Capítulo 2: Conocer al stripper

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Marco se acordó de parpadear cuando el stripper de ébano abandonó el escenario. También recordó que no estaba solo y se dio cuenta de que había dos pares de ojos apuntándole, uno sin duda acompañado de una sonrisa socarrona. Temiendo lo que se iba a encontrar, giró la cabeza de mala gana.

En el rostro de Izo se dibujaba una sonrisa que, si crecía más, le partiría la cara en dos. Thatch tenía una expresión menos clara, algo entre querer burlarse de Marco, pero, por otro lado, se sentía demasiado incómodo con todos los hombres guapos y escasamente vestidos que andaban por allí.

"Voy a arriesgarme y decir que te lo estás pasando bien", le dijo Izo a Marco.

Marco abrió la boca para responder, pero la volvió a cerrar cuando se dio cuenta de que no podía salirse con la suya. Después de todo, prácticamente se le había caído la baba cuando el stripper de pelo negro subió al escenario. Rápidamente, se miró la camisa. Sí, prácticamente. "Quizá no sea tan malo", murmuró.

Izo no le había dicho adónde iban cuando él y Thatch arrastraron a Marco al coche de Izo. Thatch lo había sabido, aunque había tenido una idea diferente a la de Izo, aparentemente. Bueno, Marco se habría sentido igual de incómodo en un club de striptease femenino, pero entonces al menos Thatch se lo habría pasado bien. Ahora Izo era el único. "¿Nos vamos ya?" preguntó Marco, que ya se levantaba para marcharse. El stripper de pelo negro se había ido y también su trance.

Pero Izo no quería saber nada de eso. "No, no. Primero te vas a divertir. Y Thatch no está lo bastante borracho".

Marco miró a Thatch, que acababa de terminar su quinta cerveza y pidió otra. Cuando miró hacia atrás, vio a Izo desaparecer entre la multitud. Una sensación de pavor se apoderó de él. ¿Izo no...?

Claro que sí. Al cabo de unos minutos -que parecieron eternos-, Izo regresó seguido del apuesto stripper pecoso. Marco miró a su alrededor en busca de ayuda, pero Thatch ya se había trasladado a la barra para seguir bebiendo cerveza. Frenéticamente, Marco intentó pensar en alguna forma -cualquier forma- de escapar. Pero fue como si el stripper lo hubiera inmovilizado en su asiento en cuanto sus miradas se cruzaron. Se sintió como un ciervo mirando a los faros, aunque sería una bonita manera de irse.

Izo se detuvo justo delante de Marco, al igual que el bailarín exótico. Este último le sonrió. "He oído que es tu cumpleaños. Así que estoy aquí para hacer que el día sea muy especial".

Marco no pudo hacer otra cosa que mirar fijamente al hermoso hombre. De cerca podía incluso ver mejor su piel impecable, sus abdominales duros como piedras... La mirada de Marco se desvió hacia los impresionantes ojos castaños.

Izo se rió y dijo: "Por favor, no te pases con él. Es la primera vez que viene. No queremos que se le recaliente el cerebro".

"No te preocupes, está en buenas manos", dijo el stripper sonriendo satisfecho. Se volvió hacia Marco. "¿Por qué no vamos a un sitio más privado?". Le tendió la mano.

Marco lo miró estupefacto, como si fuera un objeto extraño.

Izo volvió a reírse y se llevó una mano a la boca. "Parece que ya es demasiado tarde. Vaya, tienes un efecto sobre él... Marco, ¿por qué no sigues al simpático señor?".

La burla de Izo le sacó de su aturdimiento, y Marco le fulminó con la mirada. Aun así, se levantó y siguió el perfecto contoneo de caderas del stripper, ignorando los gritos de ánimo de Izo.

Siguió al bailarín exótico hasta una pequeña habitación en cuyo centro sólo había una silla. El hombre de pelo oscuro le hizo un gesto para que tomara asiento. Obedeció, sin apartar los ojos del otro hombre. El bailarín sólo llevaba unos pantalones cortos negros -de cuero, vio ahora que estaba cerca- y unas botas.

"Entonces", empezó el bailarín. "¿hay algo que te gustaría que hiciera?".

El cerebro de Marco seguía intentando comprender la situación. Estaba solo en una habitación, con un stripper. El hombre más guapo que había visto nunca. La única persona que sabía con certeza que si la tocaba, su cerebro se derretiría.

Estaba tan ensimismado en sus pensamientos, que se perdió lo que dijo el otro hombre, casi mirándole boquiabierto.

El stripper soltó una risita. "Realmente eres nuevo". Se puso delante de Marco, entre las piernas abiertas de éste. "¿Por qué no empiezo por hacerte un baile erótico?".

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Y aquí esta el Marace que prometí, esta en mis borradores desde noviembre del año pasado y recién ahora me animo a publicarlo 🦥 Subiré los demás capítulos cuando lo tenga todo teminado para que lo lean de corrido, nos leemos y tqm

Alumno - MaraceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora