Lord Raki no obligaba a su hijo a presenciar las justas y combates de gladiadores, ya que sabía lo mucho que le disgustaban. Aquellos entretenimientos que eran del agrado tanto de la plebe como de la nobleza hacían sentir muy mal a su querido Adam, quien poseía una sensibilidad diferente, así que siempre que podía lo excusaba con sus invitados para que pudiera quedarse en sus aposentos mientras los eventos se llevaban a cabo. Por todo eso le resultó sumamente extraño el que Adam decidiera presenciar las luchas de aquel torneo, insistiendo incluso en que no le disgustaba la idea de entregar el premio al afortunado esclavo ganador y a su dueño, que consistía en un trofeo y una bolsa de monedas de oro.-Adam querido, yo mismo puedo encargarme de eso si quieres. La arena de gladiadores es un sitio muy duro para ti, y no quisiera que te enfermes por estar en contacto con un sitio tan plagado de violencia…
-No, padre, tú debes atender a los invitados de la corte, yo entregaré los premios. Además, si pude ir hasta el pueblo en donde vive ese famoso gladiador, también puedo hacer esto, ¿verdad?
-Y estoy muy orgulloso de ti, supiste manejar muy bien esa petición mía y gracias a los dioses el esclavo tuerto llegó a salvo. ¡Sin él no habría espectáculo que ofrecer prácticamente!
-Ya ves, padre, no soy tan delicado después de todo. Puedo con esto, deja que entregue el trofeo al ganador. Debo ir teniendo más responsabilidades si quiero ser un digno heredero de tu estirpe.
Adam no sabía mentir y de haber sabido jamás lo hubiera hecho; sin embargo, como todavía no entendía el por qué de su fascinación con One Eye no consideró necesario decirle a su padre que lo que él quería era ver de cerca otra vez al esclavo tuerto, puesto que estaba seguro que ganaría el torneo. Todos lo estaban, de hecho: en los pasillos del castillo y en las calles de la ciudad no se hablaba de otra cosa que del legendario One Eye, el gladiador que jamás perdía y que según los rumores venía del mismo infierno. Él quería verlo y entenderlo, saber por qué era tan fuerte y digno y por qué la gente decía que venía del infierno cuando era un hombre.
Lo había visto cada día durante el viaje desde su pequeña aldea, pero nunca muy de cerca. Su amo vigilaba que permaneciera con los otros esclavos y que no se acercara demasiado a él, quizás pensando que era lo más correcto. Un joven noble no tenía por qué respirar el mismo aire que un esclavo siquiera, pero a él no le hubiera importado. Lo máximo que pudo hacer en aquellos días previos fue hablar con un niño de la comitiva, quien pertenecía al mismo amo que One Eye y que por ser un niño tenía un poco más de libertad de movimiento que los adultos.
-Nadie sabe mucho de él, de dónde vino y eso, porque como es mudo no puede decirnos nada. Creo que tampoco sabe leer o escribir, bueno, ninguno de nosotros sabe. A los amos no les agrada que los esclavos sepamos cosas.
-Debe ser una vida muy solitaria para él, entonces- se condolió Adam por One Eye, observándolo a lo lejos mientras partía leña para que pudieran calentarse durante la noche.- Tiene que luchar y arriesgar su vida en nombre de su amo, y ni siquiera puede comunicarse con alguien para desahogarse. Yo… lo siento tanto…
Después de eso no había vuelto a hacer preguntas, pero en su mente habían aparecido algunas ideas nuevas. Por primera vez algo le resultó más importante que observar el cielo, y era ayudar a One Eye a salir de su solitaria situación. Estaba seguro que el hombre no era feliz siendo gladiador, ¿quién podía ser feliz teniendo que sobrevivir a base de matar a otros? Él no podía decirle a un hombre qué hacer con sus esclavos, pero podía intentar algo. Cuando lo tuvo decidido entonces logró conciliar el sueño y llegó al día de la exhibición fresco y firme, con toda la intención de salirse con la suya.
Muchos nobles habían anotado a sus propios gladiadores para los combates de aquel torneo, pero ninguno tuvo nada que hacer ante One Eye. El feroz hombre salido del infierno demostró que su fama estaba basada en hechos, y masacró uno por uno a todos los enemigos que le pusieron enfrente, para alegría de su amo y de aquellos que habían apostado por él. Su recompensa sin embargo no fueron los aplausos ni el oro que se embolsaría su señor por aquellas victorias, si no poder ver de nuevo a lord Adam, el joven que le había robado el corazón desde la primera vez que lo viera. Adam fue el encargado de otorgarles el premio así que bajó en persona a la arena, regalando su pobre ojo con la más hermosa vista que jamás hubiera imaginado. Era tan puro y tan bello… ¿por qué los dioses lo torturaban así? Verlo era un alivio para su alma, pero saber que jamás lograría nada con él era un dolor peor que las espadas y lanzas de las luchas.
"Daría lo que fuera por quedarme en este castillo contigo, lord Adam… jamás me sentí esclavo hasta que te conocí. Ahora soy tu esclavo de corazón, aunque los papeles digan que pertenezco a este imbécil".
-Padre, tengo que pedirte algo- dijo Adam abruptamente a su padre más tarde, cuando ya todos los invitados se habían recostado en sus aposentos, incluyendo al dueño de One Eye. Todos se marcharían al día siguiente rumbo a sus propias tierras, así que esa era su única oportunidad de llevar a cabo su plan.
-Pues pide lo que quieras, hijo mío, que estoy de mejor humor que nunca y con gusto te complaceré.
-Oh… ¿y por qué estás de tan buen humor?
-Porque el torneo ha sido exitoso y todos han salido ganando, ya sea por haber apostado a One Eye o por haber hecho alguna conexión provechosa entre invitados- explicó lord Raki sonriendo, invitando a su hijo a sentarse a su lado para hablar más tranquilos.- Tú estuviste magnífico también, así que no dudes en pedirme lo que quieras.
-Bueno, no es gran cosa. Quiero… quiero que compres a un esclavo para mí.
-¿Solo eso? No hay problema, querido hijo, mañana mismo iremos al mercado y elegiremos un vasallo nuevo para que te sirva.
-No- atajó Adam, nervioso.- No quiero un vasallo del mercado.
-¿Y entonces…?
-Quiero que compres al gladiador que ganó, a One Eye. Es él quien me interesa.
-Oh. Ohh…
Lord Raki no dijo nada por un buen rato, solo se rascó la barbilla mientras calibraba aquel pedido. Adam, su único hijo y heredero, jamás había mostrado el menor interés en nada que no fueran sus libros y pergaminos, era introvertido y le causaban horror las actividades violentas. ¿Qué clase de razón podía tener para de repente desear comprar un esclavo que, para colmo, era un guerrero salvaje y según los rumores violento?
Un guerrero salvaje, violento pero de innegable atractivo según los cotilleos de las criadas, e incluso de algunas nobles que no lo habían perdido de vista durante sus combates.
"Bueno, Adam ya es un hombre y yo se lo prometí a su madre hace muchos años. Jamás le negaría nada que realmente quisiera, y por su expresión de ahora diría que realmente desea a One Eye para él. Así que solo hay una respuesta posible para su pedido".
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Latir de nuevo
FanfictionOne Eye ha sido esclavo por tanto tiempo que ya está resignado a acabar sus días como tal. Sin embargo, la vida le tiene reservada una maravillosa sorpresa al cruzar su camino con el de lord Adam, hijo único del señor feudal del lugar y cuya bondad...