La verdad.

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Enojado, ni siquiera sabía cuanto había caminado sin rumbo fijo por el bosque. Él deseaba tener cachorros, ¿por qué de pronto Jungkook no podía? Quizá si estaba siendo algo exagerado y podía esperar un tiempo a ser padre, pero la idea de no serlo nunca no le gustaba. Aun así no quería alejarse de el alfa que le sacaba suspiros con una facilidad increíble.

Paró en seco cuando notó que no sabía donde estaba, además de un olor a alfa que no era el de su amado. Oh no, eran dos.

Cambió a su forma animal y se escondió detrás de unos arbustos en el momento justo que un tigre venía por el camino, con su nariz moviéndose sin cesar. Seguro ya había captado su fuerte olor, pues a pesar de que el celo ya se estaba yendo, seguía llamando la atención de otros alfas.

—¿Te escapaste de sus garras? —le habló Hoseok a la nada. Sabía que estaba cerca el omega que había olfateado la otra noche en la casa de Jungkook—. No importa si no te quiere, soy un alfa soltero y nada celoso —continuó buscando.

Jimin bajó sus orejas mientras veía a Hoseok buscarlo entre los arbustos y avanzó tan agazapado como pudo con la intención de irse, pero algo se lo impidió. Pasó saliva cuando vio una pata naranja frente a él, y alzó la vista para encontrarse con otro tigre alfa. Eran los hermanos de Jungkook.

—Vaya... ¿pero qué es esto? —preguntó Namjoon, observando el extraño color en el pelaje del omega.

—¡Aléjate! —gruñó Jimin.

De inmediato Hoseok se acercó a ver, tan sorprendido como Namjoon. No solo porque era un lobo en territorio de tigres, sino que su condición albina era en demasía llamativa: —¿Un lobo?

—Y blanco... no existen los lobos blancos, ni siquiera en las nieves —dijo Namjoon, pensativo.

—Ya sé quienes son ustedes... —dijo Jimin, y estaba dispuesto a decir algo más, pero el hocico húmedo de Hoseok en su trasero lo distrajo. Metió la cola entre las patas y se alejó, mostrándole sus filosos dientes como amenaza, lo que solo logró que Hoseok riera. No tenía salida, estaba acorralado.

—Está en celo —dijo Hoseok, relamiéndose.

—¿Te perdiste? Este no es tu lado —dijo Namjoon.

—¿Estabas con el maldito de nuestro bro, bebé?

—Seguro si, sabe quienes somos.

—Me siento una celebridad.

La tranquilidad con la que los tigres hablaban solo hacía que Jimin se pusiera más nervioso. En ese momento era cuando odiaba ser tan torpe, ¿cómo había podido alejarse tanto de la casa en territorio enemigo y sin Jungkook?

Quiso aprovechar la charla amena que los felinos mantenían para irse, pero Namjoon lo notó antes de que pudiera correr, por lo que se apuró a tirarlo al suelo con sus patas.

—Los lobos que cruzan no sobreviven, ¡rompen el pacto! —gruñó Namjoon, apretando al omega contra el suelo.

—Pero es blanco, no quiero que se manche —se quejó Hoseok—. Además está en celo —volvió a relamerse de solo imaginar lo que sería hundirse en él.

Jimin se movió violentamente, queriendo levantarse, pero Namjoon no se lo permitía. Odiaba ser físicamente más débil. Lo estaba obligando a recurrir a algo que no quería.

—¡Suéltame! —gruñó Jimin, totalmente furioso, lo que causó risa entre los hermanos.

Entonces, un tercer tigre llegó corriendo a toda velocidad y se tiró contra Namjoon, garras afuera y enseñando colmillos. Le bufó a ambos, logrando que se alejaran de su omega. Era Jungkook.

presa fácil  ᡴꪫ  kookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora