"Misterio no resuelto"

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Capitulo 2

Al despertar, los enfermeros les dieron los medicamentos correspondientes. Anthony no entendía que mierda les estaban dando, ya que no conocía su diagnóstico ni al médico a cargo suyo. Decidió engañar al personal y no tomarse la pastilla, Alastor le dijo que era un calmante, preferían tenerlos drogados para manejarlos más fácilmente, al rubio le recorrió un escalofrío por aquello. Después los llevaban a las duchas en común, los ponían a todos en fila y con una manguera los roseaban a todos, les daban un jabón y con ello podía asearse. Anthony entendió que aquello lo hacían para desmoralizarlos, necesitaban que cooperaban, tratando de evitar un motín a toda cosas, ni si quiera querían curarlos, para ellos, su principal objetivo era doblegarlos y que perdieran cualquier indicio de alma. Después, el desayuno era una masa gris de algún tipo de cereal que se veía realmente mala. Todos comían y actuaban como zombis, solo algunos pocos tenían conciencia aún y actuaban más recatados, no comiendo en exceso ya que esa porquería te destruiría el estómago, no tomándose los medicamentos para seguir consientes, escondiéndose en los alrededores para no obtener los “tratamientos” Anthony le pregunto a su compañero de que se trataban “aquellos tratamientos” , estaban sentados en el patio, por suerte el lugar tenía una hermosa fachada, un hermoso jardín rodeado de árboles y flores. Eso al ojiazul le sorprendió, pero aprendió rápidamente que lo hacían así para aparentar. Por fuera un lugar idílico dónde los familiares lunáticos iban a descansar, por dentro una cárcel tétrica que te hacía quedar aún más trastornado.

-Es simple, querido –tenia un acento sensual, un timbre casi hipnótico, de seguro ocupaba su voz para ganarse la vida—te llevan por los pasillos hasta la recamara más alejada. Te colocan unos electrodos en el cerebro, pequeños parches y te electrocutan hasta perder la conciencia. Esto sirve para transformar tu personalidad. Te colocan, también, un protector bucal, han ocurrido accidentes—sonrió macabro—pero eso solo lo hacen para la gente que está en peor estado, todos los demás sufrimos otras torturas—

-¿Otras torturas?—trago duro.

-Terapia de reconversión, pastillas experimentales, baños con hielo y azufre, son varios tipos, algunos hasta te azotan—dejo pasar un momento, estudiando la reacción del rubio—Aquí a nadie le interesamos y eso debes metértelo en la cabeza. Tu familia y quienes conociste ya no te quieren, te van a dejar aquí olvidado y la gente de este lugar es amo y señor de tu cuerpo—eso hizo llorar a Anthony, jamás pensó que estos lugares fueran tan terribles, había escuchado historias, pero esto sobrepasaba su imaginación ¿Y qué es lo que podía hacer?

-Basta—se tapo los oídos, ya no quería escuchar nada más de aquella charla. Le dañaba el corazón cuál dagas sangrientas y oxidadas.

-Debes saberlo desde el principio, para que te hagas más fuerte—sonreía—ven, te presentaré a alguien—se levanto, se sacudió el pasto y le tendió una mano. Anthony lo miraba desconfiado ¿Era mejor confiar en Alastor que en los enfermeros? ¿Debía seguirlo sin conocer ni un ápice de su vida? Decidió tomar aquella mano canela, ya  nada tenía que perder, nada tenía ya por lo que luchar, solo se tenía a él mismo y ahora a su compañero que lo estaba guiando por laberintos ubicados en el patio. Más allá del árbol de limones más allá del huerto terapéutico que tenían, había una especie de cabaña abandonada. Entraron por la puerta desgastada, todo estaba oscuro, a los ojos de zafiro le tomaron un tiempo en acostumbrarse, pero cuando lo hicieron vieron a tres mujeres sentadas en círculo, expectantes, sonrientes.

