Se supone que el día de tu boda debe ser inolvidable. Que las mariposas en el estómago no desaparecen, que el padre acompaña a la novia hasta el altar y que el novio no para de llorar cuando ve a su amada en el vestido más bonito que jamás haya visto.
Ni siquiera recuerdo que él me mirara cuando entré temblando del brazo de mi padre. Al menos sí me permitieron tener eso.
Supongo que podemos dejar esa parte para los cuentos de hadas, supe desde que me comprometí que no habría azúcar y mucho menos amor.
Estoy frente al espejo, mi reflejo intenta recordar el momento del "sí quiero", pero desde hace dos meses, cuando me vi obligada a contraer matrimonio con Enzo D'Angelo, nada ha sido normal.
Mi familia no tuvo nada que decir al respecto. Los beneficios serán mayores que las pérdidas si deciden abrir la boca y protestar.
Me miro una última vez.
Supongo que esta ropa interior, mis ligas, mi tanga y mi corpiño, han sido elegidos por mi "querida suegra". Honestamente, no lo sé. No he hablado con nadie de mi "familia". Enzo no me dirige la palabra a no ser que sea estrictamente necesario, pero yo me sé las reglas. Antes de casarme tuve que firmar un contrato. No puedes casarte con el heredero de una de las más reconocidas familias de la mafia y esperar flores y corazones. Como la nueva señora D'Angelo, se me exige proporcionar un heredero que continúe con el linaje, y no soy tan tonta como para intentar evitarlo. Se que si él quisiera podría tomarme a la fuerza. Honestamente, no quiero llegar a ese extremo.
Una lágrima cae por mi mejilla y la seco rápidamente. Él no puede verme así, y menos en nuestra noche de bodas. No cuando mi única tarea comienza esta noche. Es lo único que tengo que hacer, y debo hacerlo bien. No solo por mí, sino por mi familia. Ellos deben conservar los privilegios que esta alianza les ha otorgado.
Un último vistazo a mi reflejo: la verdad es que me veo jodidamente sexy con esta ropa interior. Mi pelo recogido en un moño bajo que hace unas horas me hacía ver como la más elegante, junto con mi vestido de corte sirena, ahora me hace ver explosiva. El maquillaje enmarca mis ojos café y los resalta, y el pintalabios que hace unos momentos he retocado, hace ver mis labios apetecibles.
Si, definitivamente estoy lista.
Agarro una última bocanada de aire y salgo del baño. Lo siguiente que veo es a él tumbado boca arriba con los ojos cerrados. Encima de la cama de este lujoso hotel, seguramente pensando en todas las formas en las que desea tenerme en unos minutos.
Mis tripas se revuelven y otra lágrima amenaza con salir. Sin embargo, decido carraspear.
—Pensé que no saldrías nunca de ahí. — Comenta con los ojos cerrados todavía. —Llevas más de media hora.
—Yo... — Noto el nudo en mi garganta pero me intento recomponer. —Solo me estaba retocando.
Su cabeza se levanta lentamente, se incorpora quedando sentado con los codos sobre sus rodillas y me da una mirada de arriba abajo.
Honestamente no esperaba que fuera a volverse loco, pero si he despertado algo en él, aunque solo sea deseo sexual, no se nota. Solo me mira como lo ha hecho durante estos dos meses, con su máscara de hielo.
Mis ojos conectan con los suyos de color miel y veo como comienza a desabrochar el botón de su camisa. No puedo evitar pensar que parece un puto dios con sus tatuajes y esa postura.
En ese momento me doy cuenta de lo que va a pasar, y cuando él se levanta, doy un paso atrás de forma inconsciente.
Su expresión sigue siendo la misma, y aunque yo intento controlar la mía, estoy segura de que en el fondo él ve a través de mí. Ve lo que quiero ocultar con tantas ansias: miedo.

ESTÁS LEYENDO
Mini Historias
De TodoUna mini historia para cada pareja de enamorados o de amantes. Un par de párrafos para aquellos que están desesperados o que simplemente, deben aguantarse las ganas. Cinco o seis capítulos para dar rienda suelta a la pasión, el dolor y el placer.