Silent night

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Chloe

Hoy es 24 de diciembre.

Por norma general, las familias se reúnen, cenan, y en ocasiones, abren sus regalos.

Sinceramente, este año no necesito regalos, creo que el mejor es no pasar una noche buena como las que llevo viviendo desde que murió mi madre; con mi padre borracho, y yo con el pestillo de mi habitación echado, y rogando porque no recordara que tiene una hija con la que "divertirse" o "entretenerse", como él solía decir.

No, definitivamente este año es distinto. Extraño.

Me encuentro sola en casa de Olga. Ella se ha ido a Italia a pasar las navidades con su familia, ya que es su país de nacimiento. Insistió bastante en que fuera con ella, pero después de dialogar y sopesar bien la situación, ambas coincidimos en que yo no pinto nada allí, y que sería una incomodidad para mi, sobre todo. No se por qué, pero tengo la sensación de que la familia de Olga, me hubiera aceptado sin siquiera preguntar. Si son como ella, debe de ser la familia más cariñosa y respetuosa que he conocido. Bueno, la única.

De Ethan no he vuelto a saber nada, desde lo que pasó el día de su cumpleaños. He estado aquí, llorando, sin entender qué fue lo que pasó o lo que hice. También he comido muchos mazapanes. No los comía desde que era pequeña.

En este momento tengo la televisión encendida, y estoy viendo "Solo en casa". Bueno, más bien mirándola, porque apenas le presto atención en lo que abro un paquete de chocolates.

A lo mejor debería haberme esforzado y hacerme una buena cena, vestirme para la ocasión aunque esté sola. Pero, honestamente, lo que más me apetece, es seguir en mi pijama de pelo calentito. Antes de sentarme me dí un buen baño de agua caliente, y creo que prefiero la comodidad. Por lo menos por esta noche.

***

Son las 11 de la noche, y me gustaría decir que estoy cansada, pero la realidad es que hace menos de 15 minutos que pare de llorar. Ya me he terminado todos los chocolates de la caja. Incluso han terminado los créditos de la película y está comenzando otra nueva que no se ni como se llama. Algo de una princesa y una pastelera me pareció ver.

Me sorbo la nariz, y me dirijo al baño para lavarme un poco la cara.

Definitivamente tengo un aspecto horrible; mi nariz esta roja e hinchada, y mis ojos también lo están.

Cuando termino de lavarme la cara, decido que no voy a seguir viendo la televisión, así que la apago. Al momento siento que alguien toca en la puerta, pero ¿quién tocaría a estas horas?

—Debe ser mi cabeza. — Murmuro para mí misma.

Estoy llegando a mi habitación, cuando lo vuelvo a escuchar: 3 toques limpios en la puerta.

Creo que la sangre se me ha congelado; ¿Y si es un asesino en serie?. Seguramente podría echar la puerta abajo; tendría que abrir si ó si.

No quiero jugármela del todo, así que antes de ir y abrir la puerta, me paso por la cocina y agarro un cuchillo de los grandes. Al llegar a la misma, pregunto en voz alta quién es y que quiere, pero no hay respuesta, así que voy a mi último recurso. Con todo mi cuerpo temblando por el miedo abro poco a poco con mi manos izquierda, mientras, con mi mano dominante, la derecha, aprieto el cuchillo en posición para atacar si hiciese falta.

Esperaba un ladrón, un hombre enmascarado o un asesino en serie. La verdad es que esos ojos azules si matan. Dios, podría morirme aquí por ellos ahora mismo.

¿Qué coño hace aquí?

—Feliz navidad, pitufa. — Esboza una pequeña y masculina sonrisa. Sus ojos se desvían al cuchillo que todavía sostengo en mi mano. —Supongo que ahora estamos en paz, pero yo no lo utilicé contra tí. — Da un paso adelante agarrando mi mano y yo flaqueo. Bajo mi mano con el cuchillo y no la suelta en ningún momento mientras se posiciona muy pegado a mi. Mejor dicho, muy pegado a mis labios. —Te iba a preguntar si lo usarías contra mí, pero creo que llegados a este punto, es lo mínimo que merezco. — Susurra.

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