𝐰𝐡𝐞𝐧 𝐟𝐢𝐫𝐞 𝐛𝐥𝐨𝐬𝐬𝐨𝐦𝐬- 𝐠𝐨𝐨𝐝 𝐨𝐦𝐞𝐧𝐬

𝟖. 𝐎𝐫𝐝𝐞𝐧

Aziraphale pasó el día siguiente inquieto y distraído. Se encontraba reorganizando los estantes de su casa tratando de enfocarse en el presente. Si bien, adoraba estar en la florería, también le parecía demasiado satisfactorio el ordenar sus libros, reubicarlos y quitarles el polvo. Sin duda alguna, necesitaba colocar más estantes, o designar otro cuarto para llenarlo con libros.

El ángel adoraba coleccionarlos, olerlos y pasar sus delicados dedos por entre las páginas, observándolos con especial atención. Los tenía de todo tipo, y de todas épocas; desde manuales de quehaceres domésticos de la época victoriana, hasta novelas juveniles de los 2010's. Le parecía exquisito el ingenio y la diversidad que la humanidad podía pasmar en hojas con portada, y cómo ya fuera el conocimiento, o un vistazo al corazón de los autores podía convertirse en algo que se pudiera llevar de algún lugar a otro.

Al atardecer, con el sol colándose por las ventanas de la casa, Aziraphale cerró un libro con cuidado y lo devolvió a su lugar, admirando el resultado de su labor. La sensación de orden y belleza que emanaba de su acogedora morada lo reconfortó de alguna manera, aunque su mente aún estuviera ligeramente perturbada por los acontecimientos recientes.

Aziraphale suspiró profundamente y decidió alistarse para dormir.  El sol se había puesto y el viento que alcanzaba a colarse por su ventana acariciaba su rostro. En cada rincón encontraba algo que le recordaba al demonio con el que había compartido una cena, pero se esforzaba por apartar esos pensamientos.

El ambiente tranquilo de la habitación fue interrumpido por la vibración de su teléfono. Aziraphale tomó el dispositivo y leyó el mensaje:

"¿Todo bien por ahí, angelito? Pasaba por la florería, ¿necesitas algo?"

Sonrío al leer que se trataba de Crowley. Si hace sólo unos días, su sola presencia le causaba disgusto, ¿por qué se había sentido tan bien al leer su mensaje? No quería saberlo.

"Todo bien, señor Anthony. Muchas gracias."