𝓒𝓪𝓹𝓲́𝓽𝓾𝓵𝓸 3

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- Señorita Kil

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- Señorita Kil.. - desvió la mirada - como sabrá, se acerca nuestro día deportivo..

- Deje de darle vueltas y simplemente dígalo.

Liam estaba empezando a impacientarse, apenas llego a su aula, encontró el director, es decir su jefe.

- Disculpe.. - hizo una reverencia - No quiero parecer entrometido.. pero escuche que usted antes de llegar aquí pertenecía al ejército.

La mujer guardo silencio poniendo nervioso al hombre delante de ella.

(¿Sera que Choi hizo que este nombre esté en la lista del ejército? Si no es así, no tendría sentido esto)

Pensó sin darse cuenta que dejó la realidad un momento.

- ¿Puede confirmarlo por favor? - balbuceo - Es que un profesor que llego recientemente a dicho que le parecía conocida.. - fue interrumpido.

- ¿Qué persona dijo eso? - hablo seriamente.

- ¡A-ah! Es un hombre que dice haberla conocido cuando fue a cumplir su servicio obligatorio. Usted era su sargento - dijo apresurado.

Cruzó sus brazos luciendo más imponente y el pobre hombre calvo tembló.

- Lo fui - afirmó - Pero lo deje hace un año - mintió.

Llego a la conclusión de que se trataba de alguien que la conocía de hace mucho y tenía algo que ver con su extraña "muerte". Y lo mejor por el momento era seguir la corriente.

- ¡En ese caso! ¿Nos haría el favor de entregarles las medallas a los respectivos ganadores? - junto sus palmas.

- ¿Porque tendría que hacerlo?

Pregunto despectiva, haciendo casi llorar a hombre.

Vamos que el podia ordenarlo y ella tenía que obedecer.
Pero cuando estaba apunto de hacerlo, las palabras se atascaban.

- No quiere hacerlo, porque le da vergüenza que su dpto no gane~ - llego de entrometida la profesora del otro día.

Ni siquiera sabía su nombre, vamos que no le interesaba en primer lugar.

- ¿No ganarán? - miro despectiva a los adolescentes que escuchaban todo, pero no se atrevían a levantar la cabeza.

- Por ejemplo: mi dpto de musica, es el mejor siempre - presumió.

- ¿A si..? Felicidades en ese caso - se dio la vuelta y volvió a revisar tareas.

Dejando a la mujer con la palabra en la boca y demasiado frustrada, ninguno de sus ataques funcionaba nunca.

- ¿Lo hará? Por favor - suplico el hombre.

- ¿Tengo que utilizar mi uniforme? - lo miro de reojo.

- ¡Si! ¡Tiene que...! - fue interrumpido.

「ᴠᴇᴛᴇʀᴀɴ」「ʟᴏᴏᴋɪꜱᴍ x ᴏᴄ」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora