The Chain

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JoJo's Bizarre Adventure: Mechanical Sky #3
The Chain

21 de febrero de 1958.

No era la primera vez que Roger Joestar viajaba en tren, pero sí era la primera vez que lo hacía solo; cuando era un niño, él y su hermano iban una vez al mes a Richweine, la isla que quedaba más al norte y donde vivían todos los empresarios, políticos y mafiosos, la mayoría pertenecían a los tres grupos a la vez. En Richweine quedaba el único teatro de La Isla, los precios por sus entradas eran usualmente muy altos, pero una vez al mes hacían un evento de caridad donde cualquiera podía entrar, Roger aprovechaba esto y se escabullía en el vagón del tren donde cargaban los animales, Adam siempre lo acompañaba, pese a que no le interesaba mucho el teatro, mientras que Roger se deleitaba y llegaba a gritar de la emoción durante las obras, esto llego a un punto donde a sus doce años, Roger fue expulsado del teatro y se le prohibió volver a entrar. Ese día Roger no viajaba con la intención de ir al teatro, en su mano tenía el revolver de su padre, el único recuerdo que tenían de él desde que murió en la guerra, ese revolver fue lo único que su madre pudo salvar cuando les quitaron la casa y todo lo que en ella había, pasaron unos días difíciles, Helena ya no tenía material con que trabajar, Adam estaba recostado casi todo el día por sus heridas y Roger ya no era ni capaz de mirarlos a los ojos.

Cuando el tren llego a Richweine, Roger no perdió el tiempo y empezó a preguntar a cualquier persona que veía por Rob, las calles de allí eran amplias y bien cuidadas, a sus lados había casas que eran casi mansiones, rodeadas por rejas, tenían jardines extensos y bellas estatuas, incluso para alguien que no conocía bien el lugar, era fácil ubicarse. Después de medio día de búsqueda, encontró a alguien que le dijo donde quedaba la casa de Rob, era la numero 1808, Roger no sabía exactamente dónde estaba, pero hace un rato había visto la 1800, así que resolvió ir hacia ella y contar hasta la 1808. Fue fácil entrar a la casa, no había guardias y la reja no tenía pinchos, adentro era una línea recta, un único pasillo larguísimo que llevaba a múltiples habitaciones, en medio del pasillo una habitación redonda, extrañamente vacía, Roger recorrió cada habitación, con pistola en mano y el corazón a punto de explotar, no lo encontró en ninguna de ellas; el segundo piso fue básicamente lo mismo, con la diferencia de que en medio de la habitación redonda había una estatua, replica de la Victoria De Samotracia, representaba a Niké, la diosa de la victoria, las baldosas blancas relucientes eran monótonas, y de las ventanas no entraba casi luz, al final del pasillo algo rompía esa monotonía, un cuadro pequeño, de marco dorado y colores azules en su interior, Roger por un momento olvido a lo que venía y se acercó al cuadro, mostraba la imagen de un lobo, encadenado al suelo en medio de una tormenta, con solo acercarse al cuadro se sentía como que un rayo estaba a punto de caer. Roger escuchó pasos detrás de él y volteo rápidamente, apuntando su revolver, pero lo que encontró no fue a Rob, sino un par de ojos negros que parecían no tener final, una piel trigueña, suave y reluciente, pelo largo, en remolinos. Roger no era capaz quitar la mirada de ella, un... Roger primero sintió como era empujado al suelo y después escucho los ladridos del perro que ahora estaba encima de él y le lamía la cara.

-¡Rocky!, déjalo en paz.

El perro hizo caso a la orden de inmediato, la voz de la chica era dulce pero diligente, se acercó a Roger y le pregunto si estaba bien, ahí Roger supo con seguridad que ya había muerto y estaba viendo a un ángel.

-Si vienes a robar deberías tener más cuidado, te vi desde que entraste.

-No -Roger pauso por un momento mientras se levantaba. -Dime donde está Rob.

-Te puedes llevar la pintura, mis padres no notarán que hace falta y lo puedes vender por mucho dinero, lo hizo una pintora talentosa que vive aquí en La Isla. -La chica se veía un poco confundida.

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