Ai, sorehanandesuka? | Soukoku|

𝓒𝓪𝓹í𝓽𝓾𝓵𝓸 5

- Bien, Dazai-kun, informe de tu misión -es lo primero que escucho al ingresar a la oficina, él me observa con una sonrisa maliciosa- Escuché sobre el "secuestro" que hubo en el Centro Comercial, ¿debo de suponer que tú lo ocasionaste?

- En mi defensa, no hubo ningún daño mortal, hasta donde yo sé -restándole importancia al asunto- Es más, le tengo información sobre la agencia

- Bueno, no esperaba menos de mi preciado demonio prodigio -el deleite se podía notar en su voz- Adelante, quiero escuchar lo que has descubierto, me intriga

- Lo primero es, no todos los miembros de la agencia son dotados, también está compuesto por simples humanos -aunque la mafia no es diferente, Gin-chan es un claro ejemplo de que no es necesario tener una habilidad para sobresalir- Siguiendo con lo que pude averiguar, hay habilidades que son...interesantes, si así se puede decir, por ejemplo: Kunikida, el rubio de lentes, puede hacer realidad cualquier cosa que escriba en su cuaderno, siempre y cuando no sea más grande que este mismo

- Que lamentable limitación, ese si que podría ser una habilidad útil -la decepción se ve reflejada en su rostro- Bueno, continua, no creo que eso sea todo

- Otro usuario es el médico de la agencia, Yosano Akiko, su habilidad "No morirás", creo que eso lo explica todo

- Ah, mi bella "Angel de la muerte" -traté de contener una risa ante eso, pero no lo logré del todo- ¿Qué te causa gracias, si puedo saber, Dazai-kun?

- Enserio, Mori-san, ¿qué pasa con los nombres? -el desconcierto era perceptible a través de su mirada- "Ángel de la muerte", "Demonio Prodigio", ¿tienes alguna extraña obsesión con estas cosas religiosas?

- Dazai-kun, ¿cómo puedes burlarte así de mi? -¿enserio va a hacer un puchero?- Sólo me parecieron apropiados esos títulos

- Lo que sea, ¿continuamos?

Después de despedir a Dazai-kun, me quedé pensando en lo que estaba sucediendo, sé que él no me está diciendo toda la verdad, hay cosas que ha omitido. Poso mi mirada en la ciudad de Yokohama, pensando en cuál sería el siguiente movimiento que haría para poder apoderarme de esta ciudad; varios de mis peones ya están esparcidos por la ciudad, tomando más territorio para la organización; y mi pieza principal, mi dulce Dazai, está a mi lado, donde puedo vigilarlo y manipularlo a mi antojo.

Él puede creer que me oculta lo que quiere, al finalizar el día ya sabré que es, no hay nada que se escape de mis manos; yo soy quien tengo el poder aquí, Dazai puede ir y venir a su antojo, pero todo siempre dentro de los límites que yo mismo le impongo, no pienso perder a otra pieza importante de mi juego. Nakahara Chūya puede resultar ser una completa molestia, pero cuando todo esto termine, ni él ni su preciada agencia existirán.

- ¿O tú que piensas, Elise-chan? -volteo a mirar a mi linda muñeca- ¿Dazai-kun sería capaz de escapar de nosotros?

- No seas tonto, Rintarou, tú sabes perfectamente que eso nunca pasará -sin siquiera mirarme, concentrada en su dibujo- Él te entregó su vida, está encadenado a esta estupida organización

- Sí, eso es cierto, me pertenece -suelto una risa de júbilo ante eso- Y ni siquiera Chūya-kun puede cambiar eso

- Eres asqueroso, Rintarou -miro herido a la niña, ella siempre es cruel conmigo- ¿Por qué te preocupa tanto lo que pase con ese niño?

- Oh, mi querida Elise, él es muy valioso -a mi mente vienen todos los planes que ya tengo- Con Dazai-kun como mi mano derecha, nadie podrá interponerse en mi camino

- Dazai-san, es bueno verle de vuelta -Hirotsu se para frente al joven, haciendo una reverencia en señal de respeto- Escuché por parte de Kajii-kun, que se presentaron algunos inconvenientes en su misión

- No fue nada grave, Hirotsu-san, solo que ese detective era más persistente de lo que esperaba -respondió, desvaneciendo cualquier preocupación del mayor- Y por supuesto, Kajii casi fue atrapado, pero gracias a Kyu se pudo resolver

- Parece que Yumeno-kun está mejorando, es algo bueno de oír -la sonrisa orgullosa en su rostro es más que obvia- Claro que eso se debe a el entrenamiento de Dazai-san, no se podía esperar menos de un mentor como usted

- Escuchar algo como eso es halagador, Hirotsu-san -sus gestos y sonrisa eran genuinos, este hombre mayor era alguien importante para él, casi como un abuelo- Me gustaría poder seguir esta conversación, pero la verdad es que me siento algo cansado

- Lo entiendo, que descanse -hace una reverencia de despedida y se retira de lugar

Él peli-castaño se queda parado un momento, antes de sacudir su cabeza y dirigirse a su oscura y fría habitación, en el camino iba rememorando y tratando de analizar lo que significaba su "relación" con Chūya.

Por otra parte, dentro de las oficinas de la ADA se estaba desarrollando una discusión, los causantes: Kunikida y Chuuya; la razón de su pelea era lo que había pasado en su última misión, Chūya estaba siendo sermoneado sobre la importancia de la responsabilidad, que no debía de irse distraído por unos ojos bonitos.

- Por quinta vez, no me estaba distrayendo, sólo lo ayudaba porque me suplicó que salvara a su hermanito -repite como disco rayado el hombrecillo de cabello pelirrojo- Además, nuestro fin es ayudar a los que son vulnerables, bueno Kunikida, creo que ya puedes volver a tu trabajo y yo al mio

- No tiene caso seguir con esto -masculla frustrado- Como sea, a la próxima no te estés distrayendo y concéntrate en lo que nos piden

Chuya bufa con enojo, pero esa mala vibra no desaparece de repente como quisiera, siente que hay algo que se está pasando por alto, pero todo eso desaparece ante la sonrisa brillante y feliz que pudo observar, recuerdos de la tarde que pasaron juntos rememoran en su mente.

- Dazai, maldita caballa -mordaz, pero sin la verdadera molestia en su voz- ¿Cómo es posible que no salgas de mi mente? ¿Acaso no es obvio que voy a ser regañado por no trabajar en mis informes? -suspira confundido y agotado- ¿Qué es esto que estoy sintiendo?

Sin que él se de cuenta, todos sus compañeros dejaron lo que estaban haciendo para centrar su atención en el pelirrojo, nunca lo habían visto actuar así y sentían cierta preocupación; especialmente el rubio de lentes, quién se hacía una idea y no estaba contento con ello, esa desconfianza que le causaba el joven peli-castaño no lo abandonaba.