Una mujer que vivió una larga vida creyó que era el momento de que llegara a su fin, pero..
¿Qué pasaría si no es así?
Dios le hizo una mala jugada y la regreso a sus años dorados de juventud.
Volvería a ver a unos cuantos mocosos a los cuales les t...
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— Amor~ — se sentó encima de la mujer — Es hora de despertar~
La contraria al sentirse sofocada despertó desorientada.
— ¿Quién eres..? — tenía la mirada empañada y desenfocada.
— Amor.. — reprochó — Te he dicho que no me gusta que juegues con esoo — hizo un puchero.
¿Jugar? Esta mujer estaba loca, aunque esa voz le resultaba conocida.
— Ah-Young~ Soy tu linda Ji-Woo — jalo la mejilla de la mujer.
— ¿Ji-Woo? ¿Que haces en mi casa?
— ¡Tonta! ¡Cuando te dije que te sintieras en casa no me refería que solo era tuya!
Sobresaltada se levantó con rapidez frotando sus ojos.
— ¿Que haces..? Ay no..~ ya ves por qué te digo que no bebas tanto.
Con la vista más clara, miro a la mujer que amo un vez, negar enojada mientras recogía ropa de ambas que estaba regada por el suelo.
Tardó en darse cuenta que estaba completamente desnuda, además de estar en la antigua casa de Ji-Woo.
Confundida se dejó caer en la cama.
(¿Acaso todo fue un sueño?)
Pensó llevando sus mano a su cabeza rascando, tratando de aligerar el dolor.
— ¿Tendré que preocuparme recién por tu salud mental? — dijo preocupada.
— De que hablas.. solo me duele la cabeza — mintió.
— Eso espero, por qué si no tendré que llevarte a un manicomio — bromeó.
Solo recibió una mirada de reproche.
— ¿Tuviste otro mal sueño? — acarició con cariño la mejilla ajena.
— No lo sé.. — tomo la mano en su mejilla.
Esto se sentía tan irreal, hasta este momento se dio cuenta de cuánto le gustaba el afecto de la pequeña persona delante suyo.
Ella fue la única que no la cuestionó acerca de ser Norcoreana.
Toda su vida la vivió siendo cuestionada acerca de cuáles eran sus intenciones en Corea del Sur.
Ji-Woo fue la que la rescató cuando recién escapó de su país, abandonando su patria. Pero su patria le dio la espalda primero y la única forma de sobrevivir.. era esa.
Y no se arrepiente.
— ¿Te ayudo a olvidar lo malo? — dijo con cariño, sacándola de sus pensamientos.
— ¿Como sería eso? — dijo coqueta.
— Igual que como lo hice anoche, amor — se subió encima de ella nuevamente.
