Siendo prófugos en Rio de Janeiro, Brian O'Conner decide buscar a su hermana menor, quien residía en el mismo lugar.
Sabrina O'Conner jamás creyó volver a ver a su hermano, pero cuando este necesitó ayuda para un trabajo no dudo en ayudarlo.
Rápid...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
¡ᴼʷᵉⁿ!
Maratón 3/3
Lusitania, España
Sabrina O'Conner
Salí de la base militar directo a mi auto, para ir a buscar a Mia, pero cuando abrí la puerta del conductor comenzaron a dispararme desde una de las torres de vigilancia.
Me agache y justo en ese momento escuche varios autos pasar, "Maldito, Brian", sabía que esto había sido su idea y no lo juzgaba. Suspiré y me estiré dentro del auto hasta tomar un arma.
Comencé a dispararle a la torre de vigilancia hasta que escuché como alguien caía de la misma al tiempo que los disparos se detenían. Continúe disparando a los militares que se interponen en mi camino.
Me subí a una de las camionetas, "tomándola prestada", rompí la tapa debajo del volante y lo encendí, no es el primero que robo y parece que tampoco el último, salí de la base militar hacia el aeropuerto, donde debía estar Owen. Divisé a lo lejos el avión, pero frené en seco, al ver a alguien en el camino.
- ¿Mia? - baje de la camioneta, la menor de los Toretto se abalanzó sobre mí dándome un abrazo- Sube- la anime- Vamos tenemos que irnos- Mia se apresuró en subir a la camioneta.
- ¿Dónde está Brian? - suspire.
-Escúchame, Mia, las cosas cambiaron- ella me observó confundida- Cuando detenga el auto y veas a Brian, aléjate lo más que puedas de mí, ¿entiendes? - ella asintió- Y diga lo que Brian diga, si tienes algún problema, llámame- le di un teléfono descartable- solo tiene mi número y te pido que no le digas que lo tienes- ella volvió a asentir.
Frené a metros de los autos del equipo de Brian, Mia obedeció y bajó corriendo en dirección a Brian. Sentí mis ojos humedecerse, avancé incapaz de apartar la mirada del avión, ni siquiera sé en qué momento bajé de la camioneta.
- ¡Owen! - me deslicé hasta que mis rodillas tocaron el suelo, mis lágrimas empaparon mis mejillas.
