Llevaba más de un cuarto de hora mirándole, solo observándole desde la comodidad del sofá, en compañía de senpai. Reiji-san, al igual que yo, lo miraba intensamente, como queriendo dilucidar qué era lo que escondía esa difusa cabeza, que en este momento se hallaba inmersa en la creación de la nueva letra de la canción que deberá interpretar junto a Masa-chan.
Tokiya... Te tengo a tan solo unos metros, pero realmente lo que nos separa son eones de pensamientos.
Quiero conversar contigo, tenerte a mi lado, pasar la tarde juntos. Quiero escucharte y que me escuches, quiero saber de tus problemas, que compartas conmigo esa pesadez que reflejan tus ojos hace un tiempo. Quiero que te sinceres conmigo, con la persona que ha esperado pacientemente a que tu corazón se abra enteramente y declare de forma definitiva lo que para ambos ya es una verdad irrefutable.
Quiero que me veas como yo te veo, quiero que me percibas como yo te percibo. Quiero que... quiero que alguna vez consideres realmente mi existencia, por la persona que soy, no por el burdo beneficio de la complacencia física que en contadas ocasiones he podido entregarte...
Yo de veras quiero sentir tu aprecio, ese que pocas veces me has demostrado. Quiero que tu espíritu se funda con el mío, que tu pasión nazca con el solo hecho de pronunciar mi nombre... Pero, como he dicho todo este tiempo, son solo cosas que quiero, y obviamente, no porque las desee con desesperación van a hacerse realidad.
¿Qué es lo que gano al esperar ilusamente todas esas cosas de ti? Nada, la verdad. Mis profundos deseos no alteran en lo más mínimo a tu frígida personalidad, de eso tengo como evidencia los dos años que llevamos de esta insana relación... Me pregunto, luego de mucho tiempo esperando un cambio ¿Qué haría distinto el ahora del pasado? ¿Qué hay de distinto en la actualidad para que yo volviese a pensar en la magnífica situación en la que tú finalmente me das cuenta de tus verdaderos sentimientos? ¿Qué hace distinto al Tokiya que observo con el que conocí hace tres años atrás?
-Se nota que Tokki se lo toma en serio.- dijo Reiji-san, despejaba mi difusa mente y haciendo que nuevamente volviera a pegar la vista en la bella figura que teníamos frente a nosotros... No podía engañarme. Podría esperar pacientemente mil años a que él se decidiese a aceptar sus sentimientos, pues tanto así como lo admiro como profesional, lo aprecio como persona, de una forma inexplicable y casi enfermiza...
-Ahora escriben la letra primero. Sé que escribirán algo increíble...-respondí, sonriente... El reservado y silencioso Ichinose Tokiya, amante indeciso... él sin lugar a dudas, es la persona a la que más amo y recelo le tengo, en este mundo.
-Hum... me pregunto qué es lo que estará rondando en esa cabecita suya.- dijo Reiji-san, mientras apoyaba una mano en su mentón y miraba el techo en pose pensativa.- Siempre me ha tomado mucho tiempo el poder tener una idea de lo que hace vibrar el alma de ese chiquillo ¿Sabes? A veces me llama la atención la abismante diferencia que puede haber en su actuar, pues hay días en donde no existe más que frialdad en su mirada y en sus actos, mientras que en otros días...- Senpai dirigió una extraña mirada hacia mi persona. Intentaba disimular de mala forma una sonrisa picaresca... ¿Será que él se ha percatado de algo...?- ... hay otros días en los que los ojos de Tokki se ven muy fogosos. No, esa no es la palabra...- corrigió Reiji-san, volviendo a mirar a Tokiya.- Mas bien, hay veces en que los ojos de Tokki destellan en deseo...- Reiji-san, tú...- Ese deseo que solamente se sacia con...- Lo sabe...- Otro ser.
-Re-Reiji-san...- Para mi suerte, justo en el momento en donde Kotobuki-senpai me tenía al borde de la develación de una verdad que no estaba dispuesto a sacar a la luz aún, la puerta de entrada de abrió de par en par, haciendo que tanto senpai como yo nos sobresaltáramos, y Tokiya bufara por lo bajo.
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Conociéndome al conocerte II: La resonancia de la discordia
FanficMasato y Tokiya, el Cross Unit esperado. Ren, inseguro ante la situación actual entre él y Hijirikawa. La latente e inesperada armonía que existe entre las esencias musicales de los peliazules. Las insensatas acciones de Ren, las decisiones de Masat...