Capítulo 24.

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Escuchar la voz de mi mujer todos los días cada vez más desesperaba, me llenaba de impotencia

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Escuchar la voz de mi mujer todos los días cada vez más desesperaba, me llenaba de impotencia. Quería despertarme, agarrarla y acurrucarla contra mí. Odiaba toda la situación, odiaba en como me encontraba, no me gustó nada lo que pasó. 

Todo estaba planeado, todo estaba calculado. Un puto error fue que echó todo a perder. Y descubriría el culpable de eso, aunque ya sabía posiblemente quien era. 

—Te amo… 

Las palabras de Melissa seguían en mi mente todo el tiempo. Yo también la amaba, y la extrañaba tanto que todos los días deseaba despertar y ver su hermoso rostro. 

—Oh amor, por favor despierta por favor amor… 

Y ahí estaba de nuevo, la voz de mi Melissa sonando desesperada y me llenaba de impotencia no poder calmarla. 

Amaba su valentía para enfrentar toda esta situación aunque sabía que se derrumbaba cuando estaba sola. Admiré a mi mujer aún más cuando me dijo todo lo que había hecho, por todo lo que había pasado. Me sentí orgulloso de ella, pero otra parte de mi se sentía preocupado por ella. 

No se que pasó el día del atentado, venía de entregarle el dinero a los extorsionadores. No iba con los guardaespaldas ya que los maleantes me dijeron que yo, y estos me habían amenazado con hacerle algo a mi familia si iba con alguna trampa. Decidí hacerles caso, sin embargo, sabia que sus amenazas eran en vano porque no eran peligrosos. Lo que no estaba en mis planes era la embestida del otro problema. Con ellos ya había hablado y les había pedido dos días para arreglar las cosas y hacer lo que ellos querían, esos dos días lo tomaría para hablarlo con Melissa (ya que le debía explicaciones), hablarlo con James y a ver que podíamos hacer, pero todo se fue a la mierda. 

Ese accidente no debió de haber ocurrido, pero estoy seguro que alguien movió sus teclas para afectarme. 

En lo primero y único que pensé cuando sentí el impacto fue "No quiero morir, quiero decirle a Melissa que la amo y ver a mis hijos crecer" y lo último que recuerdo fue ver la sonrisa y los ojos brillantes de Melissa, para luego caer en la inconsciencia. 

El bebé del magnate©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora