chap.ter two

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El golpe suave a la puerta de su habitación hizo gruñir de forma animal a la albina, quién luego soltó un quejido agudo. En el otro lado lado de la puerta, Miranda rodó sus ojos al oír las quejas de su hija y golpeó más fuerte. Seguido de eso, se escuchó un fuerte ruido, luego algunas cosas moviéndose y segundos restantes tenía a la menor frente suyo con un vestido de encaje negro, en su cuello posaba un collar - gargantilla con un diamante color zafiro y su cara completamente seria.

La rubia alzó su ceja.— Al fin, creí que tardarías más. — la albina resopló.

— Te dije que me levantaría al cuarto golpe.— ella dijo y Miranda asintió, aún no creyendo que su hija realmente le había cumplido la promesa del día anterior, nunca se levantaba rápido. Jamás. Pero lo hizo.

La escaneó y puso una mueca — Lilianth, haz que tu señora se aseé, peinala, maquillala y que baje al comedor. — La castaña asintió reverenciando yendo a con la albina quién estába tan adormilada que sólo se dejó ser.

Alcina sonrió cómo siempre al observar a Madre Miranda, la nombrada bajó del carruaje de oro con la ayuda del portero, se acercó a la mujer alta y ambas se saludaron cordialmente la una a la otra

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Alcina sonrió cómo siempre al observar a Madre Miranda, la nombrada bajó del carruaje de oro con la ayuda del portero, se acercó a la mujer alta y ambas se saludaron cordialmente la una a la otra. Luego de eso, saludó a las tres hijas presentes, era raro no verlas saludarlas con hiperactividad para irse a acosar a alguna sirvienta rápidamente.

Alcina torció sus labios en un gesto de desagrado.— Y...¿dónde está el nuevo lord? — ella preguntó directa cómo siempre. Miranda sonrió — Ella estába jugando unos minutos, llegará pronto. — fue lo único que respondió.

La azabache abrió sus ojos con sorpresa. Así que no era hombre, menos mal, un ser menos estúpido en su palacio. Tras varios minutos en dónde ellas estaban tomando el té y charlando sobre finanzas, llegó un golpe seco desde el gran mural de rejas. Alcina se levantó frunciendo su seño y fue ella misma a verificar, detrás suyo la seguía la rubia.

Tan pronto abrió la enorme puerta de roble fina, la caída en seco de un cuerpo pasó a los pies de la señora. Alcina fruncio más el seño al ver a un hombre con la expresión de terror grabada en su cara y luego su vista subió, y he de decir que había tenido que subir hasta casi su estatura. Juntando vista con unos ojos color verde oliva y un cabello blanco, exageradamente largo.

Ella estába sorprendida, apesar de qué tenía sangre en su boca, se veía elegante, en su postura firme y ahora, reverencia, la albina se había reverenciado a ella y Madre Miranda en forma de saludo. — Mi lady Dimitrescu, Madre. — su acento la delataba, miró hacía abajo — Éste, es mí regalo, lamento si es grotesco pero escuché de madre miranda que les gustaba la carne especialmente de hombres. — río bajito, y alcina sonrió, fascinada. Y asintió.

— Sí, señorita, nos encanta. — hizo un ademán de que se presentara. Y la albina volvió a reverenciarse. — Soy Alessandra Ivánovich, es un gusto por fin verla, señora Dimitrescu.— Alessandra asintió con entusiasmo. Dándole su conocida sonrisa sádica para luego tomar con una mano desde la cabeza del humano.— ¿Dónde se guarda especialmente la comida? — preguntó distraída.

Miranda no sabía dónde meterse. ¿Cómo esa niña había hecho eso? Aunque básicamente se lo había dicho, quiso hacer oídos sordos.


Alcina carraspeo — Deja que mis hijas te muestren el castillo, Alessandra, yo hablaré con Madre Miranda.— Cassandra, Daniela y Bella, sintieron los ojos de su madre perforarlas a cada una con una clara mirada de advertencia. Las tres asintieron a la par y la albina (mucho más altas que sus hijas) las siguió casi con recelo.

— Es, maravilloso su presente.— dejó escapar alcina ante su avergonzada madre, ahora Miranda carraspeo.— Alessandra se fusionó con una pantera blanca, además, tiene dieciséis años apenas, sigue siendo una niña. Pero, lo de la pantera sigue explicando varias de sus actitudes.— la rubia dijo finalmente,la más alta la volteo a ver sorprendida.

— ¿¡Dieciséis!? — Miranda asintió, y dijo con severidad. — Sí, cómo dije es una niña, cuídala muy bien alcina, ella me es importante.—  ella replanteo con más fuerza el hecho de que la cuidara antes de desvanecerse por el aire, finalmente yéndose.

La mujer suspiró profundamente antes de terminar su copa de su vino. Ahora que se lo preguntaba, la albina si tenía cara de niña.

La Alcina diciendo que si tiene fara de niña, y no sabeque esa niña es hasta más perversa que sus propias hijas

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La Alcina diciendo que si tiene fara de niña, y no sabe
que esa niña es hasta más perversa que sus propias hijas.
JAJAJAJA

Lamento algún error, cuándo relea el cap lo corrijo. 💪

𝐓𝐇𝐄 𝐍𝐄𝐖 𝐋𝐎𝐑𝐃⠀- the Dimitrescu Donde viven las historias. Descúbrelo ahora