𝟒. 𝐎𝐛𝐬𝐭𝐢𝐧𝐚𝐝𝐨

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Habían pasado algunos días de la conversación de Crowley con Beelzebub, así que le invitó a su elegante departamento en el centro de Londres. El apartamento estaba decorado con lujo y extravagancia, reflejando el estilo de vida opulento de Crowley. Los dos demonios se encontraban en el amplio salón, rodeados de muebles de diseño y una vista impresionante de la ciudad nocturna a través de las ventanas.

En una mesa de centro de mármol, Crowley había dispuesto una selección de whisky de alta gama. Mientras servía las bebidas, Beelzebub observaba la hermosa vista que ofrecía el departamento.

—Así que un ángel obstinado que no desea vender. — Habló Beelzebub con un tono burlón, mientras tomaba el pequeño vaso de cristal, y jugaba con aquel.

—Justamente. Un ángel necio que se aferra a su pequeño pedazo de cielo floral. — Crowley levantó su propio vaso de whisky y dio un sorbo, disfrutando del sabor y la sensación cálida en su garganta. La luz de la ciudad bailaba en sus ojos mientras miraba a Beelzebub con determinación.

—Un ángel que se resiste a tus encantos. ¿Quién iba a pensar que tendrías problemas para convencerlo?

— Bueno, tiene un valor más profundo para él que el simple intercambio monetario. Tenemos que encontrar una manera de tocar su fibra sensible, de hacerle ver que su resistencia solo retrasa el inevitable curso de las cosas. Tenemos que encontrar su punto débil.

Beelzebub asintió mientras disfrutaba de su whisky, su mirada burlona nunca se apartaba de Crowley.

—Mmm, su punto débil, ¿verdad? Eso suena divertido. Tal vez deberías intentar una táctica más persuasiva. ¿Has pensado en tentarlo con algo que realmente le importe? Después de todo, los ángeles tienen esa moralidad un tanto rígida. — Beelzebub hizo una pausa y sonrió de manera traviesa. — Tal vez podrías... recordarle su naturaleza servicial.

Crowley arqueó una ceja y sonrió de manera igualmente maliciosa.

— Piénsalo. Será un juego delicado, pero si lo hacemos bien, podríamos hacer que cuestione sus propias convicciones. Y cuando eso suceda, estará más cerca de ceder ante nuestras propuestas.

— Quizás... Deberíamos observarlo más de cerca. Averiguar qué es lo que realmente le importa y cuáles son sus debilidades, tal vez eso podría facilitarnos el trabajo. Veremos qué hace cuando piensa que nadie lo está mirando. 

𝐰𝐡𝐞𝐧 𝐟𝐢𝐫𝐞 𝐛𝐥𝐨𝐬𝐬𝐨𝐦𝐬- 𝐠𝐨𝐨𝐝 𝐨𝐦𝐞𝐧𝐬Donde viven las historias. Descúbrelo ahora