-¿Esto es lo que buscabas? - titubea un poco, su voz es como un jadeo nervioso. Joder. Está nervioso pero también enojado, muy enojado - ¿Esto es lo que querías? Sag mir! Quiero escucharte... Liebling
-S-sí... por... por favor...
-Ich möchte es dir...
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Cita...
Una cita.
Me miro de nuevo. No tengo vestidos. O ropa... formal. Solo jeans y... camisetas. Y... mierda. ¿Tengo que comprar ropa? Me muerdo el labio mientras me miro de nuevo. Y me sobresalto cuando tocan mi puerta.
Son exactamente las nueve en punto. Dijo a las nueve paso por ti a las nueve está ahí.
Agito mi cabeza tonta y tomo mi chaqueta de cuero desde los pies de mi cama. Cuando abro la puerta König está ahí. No lleva su chaleco táctico, solo sus pantalones y su habitual chaqueta negra. Y por su puesto su mascara.
—Hola — digo saliendo de la habitación —.
—Hola — se hace a un lado mientras sus ojos azules me taladran — ¿Estás lista? —.
Asiento, guardándome el teléfono en el bolsillo trasero de mi pantalón. Exhalo calladamente cuando comenzamos a caminar por el pasillo en silencio. Ni uno dice nada hasta que salimos al estacionamiento. Y lo veo sacar las llaves de un auto. Y nos detenemos frente a una enorme camioneta con doble cabina.
No esperaba menos de él.
Sería ridículamente gracioso que tuviera un auto pequeño.
—¿Cuál es la risa? — dice cuando abre la puerta del asiento del copiloto —.
—Es que te imaginé en uno de los autos que usaba Mr. Bean — me ayuda a subir y cuándo lo miro puedo notar que está frunciendo las cejas — Espera, ¿No sabes quién...? ¿No sabes quién es?
—¿Debería saberlo?
Alzo las cejas mientras lo miro por un momento.
—Bueno, sí pero supongo que no importa — me río inevitablemente, cuando pone una mano en mi espalda animándome a subir.
—¿Quién es? — pregunta cuándo sin esfuerzo con una mano me levanta y me pone en el asiento.
—Un personaje... cómico — encojo los hombros restándole importancia — es inglés.
—Oh — cierra la puerta y rodea la camioneta por delante. Cuándo se sube se aclara la garganta, por un momento me pongo nerviosa cuando estira la mano para agarrar el cinturón de seguridad — quizás me puedas mostrar quien es.
—¿En serio?
—Quiero... conocerlo.
Alzo una ceja.
—¿Si? Bueno, hay muchos videos — lo miro a los ojos, engancha el cinturón alrededor de mi cuerpo y asiente — te puedo mostrar algunos videos si quieres. Pero... no es la gran cosa, yo solo... me acordé porque me pareció muy gracioso imaginarte en un auto de esos.
—¿Qué tipo de autos?
—Pequeños..
König suspira despacio mientras sube una mano para ponerla sobre mi mejilla. Siento que me arden.
