El azul profundo

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El trabajo de un tiempo hasta ahora se había puesto arduo y fastidioso. El hecho de habernos convertidos en ídolos de la música, había hecho añicos la pasividad de nuestras vidas, el nostálgico encanto por los días libres y los largos tiempo en los que tú y yo podíamos disfrutar del otro, sin restricción, sin horarios, solo disfrutarnos hasta el concilio del sueño.

Todo había cambiado. Más bien, todo había vuelto al inicio. La privacidad de nuestra relación se había agotado, pues ahora nuestros ratos a sola eran escasos y poco románticos. Por las noches era imposible escapar de mis sábanas e ir a enredarme entre las tuyas, pues... obviamente tú no aceptarías el hecho de que jugueteáramos como antes cuando Ran-chan está presente. Eso, acompañado de tu insensata y decepcionantemente conocida frialdad había logrado que el conteo de discusiones llegara a límites incalculables.

El Masato de ahora no tenía diferencia alguna del de hace tres años atrás. La relación no avanzaba, ni tampoco retrocedía. Creo que, a fin de cuentas, nos tomó en buena hora estos días de separación... Cross Unit era lo que ahora nos mantenía ocupados. Casi todos ya habíamos triunfado en los nuestros. Tan solo restaba él e Ichi...

Masato y Tokiya ¿Cómo es que resultará ese dueto?

El aeropuerto en donde nos hallábamos Cecil, Syo y yo estaba abarrotado de periodistas y fanaticada. Escuchaba cómo ellos se referían al éxito de nuestro trabajo, pero la verdad eso me tenía sin cuidado. Yo quería llegar lo más pronto posible a la mansión. Quería verle, quería abrazarle, contarle de nuestro viaje y llenarlo con la airosa energía que solo mi cuerpo le ha brindado estos últimos años...

Masato, quiero verte. Quiero verte, quiero verte... esa era la única frase que rondó en mi mente en todo momento. Al salir del aeropuerto, cuando viajábamos por la carretera rumbo a nuestro encuentro y finalmente cuando pisé finalmente los adoquines que daban la bienvenida a tan elegante edificio.

-Te ves radiante ¿Tanta ansia sentías por llegar, Ren...?- dijo furtivamente Syo, al pasar por mi lado... Ese enano, tan perspicaz como siempre...

-Tal vez.- dije de forma arrogante, mientras seguía su rápido paso, junto con un silencioso Cecil.

-¿Por qué tanto así, Ren? ¿Te urge hacer algo? ¿...ver a alguien?- agregó Cecil, caminando con la mirada perdida, como queriendo hacer entender que las palabras que salieran de mi boca como respuesta, a él no le venían al caso.

-Es un asunto personal. Entrar en detalles sería impropio de mi persona.

-Vaya que ha influido la personalidad de Masato en tu persona...- dijo Syo, mientras me daba golpecitos amistosos en el hombro al tiempo que me sonreía de forma debeladora... ¿A qué se refería con eso...? Yo solo dije que...

-Syo-kun tiene razón. Tu frase tiene mucho de la personalidad de Masato-kun. Es más...- dijo Cecil, parando el paso y observándome directamente a los ojos.-... parte de los deseos, ambiciones y sueños de Masato-kun están escritos en tu alma, pero tristemente no los tomas en cuenta...- ¿Eh? ¿Qué es lo que acaba de decir? ¿Qué no tomo en cuenta lo que siente Masato...? Cecil no esperó una respuesta. Continuó con su paso parsimonioso, mientras agregaba casi en un susurro: - La duda está escrita en tu mirada y él puede leerla hasta con los ojos cerrados...

-Oye, tú...- ¿Este chico era normal o había algo mágico dentro de él que hacía que nuestras almas fueran como libros abiertos ante un ávido lector? 

-Ren, se precavido, pues el añil de sus ojos está perdiendo ese habitual resplandor anaranjado y se está tornando más y más... azul profundo.- ¿A-azul profundo?

Conociéndome al conocerte II: La resonancia de la discordiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora