Cuatro

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La vida de un detective no es fácil, tienes que estar alerta a cualquier detalle, por más mínimo que sea. Pero, es mucho más difícil cuando esos detalles no los puedes percibir con la vista.

-Estúpido lápiz, estúpidos papeles, ¡Estúpido presidente!, ¡Prefiero un despido a seguir obedeciendo sus órdenes! Órdenes estúpidas...

Ranpo fue castigado, más bien suspendido por tres semanas. No tocará un caso en todo ese lapso de tiempo, donde reflexionará la escapada que se mandó por una salida con un desconocido.

Al contrario, y para peor, Atsushi y Dazai recibieron el triple de casos, disminución de sueldo, menos tiempo libre y se les quitó días de sus vacaciones, trabajarán en días festivos.

Pero, ninguno se arrepintió.

Atsushi tenía dinero de sobra, no le importaba trabajar de más y sentía que eso compensaría el mal que hizo.

Ranpo era feliz. Hace tanto que no charlaba con alguien que no fuera de la oficina y sobre trabajo. Su cara demostraba una inmensa alegría y paz.

Dazai se felicitó a sí mismo, sintió que valió la pena. Ranpo dejó de encerrarse y limitarse por culpa de sus constantes pensamientos sobre sus defectos, y eso causó que el ambiente en la oficina tomara un poco más de color y sonidos. Hacía tanto que el lugar de trabajo había estado sin ese silencio abrumador por lo acontecido con el mejor detective. Todos en la oficina ya podían hablar, reírse, y no sentirse culpables de hacerlo. Lo podían hacer porque ahora Ranpo también puede.

-Dormiré, ¡Pregúntenle al Presidente si también me pondrá más penitencias por dormir!

~°~

Muchas veces el ser ciego tiene sus ventajas, como por ejemplo: te tratan mejor, y si te equivocas es probable que reduzcan la sentencia del error que cometiste.

La idea original del Presidente era que Ranpo muera de aburrimiento durante esas tres semanas donde debía de reflexionar. No se imaginó que eso le dolería más a él que al penitenciado.

No pudo soportar por más de tres días ver a Ranpo sentado en su escritorio por la mañana, sintiendo el sol que salía por la ventana y al oscurecer dormir con varias lágrimas con bajas intenciones de ser ocultas bajos sus ojos.

-Escucha... Ranpo...

-¿Otro castigo más? ¿Por qué será esta vez?, dejame adivinar... Por respirar cerca de tu sagrado espacio personal... ¡No! Por quedarme ciego y no mudo.

El presidente suspiró y se contuvo el enojo que contrajo por la provocación de Ranpo.

-Estás libre de castigos.

Ranpo, que mantenía sus brazos cruzados y los puños cerrados hasta ese momento, aflojó y dejó los brazos colgando de sus hombros.

-¿Eh?

-Lo que escuchaste.

-Sé lo que escuché. ¿Por qué?

-Me llegaron varias llamadas de clientes, quejándose de que últimamente no se están resolviendo casos tan activamente como antes.

-La agencia no es la misma sin mí. Era de esperarse. Te quedaste entre la espada y la pared.

El Presidente alzó una ceja.

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⏰ Última actualización: Jun 21 ⏰

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