-¿Él es el nuevo? Se ve delgado ¿Crees que no servirá?—hablo una morena, pelo largo que llegaba hasta las caderas. Ojos color lila, labios carnosos y buen porte.

-Vamos Vaggie, toda persona nos sirve—la rubia del lugar sonrió mostrando su hermosa dentadura. Al ver aquel diverso grupo se preguntó ¿Qué es lo que estaban haciendo allí? Alastor lo invito a unirse al círculo y el no dudó de sentarse entre ellos.

-Muy bien, estamos todo. Falta muy poco para que nuestro plan se realice, ahora estamos todos los involucrados—Anthony seguía perdido.

-Al, sonrisas, no entiendo nada—el castaño lo miro con una ceja levantada por aquel apodo, pero lo dejo pasar.

-Nos vamos de este lugar, por supuesto. Tenemos que elegir un día preciso para poder salir y ese día se acerca. En la ciudad se realiza un gran festejo, viene pronto, muy pronto—ya podía saborear la libertad.

-¿Estás loco? Sabes que si te escapas serás condenado a la cárcel—
-No puede ser pero que esta pocilga—dijo Vaggie. Su voz era fuerte, denotaba furia.

-Vaggie tiene razón, este lugar es inhumano, nos tratan peor que animales—la voy de la rubia era triste, un poco insegura a veces.

-¿Y que día se viene?—en una de las esquinas se encontraba una pelirroja de mirada penetrante con sonrisa maniaca.

-Que bueno que preguntes, querida Nifty. Es el día de cambio de mando, un nuevo presidente asumirá el poder y los estúpidos estarán pendientes ya que les conviene por la subvención. Es el día perfecto, menos seguridad y tendremos estudiado el lugar desde antes. Es dentro de un mes—anuncio. Anthony no creía en aquel plan, era una locura pero algo en su interior le decía que era cierto, que no se rendirían a mitad de camino, los ojos de todos mostraban determinación.

-Me parece bien—así pactaron la reunión y todos se dispersaron a hacer las tareas que tenían asignadas en el día. Unos pocos se reunían a lavar la ropa, otros limpiaban las estancias, otros tenían la horrible tarea de limpiar los baños y así. Pasaron algunos días y fue conociendo a todo tipo de persona, sobre todos sus nuevos “amigos” Alastor los reunía periódicamente para repasar el plan y encontrar alguna potencial falla. Tenía varias dudas, primero ¿Por qué seguían a Alastor? ¿No podía ser un demente como la mayoría del lugar? Pero lo cierto es que nadie nunca había descubierto el porqué el estaba en aquel sitio, jamás comentaba nada de si mismo, evadía las preguntas y se mantenía sonriente todo el tiempo. La segunda duda era ¿Quiénes eran todas esas chicas? La primera que conoció fue la rubia, de piel pálida, ojos burdeos de nombre Charlie. Ella había sido encerrada por su padre cuando este intento buscarle marido, ella se rehusó, quería trabajar, quería ser libre pero en aquella época eso era impensado. Las mujeres eran poco menos que animales y lamentablemente Charlie había nacido en una época que no se ajustaba a su pensamiento. Llevaba un par de meses, le relato un poco de los horrores que allí ocurrían, Eso le dio escalofríos, por nada en el mundo quería pasar por algo así, debía ser precavido, tratar de comportarse como ellos querías, mierda, incluso fingiría no ser gay contar de escaparse de las torturas. La segunda que conoció fue la pareja de la primera Vaggie, una morena con una larga melena brillante, ojos negros como el ónix y cuerpo de infarto. Ella había sido encerrada por lo mismo que él, sodomía. Desde muy pequeña sintió que algo en si no era normal, no sé enamoraba de ningún chiquillo de su clase ni de su barrio. Sabía que en algún momento tenía que sentar cabeza, casarse y tener descendencia pero la sola idea le hacía desfallecer y querer gritar, por lo que intento buscar un camino por si sola. Sin familiares cercanos se instalo en una modesta vivienda y se rodeo de gente de confianza, así empezó su pequeño negocio de damas de compañía. Sabía que era inmoral y que la gente murmuraba a sus espaldas, pero solo así podía esconder su verdadero propósito. Se encariño con una prostituta y juntas emprendieron el difícil camino de explorar su sexualidad, basto con una sola persona que diera el aviso y ella y a su amante la encerraron en un manicomio, quedaron separadas y el tiempo y la distancia terminaron por mermar el amor que había logrado sentir, pero todo cambio al conocer a Charlie y su mente abierta y cariñosa, no pudo evitar enamorarse ni la rubia de ella, así es escondían su relación dentro de las paredes que querían separarlas y hacerlas “normales” dentro del canon de la sociedad actual.

