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La prueba de ballet fue un éxito. El escenario se llenaba de rosas para la bailarinas, yo observé toda la presentación desde arriba.

La ópera está muy cerca del mar, era como un palacio donde el jardín queda sobre un acantilado, y al horizonte se logra ver el mar.

Mar... me gusta mucho el mar, a veces cuando busco consuelo el océano me escuchar, sopla el viento, y las olas a veces son altas pero no pasan de ahí.

Saque mi reloj de bolsillo y mire la hora, pronto tendría que reunirme con aquel fantasma, aún que da miedo.

No le gusta la impuntualidad.

Levanté mi vestido delgado de la parte de las piernas para dar algunos pasos y salir de la hierba.

Hace poco recibí una carta de mi madre, ha estado muy enferma últimamente según lo que me cuenta.

Ojala hubiera otra manera de verla, por ahora solo nos podemos comunicar con cartas, algunas llegan y otras no.

Nuevamente, cuando estuve frente a la puerta del dueño de la ópera se abrió sola y de la misma manera se cerró, abrí la puerta de rosas.

Y otra vez, los colores atacaron mis ojos, no entiendo cómo este lugar existe aquí, a veces es tan frío y solitario que los pasillos lloran.

Empecé a escuchar como tocaba las teclas del piano, cuando me acerco noto de inmediato que su intención es que lo acompañe.

Cuando dejo de tocar, volteo a verme sonriendo y extendiendo su mano.

—se mí cantante.

Tome su mano y el me jalo asiendo que chocará con el piano, era blanco con algunos detalles negros.

Empezó a tocar otra vez, y temia que mi canto no fuera de su agrado, pero su mirada fue la que me motivo a cantar, como el quería, sus ojos dejaron de estar en las teclas a pasar a encontrarse con los míos.

Apreté mis labios, antes de abrir la boca y empezar a cantar.

De pronto, hubo algo en mi que me hizo sentir capaz de lograr esto, deje de sentirme nerviosa.

En cuanto noto mi cambio en la voz, empezó a tocar más rápido, y seguí su ritmo, movía sus manos a una velocidad inhumana, y yo seguía cantando.

Hasta que paro y pare, el no levantó la mirada solo se quedó mirando a las teclas, lo cual no duró mucho ya que me miro una vez levantó la cabeza.

—tienes talento, solo hay que pulirlo y  ya, no está tan mal como me imaginaba.

Mire asia otro lado sintiendo cierta vergüenza.

Junte mis manos en mi pecho armandome de valor para verlo.

—te lo agradezco mucho, nadie me ha hecho sentir como lo hiciste hace minutos.

Le sonreí girando mi cabeza asia un costado, mostrándole mi mejor sonrisa.

Sentí como tomaba de mis manos, y empezó a estirar mis brazos.

—medio paso asia el frente.

Ahora, ¿Que está tratando de hacer?

Cuando di el medio paso supe ya de lo que se trataba, era un baile. Muy hermoso.

Me daba vueltas y nuestras manos se juntaban todo el tiempo, fue un baile muy hermoso, recorrimos todo el lugar al bailar, yo corría y el me atrapada, me elevaba sosteniendo de mi cintura.

Me inclino sosteniendo de mi cintura y levanté un pie, y hay termino.

Yo estalle a carcajadas, el solo me mostraba una sonrisa mirándome fijamente.

—eres una gran bailarina.—inquirio manteniendo su sonrisa estable.

Luego, me encontraba sentada frente al piano, el señalaba que tecla tenía que tocar para encontrar la melodía deseada, fue divertido.

Es un gran maestro, es amable y comprensivo.

—ya hemos acabado, yashiro, ahora ve a tu habitación, necesitas descansar.

Dijo mientras acerba una rosa asia mi. La tomé y recordé que se supone que debe de haber algo escrito en el liston.

Lo desate, y Vi que tenía escrito, estaba escrito con una tinta blanca.

"Te felicito cantaste muy bien, una voz linda"

Aún que me generó mucha ternura el que me haya escrito eso... no quise dejarlo solo.

—¿Puedo quedarme un poco más?

Tal vez se sorprendió por pedirle más de su tiempo, pero no se nego.

—esta bien.

Pasamos todo el tiempo juntos, hablamos de muchas cosas, estábamos sentado enfrente de los rosales, luego de algunas carcajadas sentí como recostó su cabeza en mi regazo, mirando asia arriba encontrándose con mis ojos.

Solo sonrió.

—¿Que aceite usas?—dijo sosteniendo mechones de mi cabello.

—pues...

No me dejó hablar ya que acercó mi cabello asia su nariz, oliendolo.

—almendras ¿No?

Asentí con timidez.

Me acompaño hasta la puerta, donde voltee para míralo antes de que está se cierre.

Se despedía de mi de una forma muy dulce.

Regrese a mi habitación, no había leído antes los listones, por lo que me dispuse a ello.

"Bienvenida"

"Veo que tú profesor es un amargado"

"No te Vi en el escenario"

"Tu canto es lindo, trabaja en el y te podré ver en el escenario"

"Diste una buena lección hoy"

"Tu audición fue fantástica, espero con ansias verte en el escenario"

"No entiendo por qué no te seleccionan, tienes potencial"

"Empiezo a considerar que no sabes lo que escribo"

"Sigo esperando verte"

"Otra vez, sin duda los jueces son unos imbéciles"

"Creo en ti"

"Tu voz... tu voz es muy dulce y delicada"

Decía muchas cosas, creo que fue el único que no ha perdido la fe en mi, o de las pocas personas que conozco aqui.

Fue muy lindo leer eso.

"Creo... creo que estoy enamorado de ti"

Fue el último listón que leí por qué ya no quedaban más, los pétalos seguían igual de rojos que siempre, y siempre, siempre pienso en el cada vez que las veo.

Mmmmmm.

Me preguntó por qué está atado a la ópera... mañana le preguntare pero hasta entonces dormiré, estoy cansada.

Incluso a la hora de irme a dormir no deje de pensar en el, fue cuando note la rosa que me dió hace unos momentos, olvide guardarla.

Pero la dejé alado mío, es un lindo detalle.

Obra Musical || hananeneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora