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-Yoongi... ¿Estás dormido?

No, no lo estaba. Vuelto de espaldas a la puerta, tapado hasta el cuello dentro de su cama, permanecía en silencio con los ojos abiertos y fijos al frente, aunque la habitación estuviera en total oscuridad.

No había enfrentado a Bennet, se había armado con su mejor cara de indiferencia, y con toda naturalidad, se había unido al grupo de abogados en la sala, para cuando terminaron de discutir las cuestiones legales ya era de noche, pero excusándose por un supuesto intenso dolor de cabeza se había logrado zafar de la cena. Ahora sin embargo, no parecía que fuera a librarse de su entrenador.

La puerta chirrió al abrirse, iluminando momentáneamente el cuarto, e hizo un ruido quedo al cerrarse, volviendo a sumir todo en las tinieblas. Los pasos no se escucharon, amortiguados por la alfombra, pero Yoongi permaneció inmóvil, atento a cualquier movimiento a sus espaldas, convencido de que no lo había dejado solo, y no se equivocaba, unos dedos rozaron suavemente su cabello, despejándole el rostro, y a continuación un cuerpo frío se escurrió dentro de su cama, abrazándolo por detrás, estremeciéndose al contacto con su calor.

-¿Duermes? -volvió a preguntar la voz.

-¿Contigo congelándome la espalda? -preguntó a su vez Yoongi, incapaz de disimular su mal humor, pero una risa susurrante resonó en su oído, mientras unos labios yertos le besaban el cuello.

-Lo siento, hace un frío del demonio, pero tú estás tan calentito... -Más besos y los brazos que lo atrapaban se cerraron con fuerza en torno a su cintura- Mmmm... Hueles delicioso...

Yoongi no respondió, ni siquiera cambió de postura. Bennet se movió a sus espaldas pegándose cada vez más a su cuerpo, y aunque él no hacía nada para corresponderle, eso no parecía importarle. No sólo la respiración cada vez más agitada ni los besos rápidos y húmedos delataban su excitación, la dureza que presionaba contra aquel firme trasero era más que evidente.

-Hace frío, pero tú eres capaz de calentar un cadáver -sonrió, metiendo su mano en la delicada depresión que forma la pelvis sobre la ingle-. Uff... Aquí sí que estás caliente -susurró sensualmente mientras profundizaba su caricia-, ¿no me dejarías calentar mis orejitas entre tus piernas...? Mmmh...

De los labios de Yoongi escapó un suspiro de impaciencia.

-Si te comportas como un buen niño te daré un regalo

-Bennet, ahórrate el preámbulo y haz lo que viniste a hacer, terminemos con esto.

Bennet detuvo su mano donde estaba, sin quitarla ni avanzar un centímetro más.

-¿Qué te sucede? -preguntó, molesto por el trato que estaba recibiendo.

-Di de una vez qué es lo que quieres, hagámoslo y listo, ¿me pongo en cuatro?, ¿me arrancas la ropa y te montas sobre mi?, ¿prefieres atarme esta vez o que te haga sexo oral?, tú eliges, como siempre.

-¿Por qué me hablas así?

-¿Así cómo? -preguntó Yoongi haciéndose el inocente.

-Como una prostituta vulgar.

Los ojos de Yoongi refulgieron en la oscuridad.

-Tal vez no sea más que eso... Después de todo siempre lo hago contigo para obtener algo a cambio... Y tú compras con regalos lo que de otra forma no podrías pagar...

La bofetada sonó clara y seca, como si todos los demás sonidos de la noche se hubieran apagado para oírla. Yoongi permaneció inmóvil, como si no hubiera recibido más que una caricia, su mejilla fue tornándose cada vez más roja, pero su rostro no evidenció signo alguno de dolor.

Sangre Sobre el Hielo (Yoonmin)Where stories live. Discover now