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Pasaron los días y Dream era cada vez más apegado a Cyrus. Estaba con él la mayor parte de su tiempo libre y siempre tenía buen ánimo cuando de jugar con él se trataba.

Esto sin mencionar que ambos dormían en la cama de Dream, abrazados hasta quedarse dormidos, mientras que George pasaba frío en el duro sillón de la sala donde apenas podía dormir pensando en lo que esos dos estarían haciendo.

George no estaba herido, estaba destrozado.

Un día era el rayo de sol de Dream, y ahora otra persona se encargaba de darle luz a su vida. Aparentemente, una luz mucho más intensa de la que él pudo darle.

Odiaba a Cyrus, lo odiaba con cada centímetro de su ser, pero ya no tenía sentido discutir con él, no cuando solo conseguiría que Dream lo rechazara aún más.

Esa tarde, Dream llegó del trabajo con una ancha sonrisa en el rostro. George quiso levantarse del sillón para abrazarlo, pero Cyrus fue más rápido y lo hizo en su lugar.

Después de darse un largo abrazo lleno de cariño, Dream le dió a Cyrus una pequeña bolsa de regalo.

─Es para ti ─sonrió.

El híbrido de perro abrió con prisa la bolsa, notando que adentro había un collar negro con detalles plateados. Esbozó una sonrisa y le pidió a Dream que se lo pusiera, quien aceptó gustoso. Todo bajo la mirada apagada de George.

Un nudo se formó en su garganta y una presión sofocante se acumuló en su pecho. Lentamente, las lágrimas comenzaron a caer, dejando un rastro húmedo de tristeza en sus mejillas rojizas.

Él siempre deseó que Dream le regalara un collar.

─¿Cómo me veo? ─preguntó Cyrus cuando aquel lindo choker estuvo adherido a su cuello.

─Precioso.

─George, ¿no te parece bonito? ─preguntó.

Limpió rápidamente sus lágrimas y asintió con la cabeza.

─Dream, ¿no le trajiste nada a George? ─preguntó, sintiéndose mal por él.

Dream abrió los ojos y miró a George, dándose cuenta de que había olvidado comprarle algo, incluso los duraznos que le había pedido hace unos días porque se habían acabado y eran lo único que le gustaba desayunar.

No importa. Se los compraría después.

El humano tomó asiento en el sillón, dejando un espacio en el medio donde se suponía que se sentaría Cyrus. Sin embargo, este tropezó a mitad de camino y lloriqueó al lastimarse la rodilla.

No había ningún bache con el que pudiera tropezar. George parpadeó varias veces, incrédulo, y es que se había caído a propósito. Aún así, sacudió la cabeza pues seguramente era la falta de sueño que lo hacía imaginar cosas.

Pero Dream no lo vio de esa forma y se alarmó apenas vio a Cyrus gimotear.

─¿Te hiciste daño? ─lo ayudó a reincorporarse.

─S-Sí... ─balbuceó, señalando con la mirada su rodilla.

─Solo es un golpe ─comprobó luego de mirar la herida. Lo más probable era que le saldría un moretón, nada grave.

Regresó al sillón y le hizo ademán a Cyrus de que se sentara sobre sus piernas. Al hacerlo, el humano acarició su rodilla lastimada para ayudar a que cesara más rápido el dolor.

Esa fue la gota que colmó el vaso de agua.

George emitió un maullido largo e intenso, como el de los gatos cuando estaban a punto de atacar y se lanzó encima de Cyrus con tanta fuerza que ambos cayeron al suelo, generando un golpe en seco.

Ahí comenzó una pelea donde George lanzaba arañazos sin detenerse a ver en dónde caían, mientras que Cyrus mordía sus orejas y otros lugares sensibles, arrancándole algunos sollozos.

Si bien Cyrus era mucho mayor en tamaño y en fuerza, George era más rápido y ágil.

Dream intentó interferir pero recibió una fuerte mordida de parte del perro, dejándole en claro que no debía entrometerse.

Un arañazo fue a parar en el cuello de Cyrus, logrando así destrozar el collar y a su vez, dejar rasguños en su piel de los que comenzó a brotar sangre. Eso llenó de furia a Cyrus, por lo que gruñó al mismo tiempo que alzó la mano para rasguñar a George en la cara, dejándolo aturdido. Iba a aprovechar la oportunidad para atacarlo en su momento de debilidad de no ser porque Dream se ubicó en el medio de los dos.

─¡Deténganse! ─exclamó, logrando su cometido, pues ambos híbridos se quedaron quietos y lo miraron con atención.

George tenía la esperanza de que Dream se diera cuenta de lo malvado que era Cyrus y finalmente se deshiciera de él.

─George, necesito que me des una explicación.

No, no, no, era Cyrus quien tenía que darla, no él.

─¡Yo no hice nada!

─¡No mientas! Tú lo atacaste primero y mira cómo lo dejaste ─dijo con rabia.

George le dedicó una mirada rápida al perro y pudo ver que tenía arañazos por todas partes, en especial en los brazos y en el cuello. Algunos tenían sangre.

─Se ve mejor así ─admitió con sinceridad.

─Discúlpate ─demandó Dream.

─No lo voy a hacer ─se negó rotundamente, frunciendo el ceño─. Es él quien debería disculparse.

─¿De qué hablas?

─Cyrus no debería estar aquí, Dream. Nos está dividiendo ─dijo a nada de empezar a llorar otra vez.

─No, quien nos está dividiendo eres tú con estas tontas peleas con Cyrus, quien no ha hecho nada malo para ganarse tu desprecio.

Los ojos de Cyrus se llenaron de lágrimas.

─¡Quiere quedarse contigo y hacerme a un lado!

─No tengo idea de lo que está diciendo... ─dijo Cyrus, comenzando a llorar─ George, me duele mucho ─sollozó, haciendo referencia a sus heridas.

─Lo sé, las curaré enseguida ─lo tomó de la mano para darle apoyo, luego volteó a mirar a George seriamente─. Lo que hiciste es grave, estás castigado hasta que entiendas que la solución no es usar la fuerza bruta.

Dream se llevó a Cyrus al baño, donde usaría el botiquín de primeros auxilios para curar sus heridas pacientemente y cubrirlas con banditas.

Mientras tanto, George caminó encorvado hacia el sillón, en donde se echó para tratar de dormir y distraerse del ardor en su rostro.

Su humano no le creyó. No confiaba en él y eso le dolía más que los rasguños que Cyrus le hizo en la cara.

YOU CAN STAY ( DNF )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora