𝓒𝓪𝓹í𝓽𝓾𝓵𝓸 1

1.1K 94 25
                                    


Otro día y otra oportunidad para tratar de acabar con todo este infierno, si tan solo se me permitiera tener el privilegio de poder controlar mi vida y tomar mis propias decisiones.

Era ya entrada la noche y me encontraba camino a uno de los bares más concurridos en Yokohama, este bar solía pagar por protección a la Port Mafia, pero debido a su creciente popularidad decidieron terminar con el contrato e imcumplir con los acuerdos pactados; ahora por órdenes de Mori-san, tenía que encargarme de hacer que el dueño del local ""reconsidere" su decisión, o me vería obligado a "ajustar cuentas" que mantiene con la organización. Es la decisión más estúpida que pudo tomar ese hombre, ¿enserio cree que puede discernir de la Port-mafia cuando quiera?, nadie traiciona a la organización y vive para contarlo.

- Buenas noches, joven, ¿qué le puedo ofrecer hoy?

- Un whisky en las rocas -no le presto mucha atención al bartender y me concentro en ubicar a mi objetivo, según nos informaron, él estaría aquí esta noche

Desde donde estaba sentado podía tener una buena vista de todo el área, Hirotsu-san y otros miembros de mi equipo se encontraban camuflados entre la multitud, cubriendo cualquier ruta de escape o en caso de que algo saliera mal, cosa que dudo, pudiéramos tener un mayor control del lugar. No es un local tan grande, los antros y bares que tiene la Port-mafia son mucho más grandes, pero la clientela si que es considerablemente mayor de lo que se estimaba, puedo ver porque ingenuamente creyeron que podían discernir de nuestros servicios.


He estado aquí cerca de una hora y no aparece ese despreciable hombre, ¿por qué no fuimos directamente a su casa para solucionar esto?, comienzo a creer que ese informante nos ha engañado y solo quería sacar provecho de la situación. Comienzo a irritarme de estar en este lugar, odio todo el ambiente tan molesto y asfixiante, si no pasa nada dentro de los próximos 20 minutos, resolveré este asunto a mi manera y Mori-san no podrá reclamarme nada.

- Me sirve una copa de su mejor vino, por favor -escucho que ordenan a mi lado- Y le sirve otro vaso de su bebida al joven aquí presente -puedo sentir su mirada encima mio, que molesto, es otro de esos tipos que se creen unos "galanes"

- Puedo pagar mis propias bebidas, gracias -ni siquiera lo miro, no lo considero importante

- Bueno, parece ser que has estado por un buen tiempo aquí y no haber ordenado nada, así que solo evité que el buen señor te echara del lugar -ruedo los ojos fastidiado, parece ser que no entendió la indirecta- ¿Estás esperando a alguien?

- No tengo porque responderte a eso -le hago un gesto al bartender para que llene mi vaso- Y la verdad, te agradeceria que no me hablaras, suficiente tengo con tratar de respirar en este lugar

Pude notar que su ceño se frunció en molestia, ¿acaso no te gustó ser rechazado?, me reí disimuladamente ante este hecho, aunque él pareció notarlo; justo cuando iba a reclamar o algo así, noté a mi objetivo ingresar al salón acompañado por un pequeño grupo, le di la señal a mi equipo para que se mueva.

- Oi, ¿quién te crees qu-

- Lo que digas, adiós -levantándome- Oh, por cierto, lo pone en cuenta de este tipo -indiqué al bartender, quería invitarme después de todo, ¿no?

Pude notar que iba a detenerme pero me zafé fácilmente, es momento de trabajar y no tengo tiempo para lidiar con tipos random que se me cruzan en el camino, ni siquiera lo miré adecuadamente peor creo que era pelirrojo, no presté atención.
En el camino me encontré con Hirotsu-san, quién me indicó donde estaba actualmente Aizawa-san, el objetivo de esta noche.

- Espero no interrumpir su interesante conversación -exclamé tomando asiento frente a Aizawa- Aizawa-san, creo que usted y yo tenemos asuntos pendientes

 - ¿Quién eres tú? ¿Cómo me conoces? -pude notar el desconcierto en su voz, todo su cuerpo estaba en alerta- ¿Con qué derecho te crees para irrumpir así?

- Debo de admitir que cuando me contaron de este lugar, no esperaba que fuera tan...¿cómo decirlo? -actué como si en verdad estuviera pensando en eso- ¡Oh, sí!, fructífero, ahora entiendo porque Mori-san estaba tan enojado por el rompimiento tan descarado del servicio -agregue más malicia en mis últimas palabras

- T-Tú eres de... -esa es un expresión más agradable, miedo puro- ¡Ya he dicho mi última palabra! ¡No quiero tener ningún trato con ustedes!

- Oh, pero Aizawa-san, usted mantiene una deuda pendiente con la Port-mafia -actuar lo más infantil posible era uno de mis trucos favoritos, mis víctimas solían confiarse y hacia que fuera mucho más fácil leerlos- Como sabrá, es un monto muy grande y nuestra organización no puede simplemente olvidarlo -pinté un gesto de desconcierto en mi rostro- Asi que, digame, ¿qué deberíamos hacer ante esta situación?

- Y-Yo no cuento con ese dinero, ¡y tampoco pienso darle un centavo más! -que molesto, me irrita que sea tan gritón

- Bueno, afortunadamente para usted, hay una solución ante este problema -exclamé con fingida alegría- Y esta es que reconsidere su decisión, usted vuelve a contar con nuestro servicio de seguridad y le brinda el 35% de su ganancia mensual a la organización, claro que este sería un nuevo contrato, por lo que su deuda anterior queda olvidada

- ¡¿Qué, el 35%?! -se levantó tan bruscamente que arrojó algunos vasos- ¡Eso es más de lo que estaba pagando!

Y desde ahí todo comenzó a ir en picada, el señor se negaba a negociar y de un momento a otro, sacó un arma para tratar de asesinarme, digo tratar porque ninguna de sus balas siquiera me rozó. Claro que eso se detuvo abruptamente en el momento que perdió su arma, esto debido a la intervención de cierto pelirrojo que le quitó la pistola de una patada.

- Mas te vale que no te muevas de donde estás, a menos que quieras sentir el poder la gravedad -oh vaya, esa voz, es el mismo tipo de la barra -¿Estás bien?

- Agh, sí, lo tenía todo bajo control -respondo con molestia, ¿por qué tuvo que intervenir?- ¿Qué diablos haces aquí?

- Mínimo un gracias, ¿no? -irritado, puedo notar la vena que palpita en su cabeza- Por si aún no lo asimilas, acabo de salvar tu vida

- Pues, gracias por nada... -le hago un gesto exagerado de agradecimiento- ¿Cómo se llama?, oh, mi gran salvador

- Maldito idiota -masculla con los diente apretados- Nakahara Chūya

- No es un placer conocerte, Chūya -respondo con ironía y burla- Dazai, Dazai Osamu

En ese momento no me di cuenta, pero mi destino se estaba entrelazando con el de este pequeño hombre de cabellos naranja, ese apretón de manos fue lo que selló nuestro destino.

Ai, sorehanandesuka? | Soukoku|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora