Capítulo 3

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Cenicienta se quedó anonada ante lo que le había preguntado el pelirrosa, ¿besarse? ¿acaso se había escapado de un manicomio? –¿Por qué nos íbamos a besar?

–Por dos razones muy simples– Sukuna miró con obviedad a Cenicienta, la cual solo le observaba con aún más confusión – Primero, para que no te dé vergüenza que me cambie delante de ti y, segundo, porque si te beso descubriré si sientes o no sientes repulsión hacia mi

Cenicienta solo se enfadó un poco por sus extrañas razones y salió de la habitación para que se pudiera cambiar de ropa, mientras pensaba de donde podía haber salido el sujeto que tenía metido en su habitación/desván. Se le ocurrieron muchas teorías extrañas aunque se quedó con la de que se había escapado de un manicomio, esa era la más realista de todas. Minutos que se convirtieron en una hora después, Cenicienta se dignó a entrar en la habitación porque ya llevaba ahí plantada en la puerta sin respuesta alguna una hora.

–¿Se puede saber qué estás haciendo tanto tiempo aquí?– Azotó la puerta para abrirla y se encontró a Sukuna agitando dos muñecas que se había encontrado en una caja. –¡Suelta eso ahora mismo!– Agarró rápidamente las muñecas y las ¹volvió a meter en la caja, para después volver a poner la caja debajo de su cama –No toques mis cosas sin mi permiso– Le miró con determinación y emociones a las que a Sukuna le dio pereza descifrar.

–¿Por qué tienes dos minihumanos de plástico? ¿Es una demostración de lo falsos e inútiles que sois?

–No, tonto, los niños lo usan para jugar.– Sukuna la miró con confusión a Cenicienta y esta suspiró– Agarras a las muñecas y haces como si estuvieran hablando o haciendo algo cotidiano– Cenicienta comenzó a jugar con las muñecas para darle ejemplo a Sukuna –O puedes hacer como que es tu bebé– Dejó a una de las dos con cuidado en la caja mientras que comenzó a cuidar a la otra, como había dicho anteriormente.

–Cenicerta... vuestra forma de jugar me parece tétrica, abusais de un pedazo de plástico para cumplir vuestras fantasías personales, simulando una vida que no existe o inventándose una maternidad que se ha estado buscando desde hace mucho tiempo pero no se consigue. – a Cenicienta no le había gustado el comentario del pelirrosa, había insultado a su infancia.

–No es así, es...– Cenicienta se quedó pensando en lo que era realmente, no se alejaba mucho de la explicación de Sukuna, pero no le iba a dar la razón – ¿porque es divertido?–

Entonces, el sonido de dos voces chillonas se escuchó desde la sala principal, lo que hizo que Cenicienta se alterase mucho. Miró alrededor y al no ver ventanas se acercó a Sukuna para susurrarle algo.

–Yo las voy a distraer, tú intenta escapar sin que te vean– Sukuna volvió a mirarla con la misma cara de burla que puso la ultima vez que pasó.

–¿Que pasa Cenicerta? ¿No te pueden descubrir con tu amante?

–Calla y hazme caso– Cenicienta salió de la habitación dejando solo al pelirrosa, para así ir a distraer a sus hermanastras.

–No me gusta que la rubia esa se lleve la última palabra– Hizo una mueca de disgusto y salió del desván, preparado para molestarla con su presencia. Primero, fue a la cocina a hacer ruido con los trastes. Lo cual comenzó a meter a Cenicienta en un aprieto.

Drizella se volteó al escuchar el ruido y después miró mal a Cenicienta –¿Qué ha sido eso?– La examinó de pies a cabeza con desprecio.

–Seguramente haya puesto mal alguna sartén y se ha caído, lo siento mucho– se disculpó para después agachar levemente la cabeza mientras pensaba 'puto psicópata maniático, juro que como te descubran uso tu pelo de chicle para barrer el suelo'.

Sukuna x Cenicienta [La estrella que más brilla] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora