Al día siguiente, te encontrabas en medio de un campo de vegetales, rodeada de verduras por todas partes. Te habías cansado de la carne, y de repente, el sistema volvió a aparecer.
Sistema: ¡Noticias emocionantes! Has salvado a 200 personas de la muerte, lo que desbloquea una recompensa de principiante.
Te estabas acostumbrando al sistema, que parecía ser muy eficiente al proporcionarte información sobre este mundo. Sin embargo, te diste cuenta de que aún no habías completado una misión principal.
Tú: ¿Recompensa? ¿Qué será esta vez?
Tu mano se sintió pesada nuevamente, y notaste otro libro sin portada. Lo abriste y encontraste información sobre diversas bestias en ese mundo. Mientras hojeabas el libro, te sorprendió la cantidad de criaturas que nunca habías visto antes.
Tú: No me digas que también hay demonios...
Pero la última página estaba quemada.
Tú: Sistema...
Sistema: Sí, ¿en qué puedo ayudarte?
Tú: La última parte de la hoja habla de demonios, pero está quemada.
Sistema: Debe ser porque aún no tienes suficiente nivel. Apenas has completado 2 misiones de principiante. Debes completar más si quieres más recompensas.
Tú: ¿Qué misiones hay?
Sistema: (error, error)
Notaste que el sistema se apagó, lo que te hizo pensar que podría haber un problema o que tu nivel actual no era suficiente. Decidiste embarcarte en todas las aventuras posibles para aumentar tu nivel.
Después de una semana con tu nuevo libro, te habías convertido en la médica bruja del lugar. te ofreciste para ayudar a los heridos y resolver los problemas de los demás. Kirishima y Bakugou estaban muy orgullosos de ti y de tu inteligencia, aunque atribuías tu conocimiento a venir de otro mundo. Kirishima te advirtió que no debías revelar eso abiertamente, ya que había bestias maliciosas que desearían tener ese conocimiento. Por lo tanto, te volviste más reservada con respecto a tus habilidades.
Un día, llegaron nuevas hembras de diferentes tribus de lobos al pueblo. Estaban teniendo una barbacoa cuando una hembra hermosa se acercó a Bakugou.
Hembra: Hola, ¿sabes? Quiero tener cachorros contigo. ¿Quieres ser mi macho?
Una amiga tuya, que era loba, se acercó a ti.
Amiga-lobo: Hey, Tn, ¿no vas a hacer nada? Están coqueteando con tu macho.
Tú: No necesito hacer nada, confío en Bakugou.
Bakugou: Suéltame o te corto la mano.
La hembra tembló de miedo ante su mirada furiosa y se retiró. Sin embargo, notó que Kirishima, el lobo rojo, también estaba contigo.
Hembra: Tsk, esta hembra se llevó a los dos mejores machos de aquí.
Bakugou se acercó a ti.
Bakugou: ¿Qué...?
Tú: Nada.
Sonreíste, y los dos continuaron disfrutando de la barbacoa. Luego, regresaron a sus chozas. Gracias a Kirishima y la ingeniosidad de Bakugou, te habían hecho una cama de piedra, a la que añadieron pieles para que fuera más cómoda. Al principio, te resultó incómodo dormir con ellos, pero con el tiempo te acostumbraste, ya que eran muy cálidos corporalmente.
Un día, tu amiga loba te invitó a tomar el sol en la cima de una montaña alejada del pueblo. Las hembras solían ir allí por haberse quedado embarazadas, y tomar el sol las ponía de buen humor.
