cha.pter fi.ve

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[Only Daniela)

Sabía que era cuestión de tiempo de que su hija Daniela quisiera acosarla todos los días hasta poder beber su maldita sangre, Alcina frunció el seño. Se sentía molesta.

Ni siquiera entendía el por qué, por el momento dejaría que jueguen entre ellas, ya que la menor, aún era eso, menor.

Un suave tarareo se escuchó en la silenciosa y fría habitación, la chimenea estaba apagada por que la albina lo había hecho, se estába sintiendo sofocada, entonces la apagó con un perezoso movimiento de mano

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Un suave tarareo se escuchó en la silenciosa y fría habitación, la chimenea estaba apagada por que la albina lo había hecho, se estába sintiendo sofocada, entonces la apagó con un perezoso movimiento de mano.

Sólo que ahora, y en su sueño, seguía sintiéndose sofocada, frunció las cejas y suspiró al sentir en su cuello. Luego algo rosar y ...

¿Qué? ¿Rosar?

Se levantó de golpe sobresaltada y chocó con alguien, quién soltó un gemido de dolor y sus sorprendidos ojos observaron a la menor de las hermanas, la pelirroja estába cómodamente sentada sobre su regazo y apenas de usar un pantalón de pijama sentía que la tela del vestido ajeno era demasiado delgada.

Su rostro de pura confusión y adormilado hizo sonreír a Daniela. La menor carraspeo.— ¿Qué estás haciendo en ni habitación, señorita Daniela?—se levantó quedando sentada, aún así, la contraria ni siquiera se movió para salir del regazo de la alta y en cambio rodeó con sus brazos el cuello.

Ésta la tomó de los brazos impidiendo que terminara de rodearla y los apretó pada luego gruñirle en su cara recibiendo un jadeo de sorpresa. — Le pregunté algo, my lady.— no se había puesto a pensar en que la había acercado demasiado a ella pero la pelirroja sí, y bastante. Se había puesto roja. Completamente emocionada.

Ella era dura y ahora hasta le había soltado un gruñido tan ronco que se sintió mojar completa. ¡Realmente le emocionaba el cómo ella no sentía ni una pizca de miedo! Diablos. Daniela mordió su labios inferior y cuándo abrió su boca la hablar, nada pudo salir de allí, sólo un gemido lastimero. Sentía demasiado seca su garganta. No había tomado sangre pensando que iba a probar la de la menor, pero la otra la había apresado de sus brazos por lo que no podía moverse bien, ella realmente tenía fuerza.

La albina la miró algo confusa. — Ya veo. ¿Necesitas sangre, no? — un asentimiento de parte de la más baja le hizo conectar cabos a la de ojos verde oliva. Suspiró. — Y quieres tomar, especialmente la mía, si no éstoy mal, no? — volvió a asentir y la menor mordió su labio inferior pensando. Pero luego sonrió.

— Te la daré, después veré que quiero de recompensa. — Daniela abrió sus ojos, asombrada. ¿Realmente le iba a dar su sangre? Waoh.

Sin embargo no esperó que la otra la tomara fuerte del su cabello, más bien de su nuca y la acercó con fuerza a ella. — Si duele, te haré triple.— Amenazó a la pelirroja, quién asintió tontamente embobada. Dejó un pequeño beso en los labios negros de la hija menor. Y luego con la misma fuerza de antes la acercó a su cuello.

Claramente, era un permiso sin palabras por lo que sin esperar más clavó sus dientes lo más cuidadosamente que pudo debido a su creciente emociones.

En cuánto sintió la sangre pasar por su garganta, gimió audiblemente y se pegó prácticamente a la otra, también sentía la largas manos ajenas apretar su cintura con fuerza. Daniela nunca se había sentido tan bien de que la dominen. Pero ella podía tomar el papel de sumisa sólo que no encontraba a alguien bueno.

 Pero ella podía tomar el papel de sumisa sólo que no encontraba a alguien bueno

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𝐓𝐇𝐄 𝐍𝐄𝐖 𝐋𝐎𝐑𝐃⠀- the Dimitrescu Donde viven las historias. Descúbrelo ahora