Capitulo Díez

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Tan pronto amaneció, despertó de su plácido sueño, se desperezó, se levantó de la cama, se dió un baño y se apresuró a terminar de arreglarse, después de un rato estaba en su cama, sentada con las piernas cruzadas, secándose el cabello con aire caliente proveniente de su varita, cuando sus compañeras comenzaron a despertar, Bessie Tredwell la miró con una adormilada extrañeza, era entendible, Cassandra siempre era la última en despertar y estar preparada, era algo perezosa y no le gustaba madrugar, pero tenía que estar aún más radiante.

Terminó con su cabello, lo arregló como más le gustaba, se colocó y ajustó la cinta verde sobre la oreja derecha y se levantó para tomar su mochila y ponerse en marcha, saliendo del dormitorio, sabía que faltaban treinta y cinco minutos para la hora prevista, pero si conocía a su novio, él llegaría antes.

Breves momentos después pasó por la sala común, solo un par de estudiantes mayores estaban charlando, ella los ignoró y ellos a ella.

Abrió la puerta principal y de inmediato sintió como se le iluminaba el día, justo como lo había imaginado, Max estaba ya ahí, esperándola con una gran sonrisa.

- Buenos días, Max ¿que tal estuvo tu primera noche en Hogwarts? ¿ya extrañas Ilvermorny? - lo saludó, con un tono juguetón.

Su novio se acercó a ella, apoyó su mano en su mejilla y la besó, logrando que Cassandra sintiera mariposas en el estómago.
Max rompió el beso y la besó en la frente, ella, ruborizada, rió levemente, le gustaba que él fuera tan afectuoso.

- Buenos días, Cassie.
Dormí de maravilla, gracias, aunque sí, extraño Ilvermorny, creo que volveré ahora mismo - se lamentó teatralmente y la miró con una sonrisa traviesa.

- Ah, que pena, bueno, vámonos a Ilvermorny entonces - reprochó ella con el mismo tono dramático y llevándose la mano a la frente.

Tras un par de segundos, ambos estallaron en carcajadas, una vez se calmaron, Cassie se paró de puntillas para darle un beso en la mejilla.
Se tomaron de la mano y se pusieron en movimiento.

- Cómo si fuera a volver a américa, ahora que te encontré, en el otro lado del mundo ¿por qué tenías que nacer en otro continente? - dijo Max, nuevamente dramatizando.

Cassandra le apretó la mano, y lo miró con falsa severidad.

- ¿Yo? ¡Fuiste tú quien nació en Tacolandia! - reprochó con diversión.

Maximiliano rió entre dientes, se lo veía inusualmente interesado en el camino que estaban tomando, lo que a ella le pareció curioso, quizá él solamente quería conocer bien la disposición del castillo, aunque para ella algo no terminaba de encajar.

- ¿Ayer llegaste sin problemas a la torre de Ravenclaw, hmm? - preguntó Cassie con sospecha.

Su chico dió un leve sobresalto y desvío la mirada, vaya vaya, así que sí había pasado algo.

- ¿Te perdiste? - insistió en tono burlón, mientras le daba un caderazo juguetón, Max se había ruborizado levemente.

- Me atrapaste, sí, me perdí - admitió él, ella se detuvo y le dió otro beso en la mejilla.

- Bobo ¿Que pasó? - preguntó Cassandra con voz cariñosa.

Maximiliano le contó lo de Peeves, el fantasma y el como le había ayudado, estaba algo sorprendida.

- Ya veo - dijo ella pensativa, mientras retomaron la marcha rumbo al Gran Comedor.

- Nunca había escuchado que el Barón Sanguinario fuera tan amable, aunque bueno, dudo mucho que alguien le haya pedido ayuda en algún momento, es temido en el castillo, incluso los otros fantasmas lo evitan.

Destinados a la magia definitivaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora