Final.

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Cuando Jimin llegó a la casa de Hoseok, a pesar de estar totalmente agotado, hizo sus últimos esfuerzos por llevar a Jungkook hasta la cama, ayudado por el joven alfa. El sudor caía por su frente y sus cabellos blancos se pegaban a su piel. El corazón parecía querer salirse de su pecho producto de la adrenalina, de no saber que pasaría. Eran momentos cruciales en donde todas las posibilidades habidas y por haber.

En cuanto dejaron a Jungkook en aquel lugar cómodo, se deshicieron de las prendas sucias y desgarradas, Hoseok corrió en busca de paños húmedos y lo que sea que necesitaran mientras Jimin intentaba detener las hemorragias, pero era imposible, eran heridas realmente graves.

—Resiste, amor —dijo Jimin, al ver que a Jungkook se le dificultaba cada vez más respirar.

—Si no resisto... prométeme que seguirás adelante y que... y que serás feliz, muy feliz con Mía y Elian —logró hablar el azabache, apenas abriendo los ojos para ver al precioso omega que lo había llenado de alegrías y ganas de vivir en aquel año juntos.

—No, Jungkook, vas a vivir, ¿me oyes? —las lágrimas escaparon de sus ojos, resbalando por sus mejillas para finalmente morir en Jungkook.

Había aguantado las ganas desde que llegó hasta Jungkook, sin embargo, ya no era capaz. Se estaba rompiendo ahí frente a su amor, aunque no fuera lo que más deseaba. Debía estar fuerte para él, darle ánimos a través del lazo, las energías que le faltaban, mas ya no podía. El dolor de solo pensar en perder al alfa que amaba con locura le quemaba.

Jungkook negó, cerrando los ojos porque no poseía fuerza alguna ni para hablar, sabiendo que probablemente esas serían sus últimas horas en aquella larga y tormentosa vida que él mismo se había dado, por idiota y desgraciado.

Aunque, si hubiese sabido desde un principio que al final estaría con un omega tan hermoso que lo llenara de vida y lo hiciera tan dichoso, con gusto lo volvía a hacer.

Jimin acortó la distancia y dejó tiernos besos en su frente. Su alfa necesitaba cariños: —Vas a vivir, ¿me oyes? Haré lo que sea necesario —tembloroso, Jungkook tomó la mano del peliblanco y la llevó a su boca, depositando allí un beso—. Te amo.

—Y-Y yo a ti...

La fuerza de Jungkook se desvanecía más rápido de lo que a Jimin le hubiera gustado, su pulso era cada vez más bajo y lo notaba algo desvanecido, casi desmayado, casi muerto.

—Hay que mantenerlo sin que sangre, pero es imposible —dijo Hoseok, que en silencio se había mantenido a su lado, ayudando en lo que podía.

Jimin largó un suspiro pesado, sin saber muy bien que hacer. Si Jungkook se iba, ya nada tendría sentido, solo sus pequeños lo mantendrían con vida a pesar de tal dolor.

Tocó la frente de su amado. Estaba hirviendo en fiebre.

—Necesito buscar a Seokjin, seguro él podrá darnos una mano. Escapó con éxito junto a su cachorro y es la mejor opción que tenemos. Él debe saber que hacer.

—Pues tú sabes dónde queda, ¿no? Ve, yo cuido de Jungkook en lo que pueda.

Dudoso, Jimin asintió, y juntando las pocas fuerzas que le quedaban, salió a toda velocidad de la cabaña, rumbo a la casa de Seokjin tan rápido como sus cuatro patas se lo permitían.

Sentía a su alfa cada vez más fuera de ese plano y eso le asustaba. ¿Qué haría sin él?

En cuanto llegó, golpeó fuerte y reiteradas veces la puerta de madera, siendo atendido de inmediato ante tanta insistencia. Seokjin se sorprendió en cuanto vio que se trataba de Jimin y supo que no era nada bueno.

presa fácil  ᡴꪫ  kookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora