O al menos eso tenía planeado.
Eran las siete treinta de la mañana, justo la hora en la que el tren se detenía en la segunda estación, estación en la cual se subía el pelirrojo.
Dazai observó como las puertas se abrían con un pitido y varias personas comenzaban a subir, de inmediato paseó su vista, buscando una cabellera rojiza, habían varios estudiantes y algunos adultos, pero por más que buscó no logró encontrar a aquel muchacho, simplemente no estaba.
¿No iba a abordar el tren ese día? ¿Acaso se había quedado dormido? ¿Tal vez no tenía que salir?
Pero Dazai descartó esas posibilidades cuando, luego de una semana, no había vuelto a encontrarse con él.
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Holii, no sé cómo hacer estas notas, una disculpa.
Quiero aclarar que lo narrado en este capítulo ocurre antes de que Dazai y Chuuya se conozcan en la cafetería.
Eso sería todo por ahora, mis amores. ¡Gracias por leer! Besitos.❤️
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Un día de Otoño
РазноеPara Chuuya la vida comenzaba a ser monótona y aburrida. Las mismas personas, los mismos lugares, las mismas recetas... Sin saberlo quería algo más. Dazai vivía de la única forma que sabía hacerlo, en ocasiones decaía; sentía que algo le faltaba, qu...