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Camine sin rumbo alguno, caminaba por los vacíos y oscuros pasillos de la ópera, aquellos que siempre están llenos de luz.

Llevo conmigo la rosa y la hoja de partituras, entre a mi cuarto apoyando mi espalda en la puerta mirando asia arriba, me deje caer y me acuncliye.

Por lo que pasó hace rato... me tope con el fantasma de está ópera,  fantasma que todo el mundo tiene miedo de encontrarse.

Desde que entré en la ópera nunca he visto algo así o me que pasará algo así, pero el me miraba fijamente y podía sentir como tocaba mi ser con su mirada.

Amaneció, y con ello las preparaciones para el gran evento de cada mes, no hice nada más salvó haber ido a mis clases de canto ya que aún que sea hoy un día especial no cambia el hecho de que tenga que asistir a mis clases.

Las clases terminaron muy pronto y como no sería quien subiría al escenario no tenía más lugar que ir a mi habitación.

Son las ocho de la noche, y la luna se mostraba llena, solo abrí mi ventana para sentir la brisa chocar con mis hombros, para sentir consuelo.

Para cuándo me di cuenta de que no servía para nada la cerré y caí en mi cama, esperando a la media noche.

Me dispuse a contar los pétalos que tenía guardados más los últimos que me dejó, eran muchos y perdí la cuenta varias veces.

La media noche ya llegó y yo ya estaba parada frente la gran puerta de la habitación del dueño de la ópera.

En todo el tiempo que he estado aquí, nunca, pero nunca he visto al dueño, ni un poquito. Nunca he visto a esa puerta abrirse.

Cuando iba a tomar la manija unos centímetros antes de tocarla se empezó a abrir.

Y desde dentro de la habitación una brisa fría atacó mis piernas, sentí mucho frío pero escuche la misma risa de ayer.

—entra.

Di los primeros pasos asia el interior de la habitación, la puerta se cerró fuertemente haciendo que de un brinco del susto, las luces se prendieron y parecía ser una habitación normal.

Pero había otra puerta, y no era la del baño ya que esa estaba abierta y se podía ver por dentro, estaba tallada con rosas, las espinas se veían muy reales y los pétalos hechos con madera eran lindos.

Y esa puerta se abrió, y me guíe por la voz que me motiva a seguir adentrándome. Llegué a un lugar totalmente distinto, ¿Cómo puede ser este cuarto tan grande?

Parecía ser un jardín con fuentes incluidas y muchos rosales, demaciados, las rosas eran muy rojas que se podían confundir con el color de la sangre.

Fue maravilloso, camine más cuando la música de un piano siendo tocado empezó a guiarme por otro camino.

Y la máscara brillante de su lado izquierdo captó mi mirada, estaba sentado mientras tocaba y una que otra rosa descansaba sobre el piano blanco puro.

—bienvenida—toco las últimas últimas teclas antes de levantarse.

Es muy rápido, y en un parpadeo de ojos paso de estar parado a lado del instrumento musical a estar tras mío levantando mis brazos.

—vamos a mejorar con tu canto, nunca te he visto en el escenario—dijo caminado de un lugar a otro—eres linda.

—señor... señor fantasma.

—¿señor fantasma?—ironizo—hanako, llámame así por favor.

—oh, entonces señor hanako.

—te tendré que pedir que quites el señor tambien—peñisco suavemente mi nariz con una gran sonrisa.

—esta bien, hanako.

—muy bien.

—tengo una pregunta, hanako...

Sostuvo de mis hombros manteniendo su sonrisa totalmente visible.

—¿Si? ¿Cuál es tu duda novata?

Novata...

—¿por qué me ayudas? ¿eres un fantasma no? Deberías acechar la ópera ¿Y por qué estás en la habitación del dueño?

—okey eso de acechar me ase sentir muy malo.

—¡perdón!

El río nuevamente.

—corazon de pollo—se burló.

Solo podía ver uno de sus ojos ya que el izquierdo estaba siendo totalmente cubierto por una impecable y blanca máscara.

—¿por qué la usas?—estuve por tocar con la punta de mi dedo la máscara cuando el me lo impidió alejándose casi a dos metros de mi tocando su lado izquierdo.

—no la toques—sono preocupado.

—lo siento—baje la mirada y mi brazo también, mire asía otro lado que no sea al frente.

De pronto con su dedo índice levantó mi quijada obligandome a mirarlo.

—ya que me he presentado creo que es tu turno.

Tartamudeo mucho.

—nene, nene yashiro—¿por qué me costaba tanto decirle mi nombre?

—bien, yashiro ahora eres mi alumna, y te ayudaré a mejorar para que puedas subir al escenario, y podrás recibir muchas rosas del público.

Que ilucion.

Asentí ante su propuesta.

—pero responde a mis preguntas por favor.

Se tomó unos segundos para responder—desde que entraste a la ópera me tope contigo.

—no directamente pero te Vi desde lejos, la chica nueva está llena de secretos.

—te seguí durante todo el día incluso cuando entraste a tu habitación, había algo en ti que no me permitía dejar de seguirte, obviamente con la distancia adecuada.

—ha pasado un año entero desde tu llegada, y no veo ningún problema el enseñarte.

—quiero que brilles en el escenario.

—¿de a cuerdo?

Le sonreí por su honestidad.

—si.

—excelente.

—explora un poco tu lugar de aprendizaje,—señalo todo en general.

El agua de las fuentes es muy cristalina y los rosales fueron colocados de la mejor manera haciendo que se vea un entorno muy acogible.

—tengo otra pregunta para ti...—dije acuncliyandome frente a un rosal.

—¿Por qué siempre me dejabas una rosa con un listón?

—creo que nunca has leído por detrás de los listones—rio.—por algo van amarrados, quería que te des cuenta por ti misma pero veo que no lo has hecho.

—lo siento, no he Sido muy observadora, solo pensaba que era algo lindo, me sentía muy especial por ello.

Jugué con unos de los pétalos de una rosa. Y sentí un abrazo sin calor tras mío.

—prometeme algo.

—¿que tengo que prometer?

—acambio de convertirte en una gran cantante...

—¿Si?

—tu no puedes dejar la ópera.

—nunca.

Lo pensé por un momento, pero estar aquí es un sueño y ser reconocida en este lugar es algo que quiero desde hace mucho.

—acepto.

Obra Musical || hananeneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora