Henry estaba extasiado mirando como las gemelas se movían en mi interior, sus ojos brillaban a más no poder mientras les hablaba y tocaba mi panza.
—Hola, mis princesas, soy papá —besó— las estoy esperando con muchas ansias.
Mis ojos se llenaron de lágrimas, Henry era tan dulce cuando hablaba con las niñas y eso que no habían nacido todavía. Sabía que sería el mejor padre del mundo y sus acciones lo confirmaban.
—Espero nunca decepcionarlas, les daré mi vida entera sólo a ustedes. —dijo.
Henry seguía repartiendo besos en mi vientre y les repetía una y otra vez que las amaba. Yo sólo me dedicaba a observar la tierna imagen mientras acariciaba su cabello, con mis ojos llorosos.
Era el cuarto día que pasábamos en la nueva casa, había pasado casi dos semanas desde que Henry me la había mostrado e hizo que trasladaran nuestras cosas en menos de una semana, todas nuestras cosas. Eran tantas y por eso me asombraba.
Las gemelas parecían que bailaban dentro de mí y sobre todo cuando su padre les hablaba. Amaba que lo hicieran porque las sentía más en mi.
La situación en la que me encontraba la veía lejos y para nada me la imaginaba con Henry, a todo esto me puse a pensar las vueltas que da el destino y me pregunté «¿Donde estaría ahorita si nunca hubiera pasado el error en la clínica? ¿estaría cumpliendo mi sueño o encerrada en mi habitación frustrada porque nada salió como esperaba?» aunque realmente descubrí que mi verdadero sueño era eso; una familia.
—Te amo mucho —murmuré.
Henry sonrió y se acercó a mí dándome un largo beso, sus labios atraparon los míos de una manera sensual y a su vez fue tan tierno.
—Yo también te amo, dulzura, muchísimo. No me veo amando a otra persona que no seas tú —confesó—. Pero si me veo contigo hasta el último respiro que salga de mi, me veo amándote hasta que nuestras manos se arruguen y después de eso.
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El bebé del magnate©
RomanceA Melissa el nuevo año no le sonrió. Descubrió a su novio siendo infiel así que lo dejó. La echaron de su trabajo por reducción de personal y, por ende, el banco rechazó su crédito para su emprendimiento. No sabía qué hacer, estaba rendida. Soñaba c...