Pastel

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Ethan

Comienzo a dar vueltas como todas las noches. No soy capaz de conciliar el sueño. Ni siquiera recuerdo la última noche que dormí del tirón.

Mi cuerpo se siente cansado, y no estoy seguro de que hora es. Pero apuesto lo que sea a que son más de las tres de la madrugada.

Suspiro y me incorporo mientras aprecio la oscuridad de mi celda. La verdad es que por mucho tiempo que pase aquí, me es imposible acostumbrarme a este olor. Huele demasiado a humedad aquí.

Me quedo mirando al infinito, hasta que recuerdo ese rico pastel de chocolate que nos han estado sirviendo estos últimos meses. Ya me he comido un trozo en la cena, pero la verdad es que es lo único que me ha estado animando. Definitivamente es delicioso, y aunque no pueda dormir bien del todo, no se por que, me tranquiliza.

Es como darle de comer a mis pensamientos, se tranquilizan y me permiten cerrar los ojos una hora o dos.

La boca ya se me hace agua, así que no le doy más vueltas y me levanto para forzar la puerta de mi celda. Por las noches suelen estar bloqueadas, pero no es la primera vez que me escaqueo para moverme por esta prisión. ¿De dónde sino vienen todos mis tatuajes?

Billy es sin duda el mejor tatuador de la cárcel de San Francisco. Una pena que no pueda enseñar su arte al mundo por haber matado y torturado al violador de su hija.

Suspiro mientras camino por el pasillo que me lleva directo a la cocina.

Camino despreocupado porque se que Olga, la cocinera, ya sabe que me paso por allí de vez en cuando. A veces incluso me calienta un vaso de leche y nos quedamos hablando toda la noche. Bueno, más bien habla ella, y habla de lo mucho que le sorprende la cantidad de músculo que tengo. Eso ella no lo entiende, porque en su opinión, debería comer más y hacer menos ejercicio, o si no algún día podría desmayarme.

Es verdad que a veces me excedo con el ejercicio, pero la verdad es que tampoco puedo comer más. La comida en general no me apasiona. Lo único que ha conseguido despertar mi interés, ha sido esa maravillosa tarta de chocolate que llevo comiendo desde septiembre.

Entro a la cocina de forma pausada, y veo que la luz pequeña está encendida, permitiendo ver lo justo para moverse por la cocina.

Irónicamente hoy la cocina está reluciente.

No digo que Olga no la deje así, pero suele hacerlo a primera hora de la mañana.

Decido no prestarle más importancia y procedo a coger un cuchillo para cortar el trozo que tanto ansío.

Voy a la nevera, y ahí está el pequeño trocito de cielo.

Sinceramente está casi entera. No es porque a los presos no les guste, sino porque la comida deja mucho que desear en este sitio, y por muy buena pinta que parezcan tener las cosas, al final acaban sabiendo a sardinas pasadas.

Yo no tenía intención de comer este pastel, pero un día Olga puso un trozo en mi bandeja. Me insistió tanto en que debía probarlo, que al final acepté. Y así fue como despertó a la bestia.

Cojo el cuchillo y me dispongo a cortar un trozo cuando de repente...

Just a small town girl

Livin' in a lonely world

She took the midnight train goin' anywhere

¿Qué mierda?, ¿quién está cantando en la cafetería?

Decido ir a mirar mientras sigo escuchando.

Just a city boy

Born and raised in South Detroit

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