Salí de mi aturdimiento unos minutos después. El Edu ya se había ido hace rato, y no nos quedaba mucho tiempo antes de que llegaran los pacos, o la tele, o los hinchas y quedara la zorra.
Me arreglé la cartera solo para sentirme un poco más digna y me apuré en buscar a la Rena. Bajé al subterráneo y la weona estaba métale comiéndose con el Charles, que era de los pocos futbolistas que todavía no se habían ido. Seguramente ni cuenta se había dado de que tenían que arrancar.
Agarré a la Rena de la mano y la separé del Cha Cha.
- Weona, ¿qué te pasa? - me encaró enojada.
- Rena, weon, tenemos que rajar, después te explico - me apresuré en decir - y voh también Charles, el Edu salió corriendo hace rato.
"Tan calladito que es Aránguiz", me dio ternura su reacción. Se quedó pensando unos segundos, musitó un "gracias" y se fue a buscar sus cosas.
Sin soltarle la mano, saqué a mi amiga de ahí al arrastre. El repiqueteo de nuestros tacones se hacía escuchar por toda la calle. Un radiopatrulla pasó rajado por el lado de nosotras, le apreté más la mano a la Rena para que no se pusiera nerviosa, teníamos que actuar normal, simplemente éramos dos señoritas ABC1 volviendo de un cumpleaños pituco.
...
Ya amanecía, y el sol comenzaba a teñir de naranjo el hermoso cielo de la ciudad de Valparaíso. Sentadas en la última fila de la micro, la cabeza de la Rena descansaba sobre mis piernas, se había quedado dormida pese a los sobresaltos propios de una micro sin amortiguación. Yo le hacía cariño en el pelo, orgullosa de lo que habíamos conseguido en una noche.
Sonreí. En estos momentos el Edu debe de estar durmiendo la resaca, y apenas despierte se encontrará con un chupón que le dejé en el cuello a modo de recordatorio.
Las ojeras, las heridas en los pies, los vestidos prestados... Todo valió la pena.
La micro nos dejaba en el plano de Valpo, desde allí había que subir a pata. Desperté a mi amiga para bajarnos y, entre las dos, hicimos 500 pesos para comprarnos un café en un carrito. Bien cargado para revivir antes de irnos a clases.
Yo no le quería contar todavía de la plata que me había dado el Edu. Si le decía, la Rena se iba a conformar con eso, pero yo sabía que podíamos conseguir mucho más.
Abrí el candado de la pensión y la Rena me ayudó sujetando la cadena para que las otras niñas no escucharan. De por sí yo ya tenía reputación de puta, pero no quería meter a la Rena en este juego.
Y es que no soy una puta, soy una dama de compañía, es diferente.
La hicimos muy piola. Se había acabado el calefont así que me duché rapidito mientras echaba chuchás porque el agua estaba más fría que la mierda:
- Esto sirve pal colágeno - me daba ánimos bajo el chorro de agua helada - para estirar la piel.
Cuando me fui a la u todavía tiritaba de frío, pero la sonrisa de anoche no me la quitaba nadie. Ahora solo me tocaba esperar a que el Edu me llamara. Estaba difícil la misión eso sí, porque Vidal subió una historia a Instagram de que se habían ido para Bolivia con la selección. Yo me metí a psicopatear a los cabros, habían citado al Cha Cha, pero no al Edu.
"A lo mejor el weon se fue pa Brasil", me dije, un poco derrotada.
Después de las clases me fui a la pega. Trabajaba de recepcionista en un hotel pituco de Viña del Mar, me quedaba súper lejos de la pensión pero las propinas eran buenas y a veces me metía a las habitaciones vacías para sacarme fotos. Hoy día estaba fome eso sí, no habían muchos huéspedes, así que prendí la tele de la recepción para poner el partido. Si el Edu no me volvía a pescar, tenía que buscar un nuevo objetivo para cumplir mi sueño de ser la esposa de un futbolista.
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Sin engancharse (Eduardo Vargas y tú)
FanfictionElla estaba dispuesta a todo para casarse con un futbolista, él solo la quería para pasar el rato. ¿Hasta dónde serías capaz de llegar para cambiar tu vida? Este fanfic pertenece al Universo de La Roja. Todas las historias están relacionadas, no es...