-Por una parte podemos ser más libres aquí, no hay tanta vigilancia a los pacientes que no son violentos. Aunque no te descuides, siempre hay un enfermero o doctor malintencionado—le dieron aquella advertencia al medio de la cena. Era un puré de dudosa procedencia que quitaba el apetito al olerlo.

-¿Y como le hacen para esconderse así?—

-Bueno, es fácil ya que somos compañeras de celda—se miraron con una sonrisa cómplice.

-¿Y cómo conocieron a sonrisas?—

-La verdad, es que fue el quien nos busco—dijo Charlie—supongo que ya nos tenía en la mira, se acercó y nos hablo de su plan. Pero es confiable ¿Sabes? El sabe de nuestra relación y no ha dicho palabra—dijo en voz baja. Vaggie agitaba la cabeza en negativa sabía que Alastor no era de confiar, no sabían nada de él y en cambio, el castaño conocía su mayor secreto y un poco de sus vidas. Estabas en desventaja y por ello, no podía confiar al cien por ciento.

-¿Por qué ustedes? Es tan extraño, a mi igual me habló sin preguntarme nada ¿Cómo el sabía que podía confiar en nosotros?—intentaba encontrar una respuesta a una pregunta que no la tenía. Por último quedaba la pelirroja que miraba a todos con una gran sonrisa. Ella explico que su ex esposo la había encerrado porque lo descubrió siendo infiel, más nada más salió de su pequeña boca. Era igual de cerrada que el de ojos rubí, se llevaban de maravilla y ninguno hacía más preguntas de las debidas. Aquel día Anthony volvió a su celda con más preguntas que respuestas, miraba de reojo a aquel castaño que no le decía ni pío de su vida ¿A qué se dedicaba anteriormente? ¿Estaba casado? ¿tenía hijos? Se acostó en su recamara aún pensando en él y en su semblante tranquilo pero alerta, su cabello perfectamente ordenado, sus manos ásperas pero limpias ¿Se dedicaba a algún trabajo de campo? Parecía ágil con las herramientas o algo parecido, siempre lo llamaban para arreglar cada imperfección del lugar y el con su elocuencia e ingenio lograba hacerlo. Su voz era cantarina, siempre tarareaba una melodía olvidada ¿Trabajaba con su voz acaso? Era tan clara y profunda. Su cuerpo estaba acostumbrado al trabajo, se le veía fuerte y fibroso. Con aquella imagen en mente su cuerpo fue rindiéndose al sueño hasta quedar dormido. Alastor quien sabía que Anthony lo estaba observando hace rato, se acercó y vio la respiración acompasada de su compañero y con una mano acaricio la mejilla sonrosada, sonriendo tétrico mientras bajaba la mano por el cuello y lo apretó levemente, sin despertar al rubio.

-Pronto, querido—sentía una excitación que jamás había sentido, su sangre se calentó hasta hervir en sus venas. No podía contener la emoción, pero debía ser paciente, no era el lugar, ni el momento. Se acostó en la cama y cerró sus ojos, aún emocionado.

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