Sanctified || LewandowskiGavi

7

Cuando el teléfono de Gavi sonó con mensajes de texto de Pedri informándole que volvería pronto a casa, Robert entró en acción. Se vistió apresuradamente mientras Gavi le pedía un último beso que Robert no pudo negar. Apartarse de los labios de Gavi fue pura tortura, pero Robert no podía permitirse el lujo de que lo atraparan. Prometió que se reunirían pronto.

En el camino a casa, detenido en un semáforo en rojo, Robert revisó su teléfono y vio un mensaje de texto enviado por su esposa hace casi dos horas. ' ¿ Volverás a casa pronto o seguirás de fiesta con los chicos? '

Él no respondió. En parte porque de todos modos ya estaba de camino a casa.

Pero sobre todo porque simplemente no quería.

(…)

Eran casi las 3:00 am cuando llegó a casa, pero lo primero que hizo fue dirigirse al baño de abajo para darse una ducha.

Después, se metió en la cama en silencio y se sintió aliviado de que Anna estuviera profundamente dormida.

Sus ojos permanecieron abiertos, mirando el techo oscuro. En diez años de matrimonio nunca engañó a su esposa. A veces ella bromeaba oscuramente diciendo que algún día él la dejaría por una de sus jóvenes fans femeninas que gritaban. Insistió en que nunca lo haría. Y en cierto modo tenía razón.

Para su sorpresa, no se sintió tan culpable ni tan avergonzado como pensaba. Tal vez fue porque su mente estaba completamente ocupada con Gavi. Qué dulces eran sus besos, qué deliciosamente pecaminoso era su cuerpo. Sólo el recuerdo de estar dentro de él fue suficiente para que Robert se pusiera duro otra vez. Tal vez podría masturbarse rápido para poder quedarse dormido pronto.

Aunque Robert estaba callado, su esposa aún se despertó. Él detuvo abruptamente sus movimientos pero ella medio rió, medio suspiró, ya que había descubierto lo que estaba haciendo.

—Todo ese baile te puso nervioso, ¿eh? Espero que no estuvieras mirando a ninguna chica guapa.— Murmuró mientras se acercaba a él.

—No lo hice. En absoluto.— Respondió Robert con sinceridad.

—Bien.— Respondió ella antes de acercarse y reemplazar su mano con la suya.

(…)

Reencontrarse con Gavi resultó ser un poco más difícil de lo que se pensaba inicialmente. La rutina de Robert estaba tan definida que cualquier cosa fuera de lo común seguramente despertaría sospechas. Y no podían ir precisamente al apartamento de Gavi ya que Pedri solía estar allí.

Robert recordó que su agente le dijo que conocía a alguien que poseía varias propiedades, incluidos apartamentos amueblados para que los clientes realizaran sus negocios discretos. Robert, desesperado y sin ver otra salida, pidió el uso de uno de esos apartamentos. Su agente levantó una ceja preocupado.

—Pensé que las cosas iban bien entre Anna y tú. Ambos parecen todavía muy enamorados, después de todos estos años.

—Lo estamos.— Afirmó Robert.— Yo sólo… necesito algo de tiempo a solas. Lejos de mi familia.

Su agente le sonrió de una manera que decía que sabía que Robert estaba lleno de mierda pero que lo dejaría pasar.

—Se lo haré saber a mi amigo y él podrá arreglarlo. Sólo ten cuidado, ¿vale? Lo último que necesito es tu nombre en los periódicos por motivos equivocados.