- A mí me han humillado mil veces, reina - le aparté el pelo de la cara - pero jamás me han roto el corazón. ¿Y sabes por qué? Porque yo no los dejo.
Lo que deja la experiencia no lo enseña ningún libro. Ojalá a esta wachita le sirva, porque yo a su edad no tenía a nadie que me dijera estas cosas...
Acompañé a la baby hasta su paradero, no quería dejarla sola. Cuando nos paramos para tocar el timbre no pude evitar preguntar:
- Oye waxa, ¿y ese reloj te lo dio él? - ella asintió - Porque si querís le podís sacar caleta de plata, pa que te pague la terapia digo yo.
Ella negó con la cabeza.
- No - sonrió con pena mientras se secaba las lágrimas - es que la plata a estas alturas da lo mismo.
La miré de pies a cabeza. Tenía puesto un vestido negro finísimo, muy elegante, y zapatos plateados. No hacía falta preguntarle para saber que se había encalillado en comprar esa tenida, lo sé porque yo también he estado en esa posición. Por eso decía que la plata le daba lo mismo, porque se había gastado hasta lo que no tenía para conquistar al weon, e igual no le resultó.
- Ya, no llorís, ven pa acá - la abracé, de alguna forma me veía reflejada en ella y me hacía sentir responsable - ¿queris que me baje contigo pa acompañarte?
- No, si me bajo al frente de mi casa, no te preocupis - se secó las lágrimas - oye, ¿de verdad encontrai lindo el reloj?
- Si po, si te estoy diciendo que le podis sacar cualquier mone'a, tenís que ser ví'a nomás - le sonreí para mostrarle que no estaba todo perdido.
- No... - arrugó la nariz con profunda decepción - la gente cuica es una mierda, y no quiero tener nada que ver con su plata - se quitó el reloj de la muñeca y lo puso en mi mano - si a ti te gusta, te lo regalo, y ojalá que te sirva más que a mí. Que te vaya bien en la vida amiga, chao.
Y se bajó la mina, dejándome con el reloj en la mano sin saber qué hacer ni cómo agradecérselo. Mi primera reacción fue empuñar la mano para que nadie sapeara el objeto de valor que traía conmigo.
"Pucha, reina... La plata es lo que mueve al mundo, es solo que todavía eres muy chica para darte cuenta", suspiré decepcionada.
Llegué la pensión y dormí hasta las 12, en parte porque necesitaba mi sueño de belleza si me había sacado la cresta trabajando los días anteriores, y también porque no quería toparme con ninguna de las sapas culiás antes de tomar desayuno. Mientras más piolita la hiciera, mejor.
La Rena llegó como a las 4 de la u, con mi vestido en una bolsa.
- Ya, después te lo muestro - me dejó con las ganas - ahora te tenis que meter a duchar antes de que te ocupen el baño.
Era cierto. Un puro baño para 7 mujeres era la batalla campal de cada mañana. Agarré mi toalla y mis muestras de shampoo caro y me metí a la ducha para quedar bien bonita pal Edu. Pero no salía agua caliente... Y después no salía agua.
- ¡Weona, no hay agua! - le grité a la Rena.
- Si sé, es que se acabó el gas, ¡pero dúchate con agua helada, nomás! - gritó del otro lado de la puerta.
- Rena, no me estai entendiendo, ¡no sale agua! - me envolví en una toalla y abrí la puerta - weona, nos cortaron el agua por no pago.
- Conchesumadre... - la Rena se llevó las manos a la cabeza - ya, hagamos una wea, agarra tus pilchas y nos vamos a lavar el pelo al mall.
- ¡Weona! ¿Cómo me voy a lavar el pelo en el mall? - me estresé - si el Edu me pasa a buscar al hotel a las 6.
La Rena me trajo un buzo y empezó a echar weas en un bolso mientras yo pensaba en una solución. Me iba a tener que aprovechar de las instalaciones del hotel nomás, total no era la primera vez que lo hacía. Sí la primera vez desde que ya no trabajo ahí.
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Sin engancharse (Eduardo Vargas y tú)
FanfictionElla estaba dispuesta a todo para casarse con un futbolista, él solo la quería para pasar el rato. ¿Hasta dónde serías capaz de llegar para cambiar tu vida? Este fanfic pertenece al Universo de La Roja. Todas las historias están relacionadas, no es...