𝟱. 𝗦𝗼𝗰𝗶𝗼𝘀

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Anathema entró a Divine Garden, llevando consigo los nuevos fertilizantes que planeaban vender en la tienda. La campanilla sobre la puerta sonó suavemente cuando entró, y sus ojos se posaron en Aziraphale mientras él trabajaba con sus amadas flores. A pesar de que Anathema no compartía la misma afinidad por las plantas que Aziraphale, tenía su propia habilidad especial en el mundo de la magia como bruja, siendo experta en encantamientos y hechizos.

Anathema saludó a Aziraphale con una sonrisa amigable mientras sostenía los fertilizantes en sus manos. 

— Hola, Zira. Mira, he traído algunos fertilizantes nuevos, los que me dijiste que te parecía una buena idea vender, y, aunque Anathema, aunque no era una experta en el cuidado de las plantas, tenía una confianza absoluta en el omega y su habilidad para manejar Divine Garden con maestría. Sabía que Aziraphale tenía un don natural para las flores y que cuidaba de la florería con un amor y una dedicación incomparables, pues prácticamente la florería era un hermoso oasis en medio del caos de la ciudad gracias al ángel.

Aziraphale, por su parte comenzaba a sentirse entre la espada y la pared, recordando la oferta que le había hecho el desconocido que entró a la florería días antes. Aunque había decidido no comentarle nada a Anathema sobre aquello, el nerviosismo lo carcomía por dentro.

Mientras trabajaba con las flores, Aziraphale notó que Anathema lo notó algo tenso.

 — ¿Estás bien? Te noto un poco distraído hoy.

El ángel desvió la mirada de las flores y la dirigió hacia su amiga , tratando de ocultar su nerviosismo.

—  Solo estoy pensando en algunas cosas relacionadas con el negocio, nada de qué preocuparse, Ana.

La bruja frunció ligeramente el ceño, preocupada por la notoria respuesta evasiva de Aziraphale.

— Sabes que no solo somos socios, también amigos. Puedes contarme lo que sea que ronde por tu mente, ¿Verdad?

Socios. Aquellas palabras lo cargaron aún más de culpa. Pues, su amiga, a pesar de haber puesto el capital inicial, y forjar de cero Divine Garden, lo consideraba un socio y no un empleado. Si bien, Divine Garden se mantenía en excelentes condiciones gracias a Zira, aquel ángel era demasiado puro como para tan siquiera osar ser algo ambicioso, y pedir algo que sentía; no le correspondía. Pero su amiga era tan buena con él, y la gratitud era algo que tampoco podía rechazar. Se sintió aún peor, ocultando aquello, pero a fin de cuentas, una pequeña omisión distaba mucho de ser una mentira, ¿no?

— Lo sé, y agradezco mucho tu apoyo. Pero te prometo que no es nada complicado, ya pasará, ¿de acuerdo?

— De acuerdo. Tómate el día, Azirafafa. De cualquier manera, no me vendría mal practicar aquí algo de magia verde. Tal vez y un día termine dominándola por completo.

Aziraphale soltó una risita por lo bajo, debido al apodo de su amiga y le tomó la palabra, saliendo de Divine Garden. Se encaminó hacia un restaurante francés cercano del cual era cliente frecuente. El ángel entró al restaurante y fue recibido por el cálido aroma de la comida que llenaba el lugar. El ambiente tranquilo y la música suave creaban un ambiente acogedor y reconfortante. Caminó a su mesa habitual y se sentó, mirando el menú con atención mientras esperaba ser atendido.

Crowley observó a Aziraphale desde que salió de la florería cautelosamente. El demonio estaba intrigado por las acciones del ángel. Mientras lo seguía y lo veía a detalle comenzó a notar los hermosos rulos dorados que coronaban su cabeza delicadamente, sus ojos redondos y de un bello color azul. Parecían dos pequeños pedacitos de cielo debajo de sus cejas. También, miró su naricita respingona, sus mejillas rellenas y sus labios carnosos de un sutil color rosado. Su carita emanaba una preciosa luz natural, y la delicadeza y fragilidad con la que caminaba, eran la cereza del pastel en un ser tan bello.

El demonio tomó un suspiro mientras lo veía leer la carta de aquel restaurante, esperó algunos minutos y entró con la intención de hablar nuevamente de su propuesta. Con quien él creía que era el dueño.

𝐰𝐡𝐞𝐧 𝐟𝐢𝐫𝐞 𝐛𝐥𝐨𝐬𝐬𝐨𝐦𝐬- 𝐠𝐨𝐨𝐝 𝐨𝐦𝐞𝐧𝐬Donde viven las historias. Descúbrelo ahora